4. Decían sus compañeros:
“De día nadie más
comunicativo y alegre; de
noche, nadie más dedicado
a la oración y a la
meditación”. “Consagraba
el día a su prójimo y la
noche al Señor”.
De carácter alborozado y risueño, tenía
gran capacidad de seducción. La alegría
era fiel testimonio de su buena conciencia.
5. Una característica de santo
Domingo era su amor a la
verdad. La buscaba en el
asiduo contacto con la
Sagrada Escritura,
buscando la salvación del
prójimo.
Constantemente leía la
Biblia hasta saberla casi
de memoria,
especialmente el
evangelio de san Mateo y
las cartas de san Pablo.
6. Un elemento
propio de santo
Domingo y de los
dominicos es el
estudio: Un
estudio que está
orientado a la
búsqueda de
Dios para luego
poderlo predicar.
7. Su estilo de predicación
con los herejes no era el
de inquisidor, sino el de
diálogo largo y paciente o
la discusión formal y
académica esgrimiendo
argumentos, no castigos.
Con sus frailes tenía una
gran delicadeza y
afabilidad, aun cuando
debía imponer algunas
penas en la orden.
8. Por la penitencia
busca unirse a
Cristo crucificado
Su penitencia está
orientada hacia la
salvación del
prójimo. Así su
predicación se
basará en la palabra
y en el ejemplo.
9. Era inalterable, a no ser
cuando se turbaba por la
compasión y la
misericordia hacia el
prójimo. Sólo las penas
del prójimo quebraban su
carácter risueño. Los
dolores ajenos le hacían
llorar, como también el
pensar en sus pecados.
10. Hombre de profundos afectos, expresaba su cariño
hacia los religiosos de otras órdenes.
De aquí viene la
leyenda, ya que
no existe
comprobación
histórica, del
encuentro entre
Sto. Domingo y
san Francisco.
Pero es un
encuentro muy
significativo.
11. Santo Domingo de Guzmán
nació junto a este, su torreón
familiar, en Caleruega,
Burgos-España, en 1170.
Su familia era noble
y muy cristiana.
Su padre, Félix de
Guzmán, es
venerable. Su madre,
Juana de Aza, es
beata. Su hermano
Antonio fue sacerdote
y es venerable. Su
hermano Manés le
siguió, entre los
primeros dominicos, y
es beato.
12. Le pareció ver saliendo de ella
un cachorro de perro con una
tea encendida. Fue al cercano
monasterio de Silos a pedir
protección a santo Domingo de
Silos y prometió poner este
nombre al niño.
13. Fue bautizado en la iglesia
parroquial de Caleruega. La
madrina creyó ver en la frente del
niño una estrella, que es, con el
perro de la tea, uno de los
símbolos de santo Domingo.
La pila donde fue bautizado,
ahora ornamentada, se usa
para bautizar a los hijos de los
reyes y príncipes de España.
14. La beata Juana de Aza era una mujer
extraordinaria. Era querida y respetada por todos,
muy caritativa, sinceramente piadosa y siempre
dispuesta a sacrificarse por la Iglesia y por los
pobres.
De su madre
recibió
Domingo su
educación
primera.
No sólo le “dio a
luz”, sino que le
dio luz.
15. Hacia los seis años llevaron a
Domingo donde un tío
sacerdote, hermano de su
madre, para ser educado en su
formación literaria.
Este sacerdote era el
arcipreste de Gumiel de Hizán,
pueblo importante en la
comarca. Allí estuvo hasta los
catorce años.
16. A los catorce años fue a
Palencia para formarse en el
“Estudio General”. Era la
primera universidad en España,
fundada por el rey Alfonso VIII.
Vivía solo, con un pequeño
mobiliario y sus libros.
Así tenía más tiempo para
el estudio, la mortificación
y la oración, que alternaba
con su asistencia a la
iglesia, hoy cripta de la
catedral.
17. Por causa de unas
guerras hubo un ham-bre
muy grande en
Palencia y aumentaron
los pobres. Domingo
dio todo lo que tenía
para los pobres.
Sólo le quedaban los libros muy queridos y con
anotaciones particulares.
Y se dijo: “¿Cómo podré yo
seguir estudiando en pieles
muertas (pergaminos), cuando
hermanos míos en carne viva se
mueren de hambre?”.
Y los dio para los pobres.
18. Después llegó una mujer
llorando amargamente: “Mi
hermano ha caído prisionero de
los moros”.
Domingo no tenía nada más que
dar, y pensó venderse como
esclavo para rescatar al
desgraciado.
Pero, enterados estudiantes y
profesores en Palencia, no hizo
falta venderse como persona y
hasta se recuperaron los libros.
19. Estos gestos heroicos de
Domingo, que todavía no
era sacerdote, llegaron al
conocimiento del obispo de
su diócesis, Osma, quien
le rogó que aceptase en su
catedral una canonjía.
