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Guía para el examen extraordinario de:
                            Comprensión Lectora y redacción II


                                                         Profra: Norma Angélica Morales González



La siguiente guía tiene como propósito que desarrolles algunos de los ejercicios de
clase destinados a la identificación de los elementos estructurales de la lectura, así
como el desarrollo de habilidades de comprensión y análisis de textos.

a. Realiza una lectura comprensiva del texto que se reproduce a continuación y
desarrolla cada uno de los temas que se proponen al final de la misma.

Análisis de textos.


                                 El club del fracaso

El Club de Fracaso tiene una historia tan interesante como dudosa, y tanto le cabe este último
adjetivo que es hasta dudosa de ser interesante.
Según comentó alguien en una de esas reuniones que tienden a disiparse en la memoria de los
presentes, el club en sí no es más que la unión errática y desordenada de personas y personajes que
“no”. En aquel momento alguien tuvo la intención de preguntar “que no qué”, pero las dos terceras
partes de las inquisiciones que realizamos en cualquier conversación están de más si nos tomamos
un breve respiro para pensarlas.
Igual que nos ocurre cuando alguien es muy detallado en su narración, yo tuve entonces la sensación
de conocer perfectamente aquel lugar. Como si hubiera estado o como si estuviera ahí.
Es difícil hallar datos generales, aunque no específicos, del club. En algunos casos, miembros
fervorosos saltan de sus filas hacia otros clubes y en otros vuelven a él luego de ser expulsados de
otras logias. Lo que sí es totalmente corroborable es que el club tiene una cifra de miembros que
ningún libro de actas podría llegar a asentar ya sea por su movilidad o por su cantidad.
En el recuento oscilante de los tiempos dicen que hubo, hay y habrá historias fabulosas que
realmente se destacan dentro del inmaterial edificio de la sede social del club al que nadie es gustoso
de pertenecer, aunque son de remarcar también aquellos que se niegan a abandonar sus filas.
Había, hay y habrá, por millones, socios que pagan la cuota a regañadientes. Un infinito número de
abonados a fracasos de diferentes tamaño y calidad: pequeños, grandes, intencionales, casuales, y
hasta un número indeterminados de socios que habiendo obtenido la invitación de otros clubes se
niegan a reconocerse en otro lugar que no sea el del Club del Fracaso. Este último un caso casi tan
común como el de los que siendo inevitablemente parte del Club fingen pertenecer a otras
instituciones, y en algunos casos circulan por los pasillos con credenciales apócrifas o distintivos
falsos que, al extremo, terminan en autoconvencimiento.
Nadie prestó nunca demasiada atención a las historias del club. No obstante son destacables; ningún
otro club podría haber existido de no poseer éste la masa de asociados más grande la historia de la
humanidad.
Recuerdo una de sus salas. Generalmente y a pesar de su arquitectura compleja y soberbia en
tamaño, los que por allí frecuentan suelen dar vueltas en no más de dos o tres salones. El estilo
victoriano que los arquitectos y artistas le han dado es poco cierto ya que siempre se está
construyendo, redecorando, reparando y variando las formas desde el mismo fracaso de los que
intentan darle una y no alcanzan a completarla ya sea por fallas en los cálculos de material,
distracciones en la proyección, torpeza en la factura o accidentes mínimos interpuestos entre los
bocetos y la realización.
No deseo detenerme en el aspecto de las instalaciones ya que de hecho todos, alguna vez al menos,
hemos formado parte del Club.
Al entrar por sus enormes puertas la sensación de soledad se percibe de inmediato. La conciencia de
que allí habita la mayoría no se condice con el espíritu del recién llegado o del que ha tratado de salir
y se vio apenas saliendo de una habitación para entrar en otra. La oscuridad y la decoración lo
asemejan a un castillo repleto de falsas paredes, puertas bloqueadas, pasillos laberínticos y escaleras
que giran para terminar donde empiezan.
En uno de los salones, quizás el más visitado por los más animosos, se encuentra una larga galería de
socios que, en algunos casos, ayudan al visitante a suavizar su sensación de desesperanza con una
inútil percepción de identificación representativa del Club.
Allí, vagando en soledad entre la más inmensa multitud, se escuchan las historias más desgarradoras
y también las más absurdas, sin con esto decir que no las exista combinadas. Un clásico dentro de
los indescifrables murmullos es la cita de algún mínimo detalle que hizo la diferencia entre
pertenecer a este club o estar disfrutando de algún otro.
Todo esta por aquí, todo alrededor de uno, y por más que las historias son tan interesantes como las
que más, nadie presta mayor atención a ellas si no una vez que el egresado, ya perteneciente a otro
club, las utiliza como serie de anécdotas que sirven para aumentar la admiración de los nuevos
