El documento describe la formación y expansión de los reinos peninsulares. Señala que el Reino de Asturias se consolidó en el norte de la Península, mientras que en los Pirineos surgieron otros reinos cristianos como Pamplona, Aragón y los condados catalanes, creados por la intervención del ejército franco. En los siglos XI y XII, estos reinos se expandieron por los valles del Duero, Tajo y Ebro, hasta la llegada de los almorávides y almohades.