Los canónigos, entonces,
constituían una especie de
comunidad religiosa, bajo
la regla de san Agustín,
trabajando al servicio del
obispo y la diócesis.
20. Apenas comenzó su vida de
canónigo, sus compañeros le
eligieron subprior.
Fue también sacristán
del Cabildo, es decir,
director del culto de la
catedral.
Además tenía a su cargo
la enseñanza de la
religión en la misma
catedral. Esto significaba
la predicación allí y en
otras iglesias.
21. El rey Alfonso VIII había pedido al obispo
de Osma un favor: dirigirse, como
embajador suyo, a Dinamarca para
buscar una dama noble que pudiera ser
la consorte de su hijo Fernando.
El obispo pidió a
Domingo que fuese su
compañero para ese
viaje.
Pero al llegar a Francia, y especialmente
en Toulouse, vieron que estaba infec-cionada
con perniciosas herejías: los
cátaros, los valdenses y otras herejías
procedentes del maniqueísmo oriental.
22. Los únicos que hacían frente a las
sectas eran los cistercienses, hijos de
san Bernardo; pero con poco éxito.
Uno de estos herejes era el
mismo hospedero en
Toulouse. Domingo se pasó
toda la noche conversando
con él. Al fin el hereje,
impresionado por el amor y la
ternura con que le hablaba
Domingo, reconoció sus
errores y abandonó la herejía.
23. El obispo de Osma y Domingo siguieron su viaje a
Dinamarca para cumplir con su misión. Cuando volvieron a
Francia, palparon mejor los estragos de las herejías y sobre
todo la diferencia en los predicadores: Los herejes, que
eran muy pesimistas y negaban todos los dogmas
católicos, además de tener más ayuda civil, tenían un
aspecto muy severo, vestían de negro y practicaban la
austeridad, deslumbrando a las multitudes.
En cambio, para
predicar un católico,
debía tener autorización
del papa o al menos del
obispo. Y solían venir
con grande pompa y
boato.
24. Desde entonces el obispo de Osma y Domingo comenzaron
a advertir al papa que no se podía combatir a los herejes
con esa manera de presentarse.
Santo Domingo, desde el momento
que tuvo la facultad de predicar,
comenzó a expresar externamente
sus ideales apostólicos.
Vivía de limosnas,
renunciando a toda
comodidad, caminando
descalzo, sin casa propia,
dando testimonio de lo
que predicaba.
25. En 1208 aparece ya como
predicador pontificio y
delegado del papa con
autorización para dar
certificados de
reconciliación.
Se forman varios centros de
predicación. Santo Domingo
se queda en un lugar pequeño
llamado Prulla. Desde allí
organiza a su grupo. A él se le
llama: “magister
praedicationis”.
26. En el año 1209 se suscitó
una cruzada contra los
herejes. Se creía que con
las armas se podía
terminar con los herejes.
Santo Domingo no
estaba de acuerdo con
estos procedimientos.
Decía que las únicas armas para convertir a los
herejes debían ser: los buenos ejemplos, la
predicación y la doctrina.
27. Por este tiempo comenzó santo Domingo a reunir en Prulla
un grupo de damas convertidas de la herejía. Les fue
dando poco a poco normas y reglas de vida, que más tarde
se convertirían en verdaderas constituciones religiosas.
De ahí se
constituiría la
nueva
congregación de
dominicas que con
su oración le iban a
ser de gran ayuda
para su apostolado.
28. Mientras continua la guerra, Domingo sigue retirado
en Prulla; pero ahora dedicado a otra gran labor, la de
ir formando al grupito de compañeros que tenía, que
serían la base para la nueva orden de predicadores.
Esto al mismo tiempo que
seguía formando también
al grupo de damas. Por
tanto, cuando en 1212
quisieron hacerle obispo,
el seguimiento de estas
formaciones fue la
excusa para rehusar el
obispado.
29. En 1213, calmada un poco la
guerra, santo Domingo predica
la Cuaresma en Carcasona. Era
una ciudad difícil para los
predicadores, pues se les
insultaba y arrojaban piedras..
Santo Domingo toma cariño
a esa ciudad, y el obispo a él.
Por lo cual le nombra vicario
suyo, sobre todo para la
reconciliación de los herejes.
En 1215 quieren hacerle
obispo de Conserans; pero
vuelve a resistirse con
tenacidad.
30. Por este tiempo, estando
en Fangeaux, tiene el
santo cierta visión que
le impresionó
grandemente. Los
santos nunca suelen
sacar al público estos
secretos.
Quizá haya sido la
revelación sobre el
rosario. La tradición
atribuye a santo
Domingo esta
fundación, obra de una
gracia extraordinaria de
la Virgen María.
31. Desde 1214 vuelve Domingo a sus
continuas andanzas de predicación y
apostolado. Solía ir con un
compañero. Siempre en extrema
pobreza y descalzo.