compañeros del Club de la Victoria, Club de la Fama, Unión del Éxito, etc. Algo así como “antes de
llegar aquí pertenecí diez años al Club del Fracaso”.
Recuerdo por ejemplo a Edison enumerar las veces que había estado dando vueltas por los pasillos
del club, pero claro, todo esto una vez que ya no lo frecuentaba. Y aun más impresionantes eran los
casos post morten, ya que mucha gente ignora que Van Gogh murió en las instalaciones del club y su
cadáver fue requerido por otros clubes tiempo después de muerto como ocurrió con los casos:
Melville, Kafka, Trosky, Marilyn Monroe, y una lista escalofriante de nombres cuya permanente
inquietud (inclusive dentro del club) les valieron el traslado aunque ellos jamás se enteraron.
Así y por montones, la ciencia, el deporte, el arte, la política y demás actividades perpetúan
incoherencias temporales que, reacomodadas, unos llaman justicia y otros azar.
La imposibilidad de llevar un registro hace que sea una tarea humanamente inviable: casos como el
del hombre que no pudo asesinar a su esposa por esta fugarse con su amante dos minutos antes, el
del músico que perdió su mano derecha luego de componer el primer rock and roll que nadie llegó a
escuchar o el del general revolucionario que no contó con aquel espía, se mezclaban en una maraña
de subjetividad.
El caótico club puede jactarse de haber visto a Jesucristo y a Hitler, a Charles Manson y a Gandhi, al
chico aquel que sentía como su amor no era correspondido y la señora que acaba de ver el número
de su cartón de lotería volver a formar parte de la mayoría cuasi absoluta.
Reprobados, derrotados, ignorados y desafortunados bailan la cadencia del ritmo machacante y
antimusical de las intenciones que mueren en sí mismas.
Nadie nota que en los pasillos vagan los destinos disconformes y los espíritus conformistas. Nadie
nota que allí va un personaje que Shakespeare había imaginado para una obra y luego descartó,
nadie pone la vista en aquel que acaba de llegar tarde a la audiencia para una puesta en Broadway.
Viera alguien el desanimado té que reúne a aquel ladrón sorprendido por la policía, a la adolescente
engañada por Cupido, al futbolista quebrado antes de llegar a ídolo, a la escritora abandonada por
las musas y al señor derrotado en las urnas de las elecciones de su pueblo.
De todos los salones del Club del Fracaso el más terrorífico quizás sea este. El salón de los espejos.
Uno de los más frecuentados. A pesar de su nombre, estos reflejos son tan engañosos como aquellos
que había en los viejos parques de diversiones. No somos quienes nos ponemos frente a ellos los
que nos reflejamos. En este salón los fracasos propios se transforman combinándose para dar
reflejos comunes que a la vez son menos dolorosos. Allí se observa el fanático del equipo que acaba
de perder la final del campeonato, allí ve su rostro el soldado que recibe la orden de retirada y el
televidente que acaba de ver salir de pantalla para siempre su programa favorito.
Muchas veces he oído preguntas flotando en el ambiente; preguntas del tipo ¿por qué a mí? ¿Qué
hubiera pasado si elegía otra opción?, las respuestas nunca llegan a escucharse concretamente. Lo
cierto es que él club genera el rumor de algo en movimiento constante ya que está
permanentemente recibiendo y despidiendo socios por millones y a velocidades sorprendentes.
No recuerdo si estuve en aquella reunión donde alguien lo nombró, pero si sé que estuve en el club.
Ahora no sé bien que me habrá llevado a pensar en aquellos tiempos, quizás conozco de memoria
sus pisos y deseaba reconocerme como parte de algo. Lo cierto es que mi paso por él no es en vano
aunque sea permanente. Aprendí que como todo Club tiene sus reglas y se también algunos de los
pecados que no debería cometer.
Sé que la desesperación, a pesar de ser la recepcionista, no es buena consejera a la hora de transitar
sus pasillos. Sé que nunca debería olvidarme que aún estando lejos siempre se puede volver. Sé que
las puertas siempre están abiertas para todo el mundo y también aprendí que no debo creer jamás
en la certera frase de oxidadas letras que da la bienvenida en su entrada principal : “Aquí está tu
destino porque tu destino no podría ser otro”.
                                                                             Fuente: José M. Pascual
                                                              El Club del Fracaso en: Cuentos Cortos
                                           http://www.canaltrans.com/cuentos/elclubdelfracaso.html
                                                               Consultado el 10 de octubre del 2008



La ciencia mal usada
La ciencia, como toda herramienta, puede usarse para causar daño. A veces el daño es voluntario. El
diseño de armas —de pólvora, nucleares, químicas, biológicas…— es un caso evidente. Los
científicos e ingenieros que las diseñan saben que causarán muertes. En algunas ocasiones su
trabajo se justifica; por ejemplo, si hay una guerra. La bomba atómica, con sus terribles
consecuencias, fue vista por sus creadores como una forma de detener el avance del nazi-fascismo.


