Fernando y Ana Stahl se dedicaron a ayudar a los indígenas en Perú que habían sido maltratados y explotados por los europeos. Abrieron una clínica para tratar a los enfermos y compartieron el evangelio, a pesar de la oposición de algunos sacerdotes locales. Su trabajo llevó a muchos indígenas a conocer a Jesús y mejoró notablemente sus vidas a través de la educación y el acceso a la atención médica.