Se cuenta que un hereje se
ofreció para guiarle a un lugar
desconocido. Pero le llevó por un
sitio lleno de piedras y espinos.
Los pies de Domingo sangraban;
pero el santo daba gracias a Dios
y al guía porque por ese sacrificio
seguro que su predicación
tendría éxito. El primero que se
convirtió fue el mismo guía.
32. En 1215 dos importantes
caballeros de Tolosa se
ofrecieron a Domingo para
seguirle con voto de
fidelidad y obediencia.
Como uno de ellos tenía
casa propia, allí comenzó
la nueva Orden de
Predicadores.
El obispo ya les había
nombrado “vicarios suyos
en orden a la
predicación”. Ahora
faltaba la aprobación del
papa.
33. En el mes de Noviembre de
1215 se celebraba en Roma el
IV Concilio de Letrán, al que
acudió santo Domingo. Llevaba
las constituciones para una
posible aprobación. Pero en el
concilio, en el canon 13, se
prohibió la fundación de
nuevas órdenes religiosas.
El papa era Inocencio III, quien afirmó que aprobaría
alguna si se acogen a las antiguas reglas, completadas por
especiales constituciones. El papa le aseguró a santo
Domingo que le aprobaría las constituciones adicionales.
El santo volvió para tratarlo con los compañeros.
34. Santo Domingo había reunido
a los suyos el día de
Pentecostés de 1216 para
redactar las nuevas
constituciones; pero cuando
quiso ir a Roma para que el
papa cumpliese su palabra de
confirmarlas, había muerto y
había sido elegido Honorio III.
Este papa no quería
contradecir un canon del
Concilio para aprobar una
orden con muchas novedades. Sobre todo sobre el
privilegio de la predicación sólo por pertenecer a esa
orden.
35. El papa quería y
veneraba mucho a
Domingo, y cuanto más
le iba tratando más le
veneraba y le quería.
Por fin, el 21 de Enero
de 1217 el papa
Honorio III dio la bula
a santo Domingo,
dando su
confirmación a la
nueva orden.
En años sucesivos fue
enviando el papa diversos
documentos beneficiosos
para la Orden.
36. Una vez que estaba
confirmada la Orden,
volvió santo Domingo
a Francia, y el 15 de
agosto de 1217 reunió
a los dieciséis
discípulos en Tolosa, y
los envió por el
mundo.
A siete les mandó a París, pensando en su
formación académica. Entre ellos estaba su
hermano Manés. Cuatro fueron a España; tres se
quedaron en Tolosa y dos en Prulla, donde ya
había un grupito de discípulos.
37. En el año 1219 visita Domingo la
comunidad de París, que había
crecido ostensiblemente. Ya eran
más de treinta dominicos y varios
con el título de doctor. Comienzan a
dar clase en su propio convento.
Por el año 1220 tienen su propio
Colegio y dan clase en Bolonia,
asociados a la universidad.
38. En 1220 las herejías de los cátaros y albigenses se habían
extendido mucho por Italia. El papa Honorio III pensó
organizar una gran misión, con el fin de detener los
progresos de la herejía. En vez de poner al frente a un
cardenal u otro personaje importante de la Iglesia,
encomendó la dirección a santo Domingo, con la facultad
de reclutar predicadores de cualquier Orden religiosa.
Mucho fue lo
que tuvo que
trabajar santo
Domingo, sin
dejar de predicar
un solo día y
varias veces.
39. El 28 de Julio de 1221 llega santo Domingo extenuado y casi
moribundo a su convento de Bolonia. Quiere pasar la noche
en oración. Pero el 1 de Agosto ya no puede levantarse del
suelo ni tenerse en pie. Por primera vez en su vida acepta
un colchón de lana en una celda prestada. Es grande la
intensidad de la fiebre; pero el santo sigue en continua
oración..
El 6 de agosto habla a
toda la comunidad del
amor a las almas, de la
humildad, de la pureza,
condición necesaria
para producir grande
fruto.
40. Les decía: “No lloréis,
yo os seré más útil y os
alcanzaré mayores
gracias después de mi
muerte”.
Y oraba: “Padre santo,
bien sabes que con todo
mi corazón he procurado
siempre hacer tu
voluntad. He guardado y
conservado a los que me
diste. A Ti los
encomiendo:
Consérvalos, guárdalos”.
41. En ese momento, el beato Guala, dominico,
parece ver a santo Domingo llevado por
ángeles al cielo a través de una escalera.
42. Los funerales fueron presididos por el cardenal Hugolino,
como legado del papa, y que años después, siendo papa, le
declarará
santo.
43. Doce años después de su muerte sus restos se pasaron a
una tumba más especial. Lo extraordinario fue el perfume
sublime que exhalaban sus restos, de modo que
impregnaba a todo lo que tocase en ellos.
44.
45. Resuena el sueño de una madre en
espera, antorcha de fuego que al
mundo rodeó.