Pero la ética también evoluciona: después de un tiempo quedó claro que el uso de armas atómicas es
siempre inaceptable.


En otros casos, el daño producido (directa o indirectamente) por la ciencia se da en forma
involuntaria, quizá con las mejores intenciones, o como simple consecuencia de llevar el
razonamiento científico hasta sus últimos límites.
La teoría darwiniana de la evolución, por ejemplo, nos dice que la selección natural —la supervivencia
preferente de los individuos mejor adaptados en una población, y la disminución de los menos
aptos— puede cambiar la composición de dicha población, que así evoluciona y se adapta cada vez
mejor a su medio.


Pero el mismo mecanismo puede aplicarse de forma consciente: es la llamada selección artificial, que
ha servido para producir razas mejoradas de animales domésticos y plantas de uso agrícola. Con la
misma lógica, si evitamos que las personas portadoras de enfermedades genéticas se reproduzcan,
éstas podrían desaparecer de la población en unas cuantas generaciones.


Esa fue la idea central de la ciencia del mejoramiento racial llamada eugenesia, creada por Francis
Galton (primo de Darwin) en 1869. La eugenesia se popularizó en todo el mundo a principios del siglo
XX: en los Estados Unidos se aplicó para discriminar a migrantes provenientes de países
considerados “inferiores” como Italia o Grecia, y para esterilizar a epilépticos y enfermos mentales. En
México llegó a existir una Sociedad Mexicana de Eugenesia para el Mejoramiento de la Raza.


Cuando las ideas eugenésicas fueron llevadas al extremo por los nazis para justificar la matanza de
judíos, homosexuales, negros y otros grupos “racialmente inferiores”, se hizo evidente que lo que al
principio parecía una buena idea con sustento biológico había degenerado en una seudociencia
dañina.


Hoy, aunque se siga combatiendo a las enfermedades hereditarias, conceptos como “raza” y
“mejoramiento” son socialmente inaceptables. No porque sean estrictamente “falsos”, sino porque
dan pie a situaciones que rechazamos, por buenas razones.


Las herramientas poderosas deben usarse con prudencia y sabiduría. El que la ciencia diga que algo
es posible no quiere decir que, como sociedad, queramos llevarlo a la práctica.

                                                                           Comentarios: mbonfil@servidor.unam.mx

                                         Bonfil. Martín. La Ciencia mal usada. Consultado el 12 de marzo de 2011 de:
                                                  http://www.comoves.unam.mx/archivo/ojomosca/ojomosca_114.html




Ejercicios y temas a desarrollar:
1. Tipo de texto
2. Tipos de narradores que se expresan en el texto
3. Identificación del planteamiento, nudo, clímax y desenlace
4. Identificación de palabras clave
5. Identificación de personajes (principales, secundarios y ambientales)
6. Descripción del ambiente en el que se desarrolla la historia
7. Identificación de patrones gráficos
8. Identificación de las ideas principales y secundarias por párrafo
9. Identificación de la idea central del texto
10. Identificación del autor y fuente de información
11. Mensaje del texto
12. Elabora una ficha de lectura considerando: tema, fuente, tipo de texto, palabras
clave, idea principal por párrafo, idea central, interpretación y glosario
13. Estudia los temas de interpretación e inferencia


Argumentación.

b. Realiza una lectura comprensiva del texto que se reproduce a continuación y
desarrolla cada uno de los temas que se proponen al final de la misma.

Tabaco
Martín Bonfil.
Ojo de mosca. ¿Cómo ves?. Revista de divulgación científica. UNAM
Recuperado de: http://www.comoves.unam.mx/archivo/ojomosca/ojomosca_128.html

El conocimiento científico sirve, entre otras cosas, para tomar decisiones informadas y con alta
probabilidad de resultar acertadas. La ciencia, consecuencia natural —aunque no inevitable— del
desarrollo cerebral de nuestra especie, es una herramienta de supervivencia.

