2. CUATRO REGALOS PARA
ESTE ADVIENTO
Las cuatro semanas de Adviento constituyen un
tiempo dedicado a la preparación espiritual que
comienza con una toma de conciencia de nuestros
anhelos más hondos lo cual nos lleva a una
apertura mucho más profunda a los regalos que
Dios quiere darnos. Este Retiro nos ofrecerá una
reflexión espiritual diferente para que la hagamos
nuestra durante estas cuatro semanas de
Adviento. Si dedica tiempo para la preparación
interior, le será aun más agradable el vivir la
espiritualidad propia de este tiempo de espera.
3. PRIMER TEMA:
UN ESPACIO PARA CONOCER SUS ANHELOS MÁS PROFUNDOS
“COMO BUSCA LA CIERVA CORRIENTES DE AGUA, ASÍ, DIOS MÍO, TE BUSCA TODO MI SER. TENGO SED DE DIOS,
DEL DIOS VIVO, ¿CUÁNDO ENTRARÉ A VER EL ROSTRO DE DIOS? LAS LÁGRIMAS SON MI ALIMENTO DÍA Y
NOCHE, MIENTRAS ME PREGUNTAN TODO EL DÍA: ¿DÓNDE ESTÁ TU DIOS?”
SALMO 42:2-4
En un día de invierno en Shelton, mientras daba una caminata por Indians Field,
me encontré frente a frente con un venado (Lastima no tenia mi teléfono).
Shelton se encontraba en medio de un crudo invierno, tanto así que el arroyo
que había junto a la vereda estaba casi todo congelado. Me detuve en un lugar
en el que la corriente emergía a la superficie, se arremolinaba para luego
perderse nuevamente bajo el hielo. Mientras estaba sentado observando y
escuchando el sonido de la corriente, apareció un venado. Nos vimos uno a otro
por unos instantes a la distancia y, sintiendo que no representaba ninguna
amenaza para él, el venado se acercó a la fuente de agua y bebió tranquilamente.
4. Entonces recordé las palabras del Salmo: “Como busca la cierva corrientes de agua,
así, Dios mío, te busca todo mi ser”. Había estado experimentando en mi alma una
especie de invierno interior. Había muy pocos signos de vida y me parecía que el
Espíritu de Dios se había congelado en mi vida. De alguna manera sentí que mis
anhelos más profundos estaban reflejados en este signo externo: ser un agua
reverberante que emerge debajo del sólido hielo.
Era Adviento, yo mismo estaba en espera de algo, aun cuando apenas era
consciente de mi descontento. Al igual que todas las personas me sentía atrapado en
el activismo que precede a la Navidad. A pesar de que habíamos encendido en casa las
velas de Adviento y había intentado orar, me dí cuenta de que necesitaba orar más.
Necesitaba tiempo para dejar que mi sentido de la espera se arremolinara y se hiciera
tan claro para mí como lo había sido aquella fuente de agua mientras caminaba por el
bosque. Entonces me dí cuenta que necesitaba desarrollar y alimentar una relación
más cercana con Dios y que ya no podía seguir orando mecánicamente y sin
reflexionar realmente en lo que oraba. Una vez reconocida mi necesidad, ésta se
convirtió en una invitación a vivir con una conciencia más profunda de la presencia de
Dios y del cuidado amoroso con que me rodea.
5. ¿Qué estás buscando? ¿Qué es lo que tu corazón te está
tratando de decir? El regalo que Dios te ofrece esta primera
semana de Adviento es la invitación a explorar tus anhelos más
profundos. La Iglesia, por medio de nuestras costumbres de
Adviento, y el mismo clima de esta temporada, apoyan esta
obra de renovación interior. Durante esta primera semana de
Adviento concédase el tiempo y espacio necesarios para
contemplar y reflexionar en lo que realmente espera de
nosotros. Dese cuenta de que esta es la temporada en que sus
anhelos lo llevarán al Niño Dios, quien conoce las esperanzas y
miedos de todos los años y responde a ellas con un amor
sumamente generoso.
6. Nuestro mundo espera a Dios
Nuestra espera de la venida de Dios se
vive a nivel personal y comunitario. Los
eventos mundiales hacen pedazos nuestra
autosuficiencia; las dificultades familiares
debilitan nuestra voluntad y prontitud
para responder a la llamada de Dios.
¿Cómo podemos decir que Dios está
presente cuando hay tantas cosas a
nuestro alrededor que no están
funcionando como debieran?
7. SEGUNDO TEMA:
DIOS NOS OFRECE PALABRAS DE CONSUELO
“Consuelen, consuelen a mi pueblo, dice tu Dios, hablen al
corazón de Jerusalén, grítenle que se ha cumplido su condena y que
está perdonada su culpa, pues ha recibido del Señor doble castigo
por todos sus pecados.”
“Una voz grita: Preparen en el desierto el camino del Señor,
tracen en la llanura una senda para nuestro Dios. Que se eleven
todos los valles y las montañas y colinas se abajen; que los
barrancos se transformen en llanuras y los cerros en planicies.
Entonces se manifestará la gloria del Señor y la verán juntos todos
los pueblos, lo ha dicho la boca del Señor.”
Isaías 40:1-5