El documento enfatiza que el verdadero conocimiento y sabiduría consiste en conocerse a uno mismo y tener humildad ante Dios, más que en el estudio de otros temas. Aunque la ciencia es deseable, es más importante servir a Dios y vivir una vida santa. Cuanto más se sabe, más se será juzgado, por lo que es mejor temer por el conocimiento que se posee y reconocer la propia ignorancia que enorgullecerse.