Este documento resume los principios prácticos de la "ley del amor" que Pablo describe en Gálatas 6:1-10. Estos incluyen tratar con compasión a los que yerran en lugar de condenarlos, ayudarnos mutuamente con nuestras cargas, y continuar haciendo el bien sin desanimarnos, con la certeza de que cosecharemos una recompensa a su debido tiempo.
Leccion 5 El Fruto Del Espiritu Es Paciencia PngSamy
Ten paciencia, si la leccion de escuela sabatica no llego a tiempo, si el carro de adelante va mas lento, si llegaste tarde a tu trabajo, si todo te molesta, lo unico que queda pedir a Dios es...paciencia, que el Señor te bendiga.
Leccion 5 El Fruto Del Espiritu Es Paciencia PngSamy
Ten paciencia, si la leccion de escuela sabatica no llego a tiempo, si el carro de adelante va mas lento, si llegaste tarde a tu trabajo, si todo te molesta, lo unico que queda pedir a Dios es...paciencia, que el Señor te bendiga.
EN ESTE ESCRITO EL HERMANO CARLOS FARIÑAS DEDICADO A TIEMPO COMPLETO A LAS COSAS DEL SEÑOR NO HABLAS DE LOS TIPOS DE TENTACION Y COMO ENFRENTARLAS. ESTE ESCRITO PUEDE SER DE AYUDA NO SOLO PARA LOS JOVENES SINO PARA TODO CRISTIANO A CUALQUIER EDAD Y PARA OTROS QUE PUEDAN SABER QUE TENEMOS HERRAMIENTAS PARA ALCANZAR LA VICTORIA
2. ¿Cuál es “la ley de Cristo” de la que nos habla Pablo en
Gálatas, 6: 2?
“Un mandamiento nuevo os doy: Que os
améis unos a otros; como yo os he
amado, que también os améis unos a
otros. En esto conocerán todos que sois
mis discípulos, si tuviereis amor los unos
con los otros” (Juan, 13: 34-35)
Jesús nos amó como nadie
puede amar. Él es la fuente
de todo acto de amor.
Cumplir la ley de Cristo es
amar. Los creyentes
debemos ser reconocidos
por nuestra vida de amor.
3. En Gálatas, 6: 1-10, Pablo desglosa algunos principios
prácticos de la ley del amor:
1. Cómo debemos, como iglesia, tratar
a los que yerran (Gálatas, 6: 1 p.p.)
2. Cómo
debemos, individualmente, tratar a
los que yerran
(Gálatas, 6: 1 ú.p.)
3. Cómo debemos ayudarnos unos a
otros (Gálatas, 6: 2)
4. Qué concepto debemos tener cada
uno de nosotros mismos
(Gálatas, 6: 3-5)
5. En definitiva, debemos vivir
haciendo el bien (Gálatas, 6: 6-10)
4. “Hermanos, si alguno fuere sorprendido
en alguna falta, vosotros que sois
espirituales, restauradle con espíritu
de mansedumbre…” (Gálatas, 6: 1)
Pablo no está hablando aquí de un pecado
desafiante sino de una “falta”.
El contexto sugiere que Pablo se refiere no solo a un
creyente que sorprende a otro en un acto malo, sino
también cuando una persona encuentra que “incurrió”
en una conducta errada que habría elegido evitar.
“La censura y el oprobio no rescataron jamás a nadie de una posición
errónea; pero ahuyentaron de Cristo a muchos y los indujeron a cerrar sus
corazones para no dejarse convencer. Un espíritu bondadoso y un trato
benigno y persuasivo pueden salvar a los perdidos y cubrir multitud de
pecados. La revelación de Cristo en nuestro propio carácter tendrá un poder
transformador sobre aquellos con quienes nos relacionemos”
E.G.W. (El discurso maestro de Jesucristo, “Las críticas y la regla de oro”, pg. 109)
5. “…considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado”
(Gálatas, 6: 1)
“Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga” (1ª de Corintios, 10: 12)
A la sentencia de Jesús “el que de vosotros esté sin pecado sea el primero en
arrojar la piedra” (Juan, 8: 7), Pablo añade: “el que esté completamente seguro de
que nunca incurrirá en la falta que critica, que arroje la primera piedra”.
Ser conscientes de nuestra propia debilidad ante el pecado debe hacernos tratar a
los que yerran con cariño y bondad, tal como querríamos que nos tratasen a
nosotros si incurriésemos en una falta similar.
“Recordemos que estamos luchando y
cayendo, fallando en palabra y acción en
representar a Cristo, fallando en levantarnos
nuevamente, descalentándonos y esperando.
