Este documento explora las razones por las cuales algunas personas se tatúan o perforan mientras que otras no, examinando factores como la autoexpresión, terapia personal, motivos sexuales y rituales. También discute los hallazgos de que el sistema mesolímbico del cerebro proporciona recompensas a través del dolor y el aumento de la autoestima. Aunque los estudios han encontrado algunas correlaciones, como un mayor consumo de drogas entre los jóvenes con modificaciones corporales, el documento enfatiza que no se debe juz
2. ¿Por qué hay personas que se tatúan el cuerpo entero
mientras otros ni si quiera se plantean hacerse un
pequeño tatuaje? ¿Son las personas con piercings o
tatuajes diferentes al resto? ¿Son más conflictivas? ¿Las
modificaciones corporales están relacionadas con la
autolesión? ¿Cómo fomenta el cerebro estas conductas?
¿Quienes se tatúan más? ¿Quienes ven más atractivos los
tatuajes, hombres o mujeres? ¿Se mejoran las
experiencias sexuales con los piercings genitales?
3. Los primeros indicios de la
existencia de tatuajes y
piercings fueron descubiertos en
una momia glaciar llamada Ötzi
en el 1991. Este cuerpo tenía una
antigüedad de 5300 años y se
caracterizaba por poseer tanto en
la espalda como en las
extremidades, más de 50 rayas
que fueron, probablemente,
resultado de un ritual.
Posteriormente, en la Edad Media, los tatuajes podían usarse
tanto como una marca de honor, como de deshonor.
4. El término “tattoo” fue importado a Europa por James Cook en el siglo
XVIII, desde los mares del sur, siendo esta, una derivación de la palabra
tahitiana tatua, que se puede traducir como golpear.
Los análisis llevados a cabo con los datos obtenidos a través de los
testimonios de personas entrevistadas, mostraron que había algunos
motivos principales:
• Embellecimiento:
Según los estudios de Aglaja Stirn,
más de la mitad de los encuestados
se sienten así más bellos.
5. • Terapia propia:
Los estudios hablan de un efecto
purificador o de catarsis. El ejemplo más
claro reside en las personas que han sido
víctimas de abusos sexuales y maltrato,
las cuales, algunas de ellas, pueden llevar a
cabo este tipo de “ataques a su cuerpo”
como método para intentar retomar la
posesión de su cuerpo y así combatir los
recuerdos traumáticos.
• Motivos sexuales:
Los complementos decorativos
genitales aparecen especialmente en
el grupo de adultos con una edad
avanzada, con la intención de
aportar nuevas experiencias a sus
vidas sexuales.
6. • Motivos rituales:
Es destacable mencionar, cómo en algunas tribus decoran sus
cuerpos cada vez que los individuos de las respectivas tribus pasaban
una etapa de sus vidas, como por ejemplo la pubertad, el matrimonio o
el nacimiento de un hijo. De este modo, se puede contemplar el
curso vital de una de estas personas con tan solo contemplar su
apariencia externa.
7. El sistema mesolímbico es una estructura
cerebral encargada de otorgar recompensas
dando una sensación de placer al sujeto
mediante la segregación de diversas
hormonas (como la dopamina). De este
modo se consigue que la persona repita una
actividad ya que siente placer al realizarla.
En las personas que llevan a cabo modificaciones corporales este sistema
los recompensa por dos motivos:
8. • Al clavarse un alfiler o tatuarse un
dibujo se experimenta dolor. Esto
representa una prueba de valor cuya
• El portador de dichos elementos decorativos se
siente más auténtico, atractivo e interesante.
Estos sentimientos positivos también son una
consecuencia de la activación de dicho sistema, y
por tanto, también aumenta las posibilidades de
realizar otra modificación.
9. Los resultados demostraron que los individuos con estas
modificaciones corporales se consideraban individuos más, así como
más individualistas.
Los jóvenes con alfileres y tatuajes consumen sustancias
estupefacientes con el triple de frecuencia que los jóvenes de igual
edad, pero sin decoraciones corporales.
Por otro lado, dentro del grupo con estas
modificaciones corporales, había una proporción
mayor de padres separados o en fase de divorcio.
10. A pesar de las diferencias y los rasgos característicos que han
aparecido en estos últimos estudios, debemos tener presente siempre
las diferencias individuales y jamás juzgar por la apariencia. La
presencia de relaciones entre, por ejemplo, consumo de drogas y
presencia de piercings o tatuajes no implica que una persona por el
hecho de hacerse un tatuaje se convierta en un drogadicto, ni mucho
menos.