1. lección 9
25 al 31 de agosto
Los acontecimientos
finales
«Nosotros que somos del día, por el contrario, estemos siempre
en nuestro sano juicio, protegidos por la coraza de la fe
y del amor, y por el casco de la esperanza de salvación».
1 Tesalonicenses 5: 8
Edición facilitada por:
RECURSOS ESCUELA SABATICA ®
2. sábado
25 de agosto
Mateo 5: 14-16; Introducción
1 Tesalonicenses 5: 1-11
Esperando la mañana
Tu reloj despertador suena a las 6:30 de la mañana. Sabes que debes levantar-
te, pero no encuentras las fuerzas para hacerlo. Finalmente, llega el momento en
que ya no puedes activar el botón que te concede un tiempo extra de sueño, y tu
clase comienza en 10 minutos. Finalmente saltas de la cama, te metes en la ropa,
tiras los libros y papeles en tu bolso y sales corriendo. Después de un largo día de
clases, diligencias, tareas escolares y trabajo regresas a tu morada exhausta. Así que
pones un poco de música, lees algún libro y navegas un rato por la Red. Luego los
ojos se te comienzan a cerrar. Te duermes, para repetir el mismo proceso mañana.
Actúa como la luz que Dios te pide
que seas para quienes te rodean.
En el tráfago de la vida es fácil pasar por alto el tiempo que le debemos dedi-
car a Dios. La lección de esta semana se basa en el tema de estar preparados para
el regreso de Jesús. Pablo establece un contraste entre dos grupos de personas: los
que estarán preparados y los que no lo estarán. Es fácil no estar listo y dichas per-
sonas son descritas como hijos de las tinieblas, individuos que están borrachos y
dormidos. Sus sentidos están embotados y no pueden discernir el tiempo que se
aproxima. Para ellos, será como un ladrón que entra a su casa en la noche: algo
imposible de predecir y que produce resultados devastadores.
La otra clase de personas son los hijos de la luz. Al igual que una mujer pre-
ñada, se dan cuenta de que el tiempo se acerca. Cuando comienzan los dolores del
parto, están preparados para un gozoso resultado. Están despiertos, sobrios y aler-
tas. Al igual que la ley de los Conquistadores, ellos han observado la devoción mati-
nal. En los tiempos antiguos la vigilia matinal duraba desde las tres hasta las seis de
la mañana. Ese es un período tranquilo durante el cual mucha gente aún duerme.
En la oscuridad espiritual de nuestro mundo, es imperativo que nos mantengamos
a la luz de la Palabra de Dios. Debemos dedicar un tiempo diario a Dios, de otra
forma él será desalojado de nuestras ocupadas vidas.
Además, nosotros somos «la luz del mundo». Debemos compartir esa luz con
aquellos con quienes entramos en contacto (Mat. 5: 14-16). En realidad no debe-
mos ser la luz del mundo, sino la luz para el mundo. La luna es un ejemplo clási-
co. La mayor parte de la gente se da cuenta de que la misma refleja la luz del sol
durante la noche, haciendo que las noches sean menos oscuras. Dios es la luz supre-
ma y nosotros reflejaremos esa luz en las tinieblas, hasta que el amanecer (la segun-
da venida) despunte.
Al estudiar la lección de esta semana presta atención a la manera en que pue-
des prepararte para la segunda venida de Cristo. Asimismo, actúa como la luz que
Dios te pide que seas para quienes te rodean.
Rachelle Nelson, Lincoln, Nebraska, EE. UU. 87
3. domingo
26 de agosto Logos
Preparándonospara el robo 1 Tesalonicenses 5: 1-11
¿Quiénes deberían ir? (Mat. 7: 17, 18; Juan 4: 36)
A menudo escuchamos que algunos ladrones han entrado a determinados hogares
con el fin de robar. En esos casos mi reacción ha sido algo crítica: los dueños debían
haber sido más cuidadosos, deberían haber asegurado mejor sus puertas. Yo estaba segu-
ro de que a mí no me iba a suceder; hasta que me pasó. Dejé abierta la puerta del gara-
je. Ahora me tocaba limpiar el garaje, pasar inventario a mis pérdidas y luchar con el sen-
timiento de que había sido personalmente vejado por alguien que ahora tenía en su
poder algo que me pertenecía. Aquel descuido lo pagué con creces.
A menudo he leído en la Biblia que el diablo es como un león rugiente que busca
a quien devorar. También recuerdo a algunas jóvenes que no estaban listas para una
boda y que fueron excluidas de la fiesta que habían anticipado por largo tiempo. Muy a
menudo mi reacción inicial ha sido crítica respecto a los laodicenses que han estado
cabeceando por la aparente demora de Jesús. Yo estaba seguro de que a mí no me iba a
suceder; hasta que me pasó. Aún no he sido devorado, o despedido del banquete, pero
ha habido momentos cuando me he preguntado si el entusiasmo por el regreso del
Señor no ha sido enfatizado en exceso.
