La nieta de 4 años de una anciana viuda propuso que su abuela viviera con ellos para no dejarla sola, aunque sus padres la habían relegado a comer sola en una mesita aparte debido a su deterioro físico. El padre se conmovió al escuchar a su hija ofrecer construir una mesita para él y su esposa cuando envejecieran, dándose cuenta de su falta de consideración hacia la abuela. Desde entonces la trataron con más respeto y la devolvieron a su lugar en la mesa familiar.