La inteligencia emocional depende en gran medida de la formación inicial en el hogar, como la amabilidad, el respeto y la expresión, cualidades enseñadas por los padres. Si las empresas fomentaran estos valores en los hijos de sus empleados, garantizarían que las futuras generaciones posean inteligencia emocional, mejorando la productividad y beneficiando al desarrollo del país. El gobierno debería crear una nueva generación con valores a través de la educación desde una edad temprana para moldearlos en beneficio de