La doctrina social de la Iglesia se basa en una serie de principios referentes a lo social, político y económico derivados del Evangelio, incluyendo el bien común, la solidaridad, la subsidiariedad, el destino universal de los bienes y la participación. Estos principios buscan promover la dignidad de cada persona y su relación con los demás en la sociedad. Se relacionan entre sí y con valores como la justicia, el amor y la libertad para lograr el desarrollo pleno de la humanidad.