Este documento resume varios ejemplos de resistencia de los pueblos ibéricos ante la conquista romana, incluyendo las Guerras Lusitanas lideradas por Viriato contra Roma entre 155-136 a.C., la resistencia celtíbera en Numancia durante casi 20 años que terminó con el suicidio colectivo de sus defensores, y las Guerras Cántabras donde las tribus del norte ofrecieron una feroz resistencia que sólo terminó con la victoria total de Roma.