1. Lloraba con perennidad una vela
Por unas níveas cerezas de estación
Bellas y colosales éstas,
De sangre llenan su corazón
Ya no veo tu mirada, y tus ojos,
Tercos, se clavan en otro pajarillo
Cuyos suspiros no son rojos
Como los que alguna vez fueron míos
Mujer de claro cabello
Tomas con hipocresía mi mano
De tu corazón soy plebeyo
De escafandra rota y guantes desangrados
Fui esclavo de tu embuste
Y de tu veneno, coronado
¡Oh, cruel pasión ilustre!
Calaste mi acritud de amargado
Pero mi amargo vivir sintió
Efímero y negligente
El deseo nefasto que culminó
Apuñalando mi vientre
Tus preciosos labios me sofocan
Me obligan a observarte
Y cuando sueño que los míos tocan
Lloro desolado al saber que debo olvidarte