1. INICIO…
Francisco despertó y vio
que unas personas vestidas
de blanco rodeaban una
cama que estaba a su lado.
Se asustó e intentó
levantarse. Una de las
personas de blanco, una
mujer, volteó hacia él y
luego se le acercó.
- ¡No intente levantarse!
Se le puede abrir la
operación - le dijo la mujer.
En ese momento Francisco
recordó; estaba internado
en un hospital. Solía dormir
tan profundo que
despertaba confundido.
El otro ocupante de la
habitación estaba mal, un
doctor intentaba revivirlo.
El doctor dejó de insistir,
se volvió hacia una
enfermera y le dijo que
anotara la hora del
fallecimiento. Le cubrieron
la cabeza con la sábana y el
médico se marchó con la
mirada baja.
2. NUDO…
Cuando los otros se iban a
marchar también Francisco les
preguntó.
- ¿No se van a llevar al cuerpo?
- Ahora va a venir alguien para
llevarlo a la morgue. Usted
quédese tranquilo, sólo será un
momento - y dicho esto la
enfermera salió de la habitación.
Francisco volteó hacia el cuerpo
inerte que tenía al lado. El
hombre estaba en la habitación
desde el día anterior, había
conversado con él unas horas
atrás, y ahora estaba muerto.
Francisco ya se había sumergido
en las oscuras reflexiones que
nos asaltan cuando estamos ante
la muerte, pero un griterío que
llegó desde el pasillo hizo que
girara la cabeza rumbo a la
puerta.
Habían pasado los minutos y aún
no venían a llevarse al cuerpo.
Algunas personas cruzaron
corriendo frente a la puerta;
algo pasaba.
Llegaron hasta la habitación
verdaderos gritos de terror, y
de pasos corriendo
frenéticamente, golpes de
puertas, alaridos. Fuera del
hospital la noche se llenó de
bocinazos, sirenas, frenadas,
todos esos sonidos se mezclaban
con los gritos histéricos de
gente que huía despavorida.
3. DESENLACE…
Francisco, medio erguido
sobre la cama, escuchaba
todo aquel caos sin
comprender qué pasaba, lo
que lo asustaba más. Creyó
sentir olor a humo, y de
pronto la luz se cortó,
dejándolo a oscuras.
Entonces supuso que todo el
escándalo era por un
incendio. Haciendo un gran
esfuerzo consiguió
levantarse. Buscó la pared
extendiendo los brazos, y al
encontrarla caminó vacilante
hasta la puerta. Ya había
encontrado el picaporte
cuando escuchó que alguien
atravesaba el corredor a los
gritos, diciendo:
- ¡Los muertos han revivido!
¡Nos invaden los fantasmas
de las personas que
fallecieron! - en ese
instante Francisco se acordó
de su compañero de cuarto, y
al ladear la cabeza escuchó
que unos pies descalzos
corrían hacia él.