Pero la naturaleza humana no es sólo racional; hay otros factores que participan en las decisiones
que tomamos cada día, y que a veces nos llevan a realizar acciones que van en contra de toda
lógica… y de nuestro propio bienestar.

Un buen ejemplo es el tabaquismo. Las plantas del género Nicotiana ya eran cultivadas por los
antiguos habitantes de América hace unos 6 000. Su uso se popularizó en el mundo a partir de 1559,
cuando el francés Jean Nicot (a quien la planta y su componente activo deben su nombre) envió
hojas de tabaco a la reina Catalina de Medici como remedio para sus dolores de cabeza. Actualmente
se calcula que unos 1 220 millones de personas fuman en el mundo.

La evidencia científica de que este hábito es dañino es apabullante. Se sabe, gracias a
investigaciones de la década de 1950, y confirmadas en los años 80, que el consumo de tabaco
causa una serie de enfermedades: destaca el cáncer de pulmón, pero también están el enfisema, el
riesgo de ataques cardiacos y obstrucción coronaria, la arterioesclerosis y el muy agresivo cáncer de
boca y garganta.

Estos efectos se deben principalmente a sustancias que se forman durante la combustión del tabaco,
entre ellas agentes cancerígenos como benzopireno, acroleína y nitrosaminas, pero se sabe que la
planta, por sus características particulares, puede incluso acumular compuestos radiactivos como
plomo-210 y polonio-210 en cantidades que ponen en riesgo la salud.

¿Por qué, entonces, hay tantos fumadores? En parte porque la nicotina tiene efectos estimulantes:
acelera el corazón, aumenta la atención y reduce el tiempo de reacción. En las neuronas cerebrales
hay moléculas receptoras para un neurotransmisor llamado acetilcolina, que producen los efectos
mencionados. La nicotina se une a esos mismos receptores y permite obtener la respuesta
estimulante a voluntad (y fumar es una excelente vía de administración: desde los pulmones la
nicotina pasa a la sangre y tarda sólo 10 segundos en llegar al cerebro).

Además, la nicotina promueve la liberación de endorfinas y dopamina, que producen sensación de
placer y contribuyen a causar adicción (reforzada por las campañas de las compañías tabacaleras,
diseñadas para asociar el tabaquismo con valores como la belleza o el atractivo sexual).
Cada año hay en el mundo unos cinco millones de muertes debidas al tabaco, 70% de ellas en países
en desarrollo. Sabiendo todo esto, ¿por qué sigue habiendo fumadores?

Queda claro que el conocimiento científico no basta para cambiar la conducta, aun cuando la vida
esté de por medio.



Ejercicios y temas a desarrollar:
1. Tipo de texto
2. Identificación del párrafo introductorio, de desarrollo y de conclusión
3. Identificación de palabras clave
4. Identificación de patrones gráficos
5. Identificación de las ideas principales y secundarias por párrafo
6. Identificación de la idea central del texto
7. Identificación del autor y fuente de información
8. Identificación de la justificación del tema
9. Identificación de relaciones causa efecto
10. Identificación de la problemática expuesta
11. Identificación de la hipótesis
12. Identificación de los elementos argumentativos en la lectura
13. Identificación de la fuente de información
14. Elaboración de una ficha de lectura considerando: tema, fuente, tipo de texto,
palabras clave, idea principal por párrafo, idea central, interpretación y glosario
14. Realiza los mismos ejercicios con la lectura del primer capítulo del libro: “Ética
para Amador” de Fernando Savater.


La evaluación de la materia en periodo extraordinario puede ser de la siguiente
manera:


Modalidad 1:


       Examen de comprensión lectora al 100%
Modalidad 2.
             Examen de comprensión lectora al 60%
             Resolución de esta Guía 20%
             Análisis literarios de ambos textos 20%.


**NOTA IMPORTANTE: Para que proceda esta modalidad de evaluación, se debe
entregar la guía y el análisis de las dos obras en conjunto, en caso de entregar sólo
alguno de estos trabajos se anulará la posibilidad de acreditar bajo esta modalidad y
se considerará el examen escrito al 100%


Los análisis literarios deben contener.
          a) Ficha bibliográfica de cada obra
          b) Descripción de las partes del textos considerando:
                    Argumento o síntesis
                    Descripción     los   personajes   principales,   secundarios    y
                     ambientales
                    Descripción de los diferentes escenarios
                    Descripción de contexto histórico que encierra la obra
                    Tipos de narradores que se expresan en la obra
                    Planteamiento
                    Nudo
                    Clímax
                    Desenlace
                    Conclusiones (de texto “Ética para Amador”)
                    Ficha de análisis de texto


El desarrollo de la guía y los análisis literarios se deben presentar el día del examen,
a computadora (Arial 12, interlineado 1.5 e impreso en tinta negra) con carátula y en
un sólo engargolado.


