El documento describe la decisión de Jesús de renunciar a su condición divina y reducirse a la condición humana para salvar a la humanidad. Jesús desapareció de la vista del universo y se convirtió en una célula humana en el vientre de una adolescente, marcando el inicio de su existencia como hombre. La próxima vez que sería visto sería de forma incógnita en un cuerpo humano, difuso como en una imagen de ultrasonido, pues Dios se había convertido en una célula humana.

1. Por la tuya, él arriesgaba la suya...
La decisión había sido tomada. Él se reduciría hasta la condición humana.
La orquesta del universo hizo una pausa reverente. La imaginación no
limitada por el pecado fue incapaz de entender la condescendencia de
su amado Rey. Llenos de asombro, todos escucharon que empezaría
su existencia adentro de una bolsa líquida, alimentado apenas por un
frágil cordón en el vientre de una adolescente.
¿Por qué Jesús habría de devolver el cetro a su Padre, si sabía que
ninguno de los suyos esperaría su llegada? _se preguntaban. El turno
lo tomaría el amor. En ese momento, el Hijo de Dios se levanta del
límpido trono blanco y se abraza con su Padre por última vez. La escena
conmueve. Una nota pulsada por un coro de ángeles reviste de gloria
los cielos. Jesús desaparece de la vista del universo.
La próxima vez sería visto incógnito, adentro de un cuerpo humano.
Difuso, como en las imágenes al carbón de un ultrasonido. Dios se
había convertido en una célula humana. Era el inicio de Jesucristo
hombre. Lo hizo para devolvernos la identidad. Del 22 de diciembre de 2012 al 19 de enero de 2013
El pastor Altamirano disfruta describir a
Jesús con el pincel de la prosa poética.
Su gracia le concedió nacer en una Perla,
al norte de Nicaragua, en la ciudad de
Matagalpa. A partir de septiembre (2012)
comparte su ministerio en el Estado de
Idaho. Sus escritos pueden ser leídos en
IDENTIDAD
“Y YO, ¿QUIÉN SOY?”
www.jesusvistopordentro.com Pastor Juan Francisco Altamirano
Iglesia Adventista del Séptimo Día Hispana de Nampa
2586 Nampa-Caldwell Boulevard, Nampa, Idaho 83651

2. Cartelera:
IDENTIDAD El viernes 4 de enero es “Día de oración y ayuno” por nuestros hijos. Orare-
mos por su participación en nuestros clubes, por su educación en nuestra
escuela, por su liderazgo en la iglesia infantil, y por el crecimiento espiritual
de nuestros jóvenes.
“Y YO, ¿QUIÉN SOY?” El miércoles 16 de enero a las 7:30 pm será el lanzamiento de “1 HORA
ORACIÓN”, dedicada a la intercesión por nuestros hijos. El programa durará
eso, una hora. Cada padre adoptará un “Hijo de intercesión” y oraremos
unos por los hijos de otros. Dos miércoles al mes nos reuniremos en el tem-
Sábado 22 de diciembre (11 am): Soy extremadamente VALIOSO plo, y los otros dos miércoles la hora de intercesión será en cada hogar.
Vales tanto para Dios, que él estuvo dispuesto a desaparecer por ti.
Sábado 29 de diciembre (11 am): Soy completamente ACEPTADO
Dios te aprueba aunque la conciencia te desapruebe. A Cristo crucificado
(Autor desconocido)
Sábado 5 de enero (5 pm): Soy infinitamente ATESORABLE
Tus padres te heredaron tu pasado y Dios te hereda su futuro. No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido;
Sábado 12 de enero (11 am): Soy anticipadamente ÚTIL ni me mueve el infierno tan temido
Dios da las mejores actitudes para las peores circunstancias. para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, señor; muéveme el verte
Sábado 19 de enero (11 am): Soy enteramente CAPAZ clavado en una cruz y escarnecido;
La gracia de Dios no desperdicia ni siquiera tus errores. muéveme ver tu cuerpo tan herido;
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Sábado 19 de enero (5 pm): Soy honrosamente TRANSFERIBLE
Para Dios eres seleccionado, no aficionado. Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
“Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo,
No me tienes que dar porque te quiera,
sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: ‘¡Abba!
pues aunque cuanto espero no esperara,
¡Padre!’ El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos
lo mismo que te quiero te quisiera.
de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y cohere-
deros con Cristo...” (Romanos 8:15-17 NVI).