El documento expresa la tristeza de haber perdido los valores morales y el sentido de comunidad de la infancia del autor. Describe cómo ya no se puede confiar en los adultos como antes, y los niños viven con miedo. Lamenta que ahora prima el materialismo sobre las relaciones humanas, y desea recuperar la honestidad, la solidaridad y la capacidad de vivir con confianza y alegría. Concluye invitando a construir un mundo mejor basado en el respeto, la ética y la dignidad de las personas.