Róntar era el bibliotecario de una biblioteca mágica donde los libros podían hablar y moverse. Una noche, Róntar notó que faltaba un libro y descubrió que una pelusa mágica se lo había llevado porque tenía un gran apetito por el conocimiento. Róntar convenció a la pelusa de que debía respetar las normas de la biblioteca a cambio de dejarla alimentarse de los libros, y desde entonces la pelusa ayudó a mantener la biblioteca limpia y ordenada.