1. Amar a Dios transforma nuestras vidas y nos ayuda a comprender su propósito, incluso en medio de dificultades. 2. Dios nos predestina y llama para conformarnos a la imagen de Cristo a través de la justificación y glorificación. 3. Nada puede separarnos del amor de Dios, incluidas tribulaciones o persecuciones, porque Cristo intercede por nosotros.