**Si tienes alguna duda, puedes acudir a la escuela en el horario de clase para
recibir asesoría sobre estos trabajos.

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  • 1. Guía para el examen extraordinario de: Comprensión Lectora y redacción II Profra: Norma Angélica Morales González La siguiente guía tiene como propósito que desarrolles algunos de los ejercicios de clase destinados a la identificación de los elementos estructurales de la lectura, así como el desarrollo de habilidades de comprensión y análisis de textos. a. Realiza una lectura comprensiva del texto que se reproduce a continuación y desarrolla cada uno de los temas que se proponen al final de la misma. Análisis de textos. El club del fracaso El Club de Fracaso tiene una historia tan interesante como dudosa, y tanto le cabe este último adjetivo que es hasta dudosa de ser interesante. Según comentó alguien en una de esas reuniones que tienden a disiparse en la memoria de los presentes, el club en sí no es más que la unión errática y desordenada de personas y personajes que “no”. En aquel momento alguien tuvo la intención de preguntar “que no qué”, pero las dos terceras partes de las inquisiciones que realizamos en cualquier conversación están de más si nos tomamos un breve respiro para pensarlas. Igual que nos ocurre cuando alguien es muy detallado en su narración, yo tuve entonces la sensación de conocer perfectamente aquel lugar. Como si hubiera estado o como si estuviera ahí. Es difícil hallar datos generales, aunque no específicos, del club. En algunos casos, miembros fervorosos saltan de sus filas hacia otros clubes y en otros vuelven a él luego de ser expulsados de otras logias. Lo que sí es totalmente corroborable es que el club tiene una cifra de miembros que ningún libro de actas podría llegar a asentar ya sea por su movilidad o por su cantidad. En el recuento oscilante de los tiempos dicen que hubo, hay y habrá historias fabulosas que realmente se destacan dentro del inmaterial edificio de la sede social del club al que nadie es gustoso de pertenecer, aunque son de remarcar también aquellos que se niegan a abandonar sus filas. Había, hay y habrá, por millones, socios que pagan la cuota a regañadientes. Un infinito número de abonados a fracasos de diferentes tamaño y calidad: pequeños, grandes, intencionales, casuales, y hasta un número indeterminados de socios que habiendo obtenido la invitación de otros clubes se niegan a reconocerse en otro lugar que no sea el del Club del Fracaso. Este último un caso casi tan común como el de los que siendo inevitablemente parte del Club fingen pertenecer a otras instituciones, y en algunos casos circulan por los pasillos con credenciales apócrifas o distintivos falsos que, al extremo, terminan en autoconvencimiento. Nadie prestó nunca demasiada atención a las historias del club. No obstante son destacables; ningún otro club podría haber existido de no poseer éste la masa de asociados más grande la historia de la humanidad. Recuerdo una de sus salas. Generalmente y a pesar de su arquitectura compleja y soberbia en tamaño, los que por allí frecuentan suelen dar vueltas en no más de dos o tres salones. El estilo
  • 2. victoriano que los arquitectos y artistas le han dado es poco cierto ya que siempre se está construyendo, redecorando, reparando y variando las formas desde el mismo fracaso de los que intentan darle una y no alcanzan a completarla ya sea por fallas en los cálculos de material, distracciones en la proyección, torpeza en la factura o accidentes mínimos interpuestos entre los bocetos y la realización. No deseo detenerme en el aspecto de las instalaciones ya que de hecho todos, alguna vez al menos, hemos formado parte del Club. Al entrar por sus enormes puertas la sensación de soledad se percibe de inmediato. La conciencia de que allí habita la mayoría no se condice con el espíritu del recién llegado o del que ha tratado de salir y se vio apenas saliendo de una habitación para entrar en otra. La oscuridad y la decoración lo asemejan a un castillo repleto de falsas paredes, puertas bloqueadas, pasillos laberínticos y escaleras que giran para terminar donde empiezan. En uno de los salones, quizás el más visitado por los más animosos, se encuentra una larga galería de socios que, en algunos casos, ayudan al visitante a suavizar su sensación de desesperanza con una inútil percepción de identificación representativa del Club. Allí, vagando en soledad entre la más inmensa multitud, se escuchan las historias más desgarradoras y también las más absurdas, sin con esto decir que no las exista combinadas. Un clásico dentro de los indescifrables murmullos es la cita de algún mínimo detalle que hizo la diferencia entre pertenecer a este club o estar disfrutando de algún otro. Todo esta por aquí, todo alrededor de uno, y por más que las historias son tan interesantes como las que más, nadie presta mayor atención a ellas si no una vez que el egresado, ya perteneciente a otro club, las utiliza como serie de anécdotas que sirven para aumentar la admiración de los nuevos compañeros del Club de la Victoria, Club de la Fama, Unión del Éxito, etc. Algo así como “antes de llegar aquí pertenecí diez años al Club del Fracaso”. Recuerdo por ejemplo a Edison enumerar las veces que había estado dando vueltas por los pasillos del club, pero claro, todo esto una vez que ya no lo frecuentaba. Y aun más impresionantes eran los casos post morten, ya que mucha gente ignora que Van Gogh murió en las instalaciones del club y su cadáver fue requerido por otros clubes tiempo después de muerto como ocurrió con los casos: Melville, Kafka, Trosky, Marilyn Monroe, y una lista escalofriante de nombres cuya permanente inquietud (inclusive dentro del club) les valieron el traslado aunque ellos jamás se enteraron. Así y por montones, la ciencia, el deporte, el arte, la política y demás actividades perpetúan incoherencias temporales que, reacomodadas, unos llaman justicia y otros azar. La imposibilidad de llevar un registro hace que sea una tarea humanamente inviable: casos como el del hombre que no pudo asesinar a su esposa por esta fugarse con su amante dos minutos antes, el del músico que perdió su mano derecha luego de componer el primer rock and roll que nadie llegó a escuchar o el del general revolucionario que no contó con aquel espía, se mezclaban en una maraña de subjetividad. El caótico club puede jactarse de haber visto a Jesucristo y a Hitler, a Charles Manson y a Gandhi, al chico aquel que sentía como su amor no era correspondido y la señora que acaba de ver el número de su cartón de lotería volver a formar parte de la mayoría cuasi absoluta. Reprobados, derrotados, ignorados y desafortunados bailan la cadencia del ritmo machacante y antimusical de las intenciones que mueren en sí mismas. Nadie nota que en los pasillos vagan los destinos disconformes y los espíritus conformistas. Nadie nota que allí va un personaje que Shakespeare había imaginado para una obra y luego descartó, nadie pone la vista en aquel que acaba de llegar tarde a la audiencia para una puesta en Broadway.
  • 3. Viera alguien el desanimado té que reúne a aquel ladrón sorprendido por la policía, a la adolescente engañada por Cupido, al futbolista quebrado antes de llegar a ídolo, a la escritora abandonada por las musas y al señor derrotado en las urnas de las elecciones de su pueblo. De todos los salones del Club del Fracaso el más terrorífico quizás sea este. El salón de los espejos. Uno de los más frecuentados. A pesar de su nombre, estos reflejos son tan engañosos como aquellos que había en los viejos parques de diversiones. No somos quienes nos ponemos frente a ellos los que nos reflejamos. En este salón los fracasos propios se transforman combinándose para dar reflejos comunes que a la vez son menos dolorosos. Allí se observa el fanático del equipo que acaba de perder la final del campeonato, allí ve su rostro el soldado que recibe la orden de retirada y el televidente que acaba de ver salir de pantalla para siempre su programa favorito. Muchas veces he oído preguntas flotando en el ambiente; preguntas del tipo ¿por qué a mí? ¿Qué hubiera pasado si elegía otra opción?, las respuestas nunca llegan a escucharse concretamente. Lo cierto es que él club genera el rumor de algo en movimiento constante ya que está permanentemente recibiendo y despidiendo socios por millones y a velocidades sorprendentes. No recuerdo si estuve en aquella reunión donde alguien lo nombró, pero si sé que estuve en el club. Ahora no sé bien que me habrá llevado a pensar en aquellos tiempos, quizás conozco de memoria sus pisos y deseaba reconocerme como parte de algo. Lo cierto es que mi paso por él no es en vano aunque sea permanente. Aprendí que como todo Club tiene sus reglas y se también algunos de los pecados que no debería cometer. Sé que la desesperación, a pesar de ser la recepcionista, no es buena consejera a la hora de transitar sus pasillos. Sé que nunca debería olvidarme que aún estando lejos siempre se puede volver. Sé que las puertas siempre están abiertas para todo el mundo y también aprendí que no debo creer jamás en la certera frase de oxidadas letras que da la bienvenida en su entrada principal : “Aquí está tu destino porque tu destino no podría ser otro”. Fuente: