Este documento argumenta que la existencia de un plan divino ineludible y el libre albedrío humano son conceptos contradictorios. Señala que si Dios tiene un plan perfecto para cada persona, entonces las acciones humanas como los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki o los ataques del 11 de septiembre truncaron dicho plan, lo que significa que no puede existir. Concluye que o bien Dios no tiene un plan ineludible y el hombre tiene libre albedrío, o Dios es omnipotente y los humanos