Jesús se paseaba en el templo durante la fiesta de la Dedicación en invierno cuando los judíos le preguntaron si era el Mesías. Jesús respondió que sus obras dan testimonio de él, pero que los judíos no creen porque no son sus ovejas. Dijo que sus ovejas escuchan su voz y le siguen, y que él les da vida eterna y nadie podrá arrebatarlas de su mano o la de su Padre, porque él y el Padre son uno.