España experimentó grandes cambios políticos y sociales durante el siglo XIX, incluyendo la transición de un régimen absolutista a uno constitucional y liberal. Este proceso estuvo marcado por conflictos y guerras civiles entre facciones absolutistas y liberales, así como por la pérdida de las últimas colonias del imperio español. Finalmente, se estableció un régimen parlamentario y democrático en España en la segunda mitad del siglo XIX.