4. La ubicación de este terreno era extraordinaria, y la zona era a comienzos de siglo, un lugar privilegiado, por lo que la fundación Mier y Pesado, consideró este espacio para desarrollar una obra inmobiliaria que les remunerará en lo económico. Por tal razón a finales de los años veinte, le encargan al arquitecto Juan Segura que desarrolle un edificio que pudiera albergar locales comerciales, un cine y departamentos lo que impulsaría el valor que ya de por sí tenía el predio.
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7. El proyecto fue innovador ya que en el se aplicaron materiales y tecnologías de vanguardia, además de que la conformación del espacio y las plantas resultaban excepcionales. Esta obra propone una estética nueva y propia, lo que le otorga independencia expresiva, pues a diferencia de las obras desarrolladas por algunos de los arquitectos más importantes de la época ésta se desarrolla fuera del funcionalismo y del movimiento nacionalista. Por sus extraordinarias características, el Edificio Ermita es sin lugar a dudas una lección de arquitectura. Este fue el primer edificio de usos mixtos de la modernidad en México, en el que se mezcló, las funciones de cine -el Hipódromo-, comercios en planta baja y habitación en los pisos altos. Los departamentos de este edificio son verdaderas joyas de las que sus ocupantes no quisieran desprenderse en la actualidad. Era un edificio adelantado a su tiempo.
8. La distribución se ordenaba alrededor de un gran espacio central cubierto con una estructura de acero y cristal, sobre el cual abrían los corredores de comunicación con los apartamentos sobre el alineamiento, disposición semejante a un hotel para turistas. En el interior, casi todos los apartamentos disponían de una reducida superficie y estaban desprovistos de cocinas; constaban únicamente de una o dos piezas y baño. Sólo los dos apartamentos de mayor superficie, dispuestos en la punta de la cuña, disponían de cocina. El edificio Ermita por ejemplo, estaba concebido como una vivienda para colectivos específicos: parejas sin hijos o solteros.
9. Punto A – Punto B 36 m. aprox. Punto B – Punto C 74 m aprox. Punto C – Punto D 6m aprox. Punto D – Punto A 76m aprox.
11. Según crónicas de la época, los habitantes de Tacubaya (que para ese entonces ya formaba parte del Distrito Federal), miraban con malos ojos la construcción de aquella mole gris, que crecía por sobre las viejas construcciones de grandes ventanales y peanas, cornisas y portones de madera. El Ermita, un rascacielos para la época, transformó para siempre la imagen de la ciudad. Si antes el arco del triunfo de la familia Mier remataba el camino que venía desde Chapultepec hacia la villa de Tacubaya, ahora el Ermita se levantaba, imponente, solamente rebasado por la cordillera del Ajusco. Obedeciendo a sus clientes de la Fundación Mier y Pesado, Juan Segura debía ante todo, generar ganancias con sus proyectos para financiar las obras de caridad emprendidas por la fundación. El inmenso terreno, más grande que la Alameda central, que nacía en la unión de las avenidas Real y Calvario hasta la calle de Martí, obligó a Segura a tomar una serie de decisiones que afectarían la historia de Tacubaya y de la ciudad de México: primero, cedió al municipio una extensa franja del terreno para ampliar la calle del Calvario, hoy Avenida Revolución, de 8 a 20 metros abriendo una profunda cicatriz, que como la gangrena que invade los huesos, fue extendiéndose sobre casi toda la superficie de Tacubaya. El programa del edificio es una demostración de la audacia de Segura y de su amplio conocimiento de la arquitectura moderna. Consta de 3 tipos de viviendas: los estudios para una persona, otros de dos recámaras y los más grandes de tres, zona comercial en la planta baja y un cine. Según Toca Fernández “antes que Le Corbusier, Segura incorpora al edificio la idea de servicios y entretenimiento para los habitantes” aunque, a diferencia de las unidades habitacionales del arquitecto suizo-francés, los espacios comerciales y de esparcimiento, sólo están disponibles para los habitantes de las unidades.
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14. El Edificio Ermita, que se halla en la confluencia de las avenidas Revolución y Jalisco, en Tacubaya. El edificio es joya arquitectónica del art decó. El Ermita, obra del arquitecto Juan Segura, es un edificio de ocho pisos, uno de los primeros rascacielos de la ciudad. Es plurifuncional, con locales comerciales en la planta baja; alberga, además, un cine, el Hipódromo, que contó con el primer sistema sonoro en la República Mexicana.