Los hombres más poderosos durante el Porfiriato fueron los Científicos, un grupo de jóvenes reunidos por Manuel Romero Rubio para suceder a Díaz, y Bernardo Reyes, un militar populista que promovió legislación laboral. Mientras los Científicos fracasaron en su intento de despersonalizar el régimen, Reyes creía que las fuerzas armadas debían proteger a los trabajadores, aunque recurría a la represión. El proyecto de desarrollo de Díaz benefició principalmente a los empresarios,