1. Ilustres Señores y Señoras, autoridades aqui presentes:
El premio Sergio Arouca a la Excelencia en Atención Universal a la Salud no se le
entrega a una sóla persona. Lo reciben junto conmigo los Agentes Comunitários de
Salud (ACS) y los profesionales de los equipos del Programa Salud de la Familia (PSF)
de todo Brasil, a quienes también agradezco por su apoyo irrestricto.
Represento un trabajo colectivo sobre la implantación de estas estrategias que fueron
apoyadas por el Consejo Nacional de Secretarios de Salud (CONASS) y por el Consejo
Nacional de Secretarios Municipales (CONASEMS), que tuvo inicio en 12 municipios
pioneros, en particular, en el municipio de Campina Grande, en el estado de Paraíba,
localizado en el Noroeste brasileño, de donde vengo. Un trabajo que hoy es reconocido
por la Fundación Panamericana para la Salud y la Educación (PAHEF) y por la
Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Se trata de um ciclo virtuoso que tuvo como objetivo ampliar el acceso a la salud de los
individuos, familias y comunidades de mi país. Estuve en el lugar adecuado y en la hora
justa al depararme con otros soñadores como yo. Permitánme agradecer a mi amigo
Halim Girade, médico que me invitó al Ministério de la Salud en Brasilia, durante la
gestión del ministro Henrique Santillo (in memoriam), que hicieron posible mi
participación en el gobierno del ex presidente Itamar Franco, donde pude ampliar mis
desafios a los demás estados de la federación.
Hoy son 240 mil Agentes Comunitarios de Salud, 32 mil equipos de PSF, 20 mil
equipos de salud bucal, actuando em 5.357 municipios brasileños. Faltan sólo 207
ciudades para que todas las famílias brasileñas puedan recibir la visita de los Agentes
Comunitarios de Salud de forma cuidadosa. Son estos profesionales quienes buscan,
incansablemente a cada indivíduo para brindarles atención a la salud, cuidar su estado
de diabetes, hipertensión, hanseníase, alcoholismo, tabaquismo, dengue, prenatal,
lactancia materna y otras tantas acciones que implican también la integración de las
políticas públicas para la construcción de ambientes verdes, saludables y promotores de
la cultura da paz y de la no violencia.
2. Como enfermera sanitarista formada por la Universidad Federal da Paraíba, hago parte
del Movimiento por la Reforma Sanitaria Brasileña que existe hace más de 30 anos.
Allí tuve el honor de convivir com el Dr. Sérgio Arouca, médico que la historia de la
salud pública brasileña jamás podrá olvidar. Al lado del también médico, Eduardo
Jorge Alves Sobrinho, los dos diputados constituyentes que fueron actores principales
en la construcción del capítulo de nuestra constitución, donde la salud es derecho de
todos y deber del Estado. Tambiém, les agradezco a ustedes, mis eternos maestros.
Agradezco también a los directores de la Fundación Panamericana para la Salud y la
Educación (PAHEF)/OPS por haber leído mi justificación a este premio con los ojos del
corazón. .
Dedico el Premio Sérgio Arouca a mis jóvenes estudiantes del Departamento de Salud
Coletiva, de la Faculdad de Ciencias de la Salud y a los investigadores del Núcleo de
Estudios en Salud Pública de la Universidad de Brasilia, donde comparto lo poco que
aprendí en los últimos 25 anos, con los actuales y futuros profesionales de la salud de
mi país.
Como mujer, nordestina y pobre, aprendí a leer a los 12 años de edad, cuando la Madre
Aurélia me acogió en el Colegio Nuestra Señora Auxiliadora, en el municpio de Sousa.
Sus lecciones ecoan hasta hoy como enseñanzas para toda la vida, iguales a las que
recebí de mi padre, Argemiro Honorato de Sousa, y de mi madre, Francisca Henrique
de Lima (in memoriam). A ella dedico este premio por su fortaleza, coraje y sabiduría al
enfrentar la dureza, siempre serena, firme y decidida en las dificultades más árduas de
la trayectoria de su vida.
Mujer que siempre levantó la cabeza, enseñándonos a no ver para atrás, sino a seguir
hacia delante trabajando con pasión y continuadamente por los valores de amor y de
respeto al prójimo. Nos enseñó que la lucha por la justicia (compartir el pan de cada día
con los que lo necesitan) y por la libertad (derecho de ir y venir sin atropellar a otros).
Nos enseñó también que no deberíamos ensuciar nuestras manos, ni nuestros corazones
con falsedad, odio, rencores ni maldades. Que viéramos las adversidades del cotidiano
con ojos de amor y con la fuerza del alma.
3. Maestra de la da Universidad de la Vida - mi querida madre – esté donde esté, descanse
en paz! Mire que sus hijos, entre ellos yo, aprendí su lección y hoy sigo mi camino en el
eterno recuerdo de sus enseñanzas: “jamás desistan, no se desesperen, luchen por sus
sueños y siempre tengan fe en el futuro”. Es con esta fe en el futuro que sigo creyendo
siempre que las causas de la virtud y de la justicia no están condenadas. Y, que es
posible ayudar a abrir las ventanas de oportunidad para que todas las familias brasileñas
puedan tener salud. Esa es la razón de mi trabajo contínuo y apasionado. También es el
fruto de sus lecciones madre mía.
Muchas gracias!
Maria Fátima de Sousa