Ser excelente significa hacer las cosas sin buscar excusas, comprender que debemos crear nuestras propias oportunidades y alcanzar el éxito a través de la disciplina. También implica establecer metas y lograr los objetivos planeados a pesar de las dificultades, aprender de los errores sin cometerlos de nuevo, y esforzarse continuamente para alcanzar nuestro máximo potencial.