Severio, una estatua de Italia, se pierde en Sevilla y se encuentra con otra estatua llamada Don Juan Tenorio. Don Juan lo reconoce y le dice que unos niños están hablando de él. Severio sigue a los niños a la catedral y la Giralda, donde otra estatua le dice que vaya a la catedral para tocar música para el rey. Severio corre y llega a tiempo para tocar música clásica para el rey, pero rechaza su oferta de ser músico real, prefiriendo regresar a su pedestal en
1. Segunda parte de … ¡ MÚSICA
MAESTRO !
Severio estaba “de paseo” por el barrio de Santa Cruz,en el centro de Sevilla,
aunque en verdad estaba perdido, pues todo había cambiado mucho desde la última
vez que estuvo allí. Buscó a alguien para preguntar dónde estaba... todo, y
encontró a una anciana.
-Disculpe...
-¡¡¡¡Ah!!!! ¡Una estatua viviente!!!
Y se fue corriendo como si estuviera haciendo una carrera olímpica.
-Mmm... quizá deba pintarme un poco para parecer una persona normal.
Cuando salió de la tienda de pintura, nadie podría decir que esa persona era una
estatua: tenía la barba y el pelo blanco, una chaqueta muy elegante de color crema,
unos pantalones marrones claros, y la cara pintada ocultando los signos de la edad.
Consiguió un mapa ¡verdaderamente habían cambiado las cosas! Se dirigió a una
zona donde ponía “plaza de los Refinadores” cuando llegó, se fijó en una estatua
muy elegante que había en una zona verde ,¡cómo se acordó de su pedestal! Ya no
le parecía tan triste su jardín. Entonces la estatua empezó a moverse, ¡igual que él!
Ante su asombro, la estatua le dijo:
-¡Hola! Yo te conozco, ¡eres Saverio Mercadante!. Yo soy Don Juan Tenorio, un
poeta muy conocido aquí, en España.
-¿Cómo me has reconocido?
-Entre las estatuas nos reconocemos, por mucha pintura que se ponga una. He visto
a unos niños pasar por aquí, hablando sobre ti. ¿ Qué curioso, no?
-¿Qué? ¡Imposible! ¡Si los dejé en Italia!
-Pss... Yo que sé. Sólo te he dicho lo que he visto... ¡eh! ¿adónde vas?
2. Pero Sarverio ya se había ido corriendo a comprobar si esos niños y niñas eran las
que se habían quedado en Italia, o eran otros distintos. Tuvo que correr bastante,
pues esos niños estaban en “La plaza de la Cruz” Los encontró alrededor de un
monumento de Murillo, un pintor muy importante en España,y no eran los niños de
Italia, eran más grandes. Estaban hablando, precisamente de Murillo, explicando lo
que había pasado con sus restos. En ese momento el que parecía ser el guía, estaba
diciendo que se iban a la Giralda y a la Catedral.
-“Quizá deba ir con ellos-pensaba Saverio- desde la Catedral se ve muy bien todo,
a lo mejor me puedo orientar”
Y así lo hizo. Los siguió como quien no quiere la cosa, pero los niños se dieron
cuenta de que ese hombre que les seguía a todas partes, iba con ellos
-¿Por qué nos sigues?-preguntó Natalia.
-Pues... porque soy extranjero y me gustaría ir con vosotros a la Catedral y a la
Giralda.
-Pero no te conocemos-dijo Lola
-No molestaré, solo voy con vosotros. Ver, oír y callar.
-Vale, si no molestas, te puedes venir con nosotros-concluyó Paco.
Estuvieron mucho tiempo contemplando algunos cuadros, viendo las “llaves de la
ciudad”, y otras cosas significativas del barrio. Entonces, ante ellos aparecieron la
Giralda y la Catedral. Aunque Saverio prefería las de Italia, se emocionó al ver
cómo habían cambiado, de ser de los musulmanes, a los cristianos. Admiró el
Giraldillo, una veleta en forma de mujer de entre 4 y 6 metros. Los detalles eran
asombrosos, aunque no era la original. Fueron a la Giralda, y había un órgano de
1.800 tubos, luego fueron a ver la tumba de Colón, y la sostenía 4 estatuas. Cuando
las observaba detenidamente, vio que la primera le guiñaba el ojo, y la estatua le
susurró:
-Eh , Saverio, ¿otra vez merodeando por aquí? Supongo que vas a tocar para el rey
¿no?. No hace falta que me preguntes cómo te he reconocido, tu barba es
significativa. Bien, si quieres tocar para el rey ,ve a la Catedral en 5 minutos o
menos, ya verás la sorpresa que te llevas. ¡Oh, un turista! Bueno, encantado de
volver a verte, tengo que mantener mi reputación como estatua, además, la tumba
pesa lo suyo. ¡Adiós!
Y se quedó otra vez quieta, aunque antes le hizo un gesto para que se diera prisa.
3. Saverio corrió todo lo que podía correr una estatua viva, y cuando llegó a la
Catedral los niños y las niñas ya estaban subiendo las... ¡35 rampas! Cuando vio
que le esperaban tantas para llegar, casi se rinde, pero cogió fuerzas y... ¡si, ya
estaba arriba!. Exhausto , pero había llegado. Cuando llegó al Campanario, casi se
le olvidan sus propósitos iniciales con las magníficas vistas que había desde allí.
Pero cuando vio a los niños agruparse en una ventana, señalando emocionados un
punto en concreto, solo tenía una cosa en mente: el rey. Se asomó a la ventana y...
¡allí estaba el rey, observando la reforma de una fuente cercana a donde estaban!
Saverio corrió y corrió, y cuando llegó frente al rey, se dio cuenta de una cosa: le
faltaban instrumentos.
-¡Si hay alguien que sepa tocar violín, viola, y flauta clásica, que de un paso al
frente!
Solo 8 personas desconcertadas se adelantaron, eran suficientes. Un, dos tres y...
¡música maestro! La música era tan bella que el rey le pidió a Saverio que fuera su
músico particular, pero Saverio se acordó de su tranquilo jardín, su hermoso
pedestal, y pensó en el desconcierto que debería tener la gente cuando viera que
una estatua importante había desaparecido sin dejar rastro, y con educación negó
la propuesta.
-Lo siento, pero ya he tenido suficientes emociones por unos cuantos años
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De vuelta en Italia, cuando Saverio se montó en su pedestal, pensó que no había
nada más hermoso que su hogar, y que ya no había nada que quisiera hacer fuera
de el.
Fin
LOLA