Que cargos que debieran ser técnicos sean ocupados por políticos no es algo nuevo. Ha ocurrido en todo tiempo y lugar. Y hasta podría decirse que puede ser una cosa buena, pues un buen político o un buen administrador puede hacerle mucho bien a un sector técnico, pues una persona con condiciones se puede hacer asesorar en aquellos aspectos que no domine, y actuar con un nivel de competencia muy grande en la dirección o jefatura de un sector o de un área, ya sea a nivel local como regional o como nacional. El peligro radica que este tipo de nombramientos recaiga en personas mediocres, sin tacto, que prefieren la imposición al diálogo, y que tal vez al tener consciencia de su falta de idoneidad se rodean de mediocres y adulones para que ellos no les hagan sombra. Y tal parece lo que está ocurriendo en algunos sectores de la cultura cubana. Cuba fue uno de los primeros territorios en América en ser colonizados, y claro está, tienen por este concepto un patrimonio cultural y arquitectónico de mucha valía. Como ejemplo positivo podría citarse la zona colonial habanera, reconstruida con apoyo de UNESCO y en alguna medida bien destinada tanto a la exhibición como a aspectos sociales. En Cuba hay unos cuatro o cinco enclaves que en estas fechas están cumpliendo el quinto centenario desde su fundación, y por supuesto, estos lugares merecen ser puestos en valor en más de un aspecto. Lamentablemente allí también ocurren desaciertos, según el enfoque del escritor cubano Isbel G, también conocido por Isbelg, a juzgar por el corto y jugoso escrito satírico que se adjunta, y que cada cual sabrá valorar como entienda conveniente. Quienes no simpaticen con este escrito satírico tal vez lo tilden de exagerado y/o politizado, y por cierto, cada cual puede opinar como sinceramente lo piense. En lo personal creo que la nota adjunta pretende hacer una crítica constructiva; lo que desea este escritor cubano es que las cosas cambien a mejor, que se modifiquen para bien y listo, pues seguramente los resultados los sentirá como mucho más trascendentes que una asignación de culpas o de responsabilidades hacia el pasado.