José M. Pascual El Club del Fracaso en: Cuentos Cortos http://www.canaltrans.com/cuentos/elclubdelfracaso.html Consultado el 10 de octubre del 2008 La ciencia mal usada La ciencia, como toda herramienta, puede usarse para causar daño. A veces el daño es voluntario. El diseño de armas —de pólvora, nucleares, químicas, biológicas…— es un caso evidente. Los científicos e ingenieros que las diseñan saben que causarán muertes. En algunas ocasiones su trabajo se justifica; por ejemplo, si hay una guerra. La bomba atómica, con sus terribles consecuencias, fue vista por sus creadores como una forma de detener el avance del nazi-fascismo. Pero la ética también evoluciona: después de un tiempo quedó claro que el uso de armas atómicas es siempre inaceptable. En otros casos, el daño producido (directa o indirectamente) por la ciencia se da en forma involuntaria, quizá con las mejores intenciones, o como simple consecuencia de llevar el razonamiento científico hasta sus últimos límites.
  • 4. La teoría darwiniana de la evolución, por ejemplo, nos dice que la selección natural —la supervivencia preferente de los individuos mejor adaptados en una población, y la disminución de los menos aptos— puede cambiar la composición de dicha población, que así evoluciona y se adapta cada vez mejor a su medio. Pero el mismo mecanismo puede aplicarse de forma consciente: es la llamada selección artificial, que ha servido para producir razas mejoradas de animales domésticos y plantas de uso agrícola. Con la misma lógica, si evitamos que las personas portadoras de enfermedades genéticas se reproduzcan, éstas podrían desaparecer de la población en unas cuantas generaciones. Esa fue la idea central de la ciencia del mejoramiento racial llamada eugenesia, creada por Francis Galton (primo de Darwin) en 1869. La eugenesia se popularizó en todo el mundo a principios del siglo XX: en los Estados Unidos se aplicó para discriminar a migrantes provenientes de países considerados “inferiores” como Italia o Grecia, y para esterilizar a epilépticos y enfermos mentales. En México llegó a existir una Sociedad Mexicana de Eugenesia para el Mejoramiento de la Raza. Cuando las ideas eugenésicas fueron llevadas al extremo por los nazis para justificar la matanza de judíos, homosexuales, negros y otros grupos “racialmente inferiores”, se hizo evidente que lo que al principio parecía una buena idea con sustento biológico había degenerado en una seudociencia dañina. Hoy, aunque se siga combatiendo a las enfermedades hereditarias, conceptos como “raza” y “mejoramiento” son socialmente inaceptables. No porque sean estrictamente “falsos”, sino porque dan pie a situaciones que rechazamos, por buenas razones. Las herramientas poderosas deben usarse con prudencia y sabiduría. El que la ciencia diga que algo es posible no quiere decir que, como sociedad, queramos llevarlo a la práctica. Comentarios: mbonfil@servidor.unam.mx Bonfil. Martín. La Ciencia mal usada. Consultado el 12 de marzo de 2011 de: http://www.comoves.unam.mx/archivo/ojomosca/ojomosca_114.html Ejercicios y temas a desarrollar: 1. Tipo de texto 2. Tipos de narradores que se expresan en el texto 3. Identificación del planteamiento, nudo, clímax y desenlace 4. Identificación de palabras clave 5. Identificación de personajes (principales, secundarios y ambientales) 6. Descripción del ambiente en el que se desarrolla la historia 7. Identificación de patrones gráficos
  • 5. 8. Identificación de las ideas principales y secundarias por párrafo 9. Identificación de la idea central del texto 10. Identificación del autor y fuente de información 11. Mensaje del texto 12. Elabora una ficha de lectura considerando: tema, fuente, tipo de texto, palabras clave, idea principal por párrafo, idea central, interpretación y glosario 13. Estudia los temas de interpretación e inferencia Argumentación. b. Realiza una lectura comprensiva del texto que se reproduce a continuación y desarrolla cada uno de los temas que se proponen al final de la misma. Tabaco Martín Bonfil. Ojo de mosca. ¿Cómo ves?. Revista de divulgación científica. UNAM Recuperado de: http://www.comoves.unam.mx/archivo/ojomosca/ojomosca_128.html El conocimiento científico sirve, entre otras cosas, para tomar decisiones informadas y con alta probabilidad de resultar acertadas. La ciencia, consecuencia natural —aunque no inevitable— del desarrollo cerebral de nuestra especie, es una herramienta de supervivencia. Pero la naturaleza humana no es sólo racional; hay otros factores que participan en las decisiones que tomamos cada día, y que a veces nos llevan a realizar acciones que van en contra de toda lógica… y