El documento explica por qué se decía que el Imperio de Felipe II era "el Imperio donde nunca se ponía el sol". Felipe II reunió enormes territorios en Europa, África, Asia y América bajo su control a través de la herencia de su padre Carlos V. Estos territorios se extendían alrededor del mundo de tal manera que, como siempre era de día en alguna parte del Imperio, parecía que el sol nunca se ponía sobre sus dominios.