El sacramento del bautismo hace que los niños sean hijos de Dios, templos del Espíritu Santo y miembros de la Iglesia. Durante el bautismo, el obispo, sacerdote, diáconos, niño, padres y padrinos participan en rituales como la señal de la cruz, la vestidura blanca y la unción con crisma que simbolizan la nueva vida, purificación y fuerza del Espíritu Santo.