de nuestro propio bienestar. Un buen ejemplo es el tabaquismo. Las plantas del género Nicotiana ya eran cultivadas por los antiguos habitantes de América hace unos 6 000. Su uso se popularizó en el mundo a partir de 1559, cuando el francés Jean Nicot (a quien la planta y su componente activo deben su nombre) envió hojas de tabaco a la reina Catalina de Medici como remedio para sus dolores de cabeza. Actualmente se calcula que unos 1 220 millones de personas fuman en el mundo. La evidencia científica de que este hábito es dañino es apabullante. Se sabe, gracias a investigaciones de la década de 1950, y confirmadas en los años 80, que el consumo de tabaco causa una serie de enfermedades: destaca el cáncer de pulmón, pero también están el enfisema, el riesgo de ataques cardiacos y obstrucción coronaria, la arterioesclerosis y el muy agresivo cáncer de boca y garganta. Estos efectos se deben principalmente a sustancias que se forman durante la combustión del tabaco, entre ellas agentes cancerígenos como benzopireno, acroleína y nitrosaminas, pero se sabe que la planta, por sus características particulares, puede incluso acumular compuestos radiactivos como plomo-210 y polonio-210 en cantidades que ponen en riesgo la salud. ¿Por qué, entonces, hay tantos fumadores? En parte porque la nicotina tiene efectos estimulantes: acelera el corazón, aumenta la atención y reduce el tiempo de reacción. En las neuronas cerebrales hay moléculas receptoras para un neurotransmisor llamado acetilcolina, que producen los efectos mencionados. La nicotina se une a esos mismos receptores y permite obtener la respuesta estimulante a voluntad (y fumar es una excelente vía de administración: desde los pulmones la nicotina pasa a la sangre y tarda sólo 10 segundos en llegar al cerebro). Además, la nicotina promueve la liberación de endorfinas y dopamina, que producen sensación de placer y contribuyen a causar adicción (reforzada por las campañas de las compañías tabacaleras, diseñadas para asociar el tabaquismo con valores como la belleza o el atractivo sexual).
  • 6. Cada año hay en el mundo unos cinco millones de muertes debidas al tabaco, 70% de ellas en países en desarrollo. Sabiendo todo esto, ¿por qué sigue habiendo fumadores? Queda claro que el conocimiento científico no basta para cambiar la conducta, aun cuando la vida esté de por medio. Ejercicios y temas a desarrollar: 1. Tipo de texto 2. Identificación del párrafo introductorio, de desarrollo y de conclusión 3. Identificación de palabras clave 4. Identificación de patrones gráficos 5. Identificación de las ideas principales y secundarias por párrafo 6. Identificación de la idea central del texto 7. Identificación del autor y fuente de información 8. Identificación de la justificación del tema 9. Identificación de relaciones causa efecto 10. Identificación de la problemática expuesta 11. Identificación de la hipótesis 12. Identificación de los elementos argumentativos en la lectura 13. Identificación de la fuente de información 14. Elaboración de una ficha de lectura considerando: tema, fuente, tipo de texto, palabras clave, idea principal por párrafo, idea central, interpretación y glosario 14. Realiza los mismos ejercicios con la lectura del primer capítulo del libro: “Ética para Amador” de Fernando Savater. La evaluación de la materia en periodo extraordinario puede ser de la siguiente manera: Modalidad 1: Examen de comprensión lectora al 100%
  • 7. Modalidad 2. Examen de comprensión lectora al 60% Resolución de esta Guía 20% Análisis literarios de ambos textos 20%. **NOTA IMPORTANTE: Para que proceda esta modalidad de evaluación, se debe entregar la guía y el análisis de las dos obras en conjunto, en caso de entregar sólo alguno de estos trabajos se anulará la posibilidad de acreditar bajo esta modalidad y se considerará el examen escrito al 100% Los análisis literarios deben contener. a) Ficha bibliográfica de cada obra b) Descripción de las partes del textos considerando:  Argumento o síntesis  Descripción los personajes principales, secundarios y ambientales  Descripción de los diferentes escenarios  Descripción de contexto histórico que encierra la obra  Tipos de narradores que se expresan en la obra  Planteamiento  Nudo  Clímax  Desenlace  Conclusiones (de texto “Ética para Amador”)  Ficha de análisis de texto El desarrollo de la guía y los análisis literarios se deben presentar el día del examen, a computadora (Arial 12, interlineado 1.5 e impreso en tinta negra) con carátula y en un sólo engargolado. **Si tienes alguna duda, puedes acudir a la escuela en el horario de clase para recibir asesoría sobre estos trabajos.