¿Realmente hablamos con nuestros hijos, con nuestros alumnos, de todo aquello que podría ayudarles a caminar en tantos y tantos campos que su desarrollo emocional y sentimental conlleva? El conocimiento de uno mismo, de los demás, el autocontrol, la empatía, las formas de relacionarse positivamente, el arte de amar, ... ¡Hay tanto por aprender! ¡Hay tanto por hablar! Y, ¿qué piensan, qué sienten nuestros hijos, nuestros alumnos? ¿Hablamos de ello alguna vez? ¿Encaramos nunca esos temas con ellos con una mínimo de profundidad? ¿Quizás con alguna continuidad?Nos preocupamos mucho, lo sé, por construir su futuro académico, profesional... Y, ¿que pasa con su educación emocional?