Cuidemos de no actuar duramente hacia
quienes, lo mismo que nosotros, son objeto de
tentación y que, como nosotros, son el objeto
del amor infalible de Cristo”
E.G.W. (Testimonios para la iglesia, tomo 9, “La lucha que tenemos por delante”, pg. 178
6. “Sobrellevad los unos las cargas de
los otros, y cumplid así la ley de
Cristo” (Gálatas, 6: 2)
De este texto aprendemos que:
1. Todos los cristianos tienen cargas (puede
ser una tentación, un malestar físico, un
desorden mental, falta de empleo, una
crisis personal o familiar, …)
2. Dios no desea que llevemos todas
nuestras cargas solos. Esto implica que:
a. Debemos ayudar a nuestros
hermanos en sus dificultades. No
hacerlo priva a nuestros hermanos
del consuelo que podríamos
brindarles.
b. Debemos dejar que nuestros “La simpatía y el tierno interés por
hermanos nos ayuden en nuestras otros proporcionarán a nuestra
dificultades. No hacerlo no solo nos alma bendiciones que no hemos
quita el consuelo de otros sino
experimentado, y nos pondrán en
también impide que otros cumplan
el ministerio que Dios les dio. estrecha relación con nuestro
Redentor” E.G.W. (A fin de conocerle, 24 de noviembre)
7. “Porque cada uno llevará su propia carga” (Gálatas, 6: 5)
¿En qué quedamos? ¿Debemos sobrellevar los unos las cargas de los
otros o cada uno debe llevar su propia carga?
Esta aparente contradicción no existe en el griego
original. La palabra “carga” del versículo 2 es báros,
y habla de un peso grande que debía llevarse a una
gran distancia.
La palabra “carga” del versículo 5 es
fórtion, y se refiere a la carga de un
barco, la mochila de un soldado, o un niño
en el vientre de su madre.
8. Las cargas “báros” son cargas que
pueden ser llevadas por varias personas.
Debemos ayudar a otros a llevarlas, así
como otros pueden ayudarnos a llevar
las nuestras.
Sin embargo, al igual que nadie puede llevar al niño
que está en el vientre de su madre, las cargas
“fórtion” (tales como una conciencia culpable, un
sentimiento de superioridad, un pecado, …) las debe
llevar el creyente por sí mismo. Dependemos solo de
la ayuda de Dios para sobrellevar, aliviar o quitar
este tipo de cargas.
“La iglesia puede amonestar, aconsejar y advertir, pero no puede
obligar a nadie a seguir el camino recto. Todo aquel que persista en
despreciar la Palabra de Dios, deberá llevar su propia carga, dar
cuenta de sí a Dios, y sufrir las consecuencias de su propia conducta”
E.G.W. (Testimonios para la iglesia, tomo 5, “La unidad cristiana”, pg. 229)
9. “Porque el que se cree ser algo, no
siendo nada, a sí mismo se engaña. Así
que, cada uno someta a prueba su
propia obra, y entonces tendrá motivo
de gloriarse sólo respecto de sí
mismo, y no en otro” (Gálatas, 6: 3-4)
“El que valora más de lo justo su obra o
sus méritos, "se engaña". El peligro de la
presunción propia radica en el hecho de
que anula el examen propio y el
sentimiento de necesidad. Antes de que
Dios pueda hacer algo por
nosotros, debemos sentir nuestra
necesidad (ver com. Mat. 5: 3). La persona
más desvalida del mundo es la que se
engaña a sí misma hasta el punto en que la
domina una completa suficiencia propia.
Dios no puede hacer nada por nosotros a
menos que estemos dispuestos a aceptar
lo que él nos ofrece. El que no siente su
necesidad nunca pedirá la gracia de Dios”
(CBA, sobre Gálatas, 6: 3)
10. “No nos
cansemos, pues, de
hacer bien; porque a su
tiempo segaremos, si no
desmayamos”
(Gálatas, 6: 9)
Pablo nos recuerda que “todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”
(Gálatas, 6: 7)
Si sembramos críticas, rencor, orgullo… recibiremos lo mismo. Dios no siempre nos
librará de las consecuencias de nuestras malas acciones.
Si sembramos amor, compasión, bondad…, recibiremos lo mismo. Con la expresión
“a su tiempo segaremos”, Pablo aclara que no siempre recibiremos en esta tierra el
fruto de nuestros actos.
Pero podemos estar seguros de la promesa de Dios: “He aquí yo vengo pronto, y
mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra”
(Apocalipsis, 22: 12)
11. “Puesto que la semilla sembrada produce una cosecha, y
ésta a su vez es sembrada, la cosecha se multiplica. Esta
ley se cumple en nuestra relación con otros. Cada
acto, cada palabra, es una semilla que llevará fruto.
Cada acto de bondad bien pensado, de obediencia o de
abnegación, se reproducirá en otros, y por medio de
ellos, todavía en otros, así como cada acto de
envidia, malicia o disensión es una semilla que brotará en
"raíz de amargura", con la cual muchos serán
contaminados. ¡Y cuánto mayor será el número de los
envenenados por los "muchos"! Así prosigue la siembra del
bien y del mal para el tiempo y la eternidad”
E.G.W. (Palabras de vida del gran Maestro, cp. 6, pg. 63)
12. “Así que, según
tengamos
oportunidad, hagamos
bien a todos, y
mayormente a los de
la familia de la fe”
(Gálatas, 6: 10)