El documento critica fuertemente la decisión del ejecutivo de introducir pulseras únicas e intransferibles para controlar el acceso a eventos, comparándolo con las tácticas fascistas de marcar a la gente como ganado o prófugos. Argumenta que esto es denigrante y que podría conducir a marcar las casas de quienes no pagan, similar a como los nazis marcaban las casas de los judíos. Pide que la corporación se retracte de esta decisión ya que las personas no son animales, prófugos o víctimas