La casa de Don Teófilo Navarro fue destruida por un huaico (inundación repentina) que arrasó con todo. Su esposa murió dando a luz durante la inundación, aunque su bebé sobrevivió. Don Teófilo quedó devastado por la pérdida de su casa y esposa. Desde entonces vive como un fantasma, zurciendo sombreros para ganarse la vida. El pueblo lo recuerda con compasión.