1. Los aires renovadores del Renacimiento rondaban el ambiente europeo. En España el año 1492 fue muy significativo pues coincidió la reconquista de Granada y la llegada de Cristóbal Colón al Nuevo Mundo. Además que en ese tiempo veía la luz el libro Arte de la lengua castellana de Nebrija, primera gramática de una lengua romance, así como la composición de La Celestina por Fernando Rojas que simboliza la definición del renacimiento español.
2. Se gesto el imaginario posible de descubrir una nueva ruta hacia las indias. El descubrimiento del camino hacia el oriente (Cipango, Catay, Tierra Santa) por el occidente. La teoría se sustentaba en la hipótesis sobre la forma redonda y esférica del mundo, contraria a la idea de un mundo plano. La aventura en aquel Mar tenebroso dejo de ser una simple utopía, pronto sería una empresa a la cual la Iglesia y los reinos europeos llamaban. Teniendo al hombre como centro del universo (antropocentrismo renacentista)... considerando “infinito el poder de su inteligencia”... que nada hay secreto que no llegue a saberse... con el avance de las posibilidades geográficas, tecnológicas, “competitivas” entre Portugal y España... conocida la realización descubridora de los fenicios y los vikingos… CUANDO EL IDEAL DEL MÁS ALLÁ IMPULSO A SALIR DEL CONTINENTE
3. Cristóbal Colón En ese contexto es que un marino genovés, hijo de artesanos, poseedor probablemente de una gran imaginación, soñador, y aventurero, creyó poder viajar a Cipango y Catay por el occidente pues ya sabía lo de la redondez de la tierra. Su primer intento de alcanzar esa utopía lo hizo buscando el apoyo del rey de Portugal Juan II (1483) sin lograrlo; hizo lo propio con el rey de Francia, a la sazón Carlos VIII de Valois y, por medio de su hermano Bartolomé, se aventuró a ofrecerse al rey de Inglaterra Enrique VII Tudor, sin éxito ya que sus planes se juzgaban fantásticos.
4. Cristóbal Colón en Salamanca La junta que escuchó entonces al inquieto genovés no tomó en cuenta sus argumentos que sonaban utópicos, así estuvieran basados en los estudios del sabio Paolo del PozzoToscanelli (1397-1482), erudito geógrafo florentino, que sostenía “que la vía más corta para llegar al lejano Oriente, era por el occidente atravesando el por entonces “mar tenebroso” (posteriormente llamado Atlántico). Quizás influyeron mucho las teorías de Séneca y Ptolomeo sobre “la impenetrabilidad del mar tenebroso” o no se tuvo en cuenta el argumento de la redondez de la tierra. Dos veces, por lo menos, tuvo que ver Colón con la Universidad: la primera fue entre 1486 y 1487, con algunos eruditos de la Ciudad de Salamanca, sin comprometer el criterio del claustro académico.
5. La segunda vez tuvo lugar en 1491, con un grupo importante del claustro que, con el dominico Diego de Deza, catedrático de teología y prior del convento de San Esteban, influyeron definitivamente en la aceptación real de los planes del aventurero descubridor.
6. Los reyes católicos En España, al pasar por el convento dominicano de la Rábida, trabó amistad con el prior, fray Juan Pérez de Marchena, quien lo persuadió de proponer sus planes a los Reyes Católicos, Doña Isabel de Castilla y Don Fernando de Aragón. No obstante las dificultades económicas de las dos coronas por estar en la última etapa de la guerra contra los musulmanes de Granada, fue bien recibido y logró la concesión de las “capitulaciones de Santa Fe (el 17 de abril de 1492). Empezaba así la “gran aventura” de Colón y sus compañeros que culminó, en su primero de cuatro viajes al Nuevo Mundo, el 12 de octubre de 1492.
7. Motivaciones entorno a la utopía Un camino occidental para llegar al ansiado mundo oriental de CIPANGO y CATAY. Una nueva ruta para la seda y las especias. La riqueza derivada de nuevas tierras con oro y plata. Mejor rango social para los descubridores. Nuevos campos para la propagación de la fe golpeada por la expansión musulmana y por la ruptura protestante. Encontrar un camino libre para llegar a Tierra santa, sin el peligro de la piratería islámica en el Mediterráneo. En síntesis: la lucha por la implantación de la propia “utopía religioso-política”
8. Distinto sentido de la utopía Para los descubridores y conquistadores el cumplimiento de los sueños milenarios y la esperanza de comercio, riqueza y nuevos títulos nobiliarios: a ellos se unía el pensamiento de la Corte en cabeza del rey Don Fernando de Aragón, el católico. Para los misioneros: el surgimiento de una nueva y joven Iglesia, el llamado a predicar la fe en una tierra virgen, Iglesia de los apóstoles que había que comenzar de la nada. Era el pensamiento de los misioneros en América y de muchos eclesiásticos en España, compartido por la reina Doña Isabel de Castilla, la católica.
9. El plan expedicionario Con mapas, pergaminos y papeles y con la ayuda en dinero que habían aportado los Reyes, sobre todo Isabel, y muy probablemente algunos banqueros prestamistas florentinos, Colón llegó a Palos de Moguer con el fin de alistarse para emprender lo desconocido, pero largamente esperado: desentrañar los secretos del “mar tenebroso”, ya visitado en algunos sectores por navegantes anónimos, encontrar un camino libre de interferencias musulmanas para llegar al Oriente y para entrar en contacto con las culturas milenarias de la India, Cipango y Catay y, si algo había en el intermedio de islas deshabitadas, “para engrandecer las tierras de sus Majestades, los Reyes católicos y los límites de la religión de Cristo y de su Vicario en la tierra, el Papa de Roma”.
10. JOSÉ PIJOÁN : BREVIARIO DE LA HISTORIA DEL MUNDO Y LA HUMANIDAD (1955), V 2. Bibliografía