El embarazo en la adolescencia es un problema de salud pública que requiere más educación y apoyo. Las adolescentes menores de 16 años tienen un riesgo de mortalidad materna y neonatal más alto. Aunque las circunstancias varían, los cuerpos jóvenes no están completamente desarrollados para el embarazo y el parto, lo que aumenta los riesgos. Programas que educan sobre salud reproductiva y retrasan el matrimonio y la maternidad pueden ayudar a abordar este problema.