2. En un lugar muy lejano llamado la pradera azul,
con un clima fresco con mucha brisa, un sol
radiante, un césped muy verde y un hermoso
cielo azul, allí vivía un niño de seis años llamado
Felipito, quien cada día feliz disfrutaba del
hermoso lugar, brincando y jugando.
3. Un día, cuando Felipito estaba caminando, apresurados se acercaron varios
animalitos: un chivo, un caballito, un zorro, un conejito y hasta unos pollitos con
su mamá.
Estos pequeños buscaban tener amistad con él, por lo que comenzaron a seguirle
sin hablarle. Pero esto no le parecía bien a Felipito, por el contrario, lo asustaba,
porque creía que el zorro y el conejo lo morderían, que el chivito le pegaría con
sus cuernitos, la gallina y los pollitos lo picotearían y el caballo le daría patadas a
relinchar.
4. Así que corrió, para perderlos de vista…
¡Pero fue imposible!
Se cansó de tanto correr y asustado se
dio cuenta que aún lo seguían
rodeando…Lloró desesperado y se enojó
con ellos porque no sabía por qué lo
buscaban.
5. Fue entonces cuando Felipito les preguntó:
¿Qué quieren de mi?
Así que habló el caballito en representación de todos, para
pedirle que fuera su amigo protector. Cosa que le extrañó a
Felipito, y preguntó: ¿Protegerlos de qué?.
Ellos le hablaron de un tomate gigante y feroz que los
perseguía para devorarlos.
6. Por lo cual Felipito abriendo sus
brazos, decidió ayudarlos a librarse
de semejante animal, o mejor dicho…
¡Vegetal!
Mientras tanto el zorro vigilaba a ver
si veía al tomatón…
Felipito les dijo: ¡Cuenten conmigo,
seré su amigo y les ayudaré!
Y allí idearon un plan para detener al
tomate, que consistía en atraparlo
desde un árbol con una red.
7. Cuando llegó el tomatón,
Felipito lanzó la red. El
tomate quedó sorprendido;
pero la red no pudo
contener al feroz tomatón
y se soltó…
Del susto se cayó el conejo
del árbol y el tomate lo
atrapó en forma de
venganza.
8. Todos quedaron muy asustados, pero el
valiente Felipito siguió protegiendo a
sus amigos y bajó rápidamente.
Allí decidió no usar la fuerza, sino que
decidió hablarle y pedirle que soltara
al pequeño conejo.
Le preguntó al tomatón: ¿Por qué estas
molesto y quieres comerte los
animalitos?
9. Fue entonces cuando el tomatón soltó al conejo.
Se asombró y lloró de que pensarán que quería
comerse a los animalitos y disculpándose, quiso
aclarar la situación, explicando que no quería
comérselos.
El motivo real por el cual los perseguía es porque
buscaba amigos con quienes compartir, ya que
por ser diferente al resto de sus hermanos
tomates,
se sentía rechazado.
10. Al instante Felipito y los animalitos comprendieron al tomatón, lo
perdonaron y decidieron ofrecerle disculpas por pensar mal de
él y ofrecieron su amistad.
Desde ese día Felipito aprendió a no juzgar antes de conocer a
alguien, pues éste podría ser muy noble y buen amigo.