Ese parece haber sido el caso de los tesalonicenses. Pablo aclara algunos detalles res-
pecto al gran día del Señor en su primera carta, y les envía una advertencia respecto al
peligro relacionado a la teología de la «paz y la seguridad», que podía hacer que cabece-
aran hasta encontrarse fuera del reino de Dios. Esa es nuestra lección para esta semana.
El problema (1 Tes. 5: 2)
¡El ladrón viene! De hecho, él ya está aquí, devorando, destruyendo, engañando y
desviando la atención de Dios hacia los cuidados de este mundo. Si me olvido de eso,
estoy en peligro de perderme la fiesta. No conozco muchos cristianos que no desean que
el Señor regrese por ahora. Pero sí conozco a unos cuantos que se han distraído al punto
de preguntarse si él regresará. Según va pasando el tiempo se hace más difícil conservar
la esperanza.
La promesa (1 Tes. 5: 5)
Tú no estás en oscuridad. Dios ha provisto todo lo necesario para la salvación y para
entender la realidad de su venida. El hecho de que su primera avenida y ascensión estén
vinculadas a la promesa de su segunda venida, es para mí una confirmación de la misma
(Hech. 1: 7-11). Las promesas de Dios, incluidas en su palabra y rodeadas de evidencias,
pueden ayudar a que me mantenga atento a su cumplimiento.
La protección (1 Tes. 5: 8)
Este texto es un recordativo de que la protección contra el descuido relacionado a
la segunda venida, comienza con el dominio propio: hacer o pensar lo correcto, sin
importar lo que suceda. Mi corazón lo resguardo mediante la fe y el amor. Cubro mi
cabeza con el yelmo de la esperanza. Pablo describe al cristiano de éxito como alguien
que cubre las partes de su cuerpo más susceptibles a ser atacadas espiritualmente, utili-
zando la analogía de un guerrero que protege sus órganos vitales. Me concentro en la
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4. bondad y en el amor de Dios que constituyen la base de mi fe. Mi enfoque racional se
centra en la esperanza que tengo en su pronto regreso. No importa lo que suceda, es
mejor creer en Jesús y que resulte que él no sea alguien real; que no creer y luego encon-
trar que todo lo relacionado con él es verdad.
Cristo murió para que yo tenga vida.
La provisión (1 Tes. 5: 9)
Hay muchas cosas que no entiendo respecto a la voluntad de Dios, pero hay algo
respecto a la misma que es muy claro: soy salvo únicamente por el sacrificio de Jesús. Si
creemos en él, seremos salvos. El arrepentimiento y el perdón, criterios para la vida eter-
na, son dones del Salvador. Es fácil distraerse olvidándose de dichas provisiones, algo
que por lo general resulta en una salvación centrada en el yo, algo que se les ocurre a
muchas personas que no cuentan para ello con ningún tipo de evidencia. No es de extra-
ñarse que yo no conserve un gran entusiasmo respecto al regreso de Jesús. Si me pongo
a pensar en mí mismo, ¡puedo estar seguro de que no estoy listo!
La propuesta (1 Tes. 5: 10)
Cristo murió para que yo tenga vida. El plan es sencillo y quizá demasiado fácil, por-
que parecería que lo simple da lugar a la frustración. Si yo pudiera hacer algo más por
mi salvación eso significaría que tengo un objetivo por el cual trabajar. No obstante,
Cristo murió para que yo tenga vida. Anhelo su venida no como una recompensa a mis
esfuerzos, sino como el cumplimiento de su promesa. Todo lo que podré decir es ¡gra-
cias! Debido a que él es la verdad, no debo preocuparme por nada. Nada debe impe-
dirme que anticipe la oportunidad de decirle a Jesús, cara a cara: ¡gracias!
El proceso (1 Tes. 5: 11)
Consuela y enseña. Este es el medio de mantener un alto nivel de expectativas res-
pecto al regreso de Jesús. El concepto de que obtenemos la vida eterna únicamente a tra-
vés de Jesús debe consolarnos; y ese estado emocional de paz debe ser el mensaje que
comparto con los demás. Adquirir confianza y seguridad, para luego compartirlas con
los demás es una forma de conservar el entusiasmo por la promesa de su regreso. Tiene
que ver mucho más con dar que con recibir. Si yo recibo esta seguridad de parte de Dios
y no hago nada con ella, me sucederá lo mismo que a un charco de agua que no tiene
salida. Sin embargo, si les doy a otros lo que yo he recibido, conservaré una vida vibran-
te y una renovada expectativa por el regreso de Jesús.
PARA COMENTAR
1. ¿Acaso perdiste la esperanza en el reino de Dios? ¿Cómo la encontraste de nuevo?
(Apoc. 1: 17).
2. ¿Qué es lo peor que podía suceder si te entusiasmas demasiado respecto al regreso de
Jesús?
Rich Carlson, Lincoln, Nebraska, EE. UU. 89
5. lunes
27 de agosto Testimonio Lucas 12: 16-21
¿Estás listo?
Quizá lo estoy
Los laodicenses pensaban que lo tenían todo (Apoc. 3: 17). Ellos representan a
muchos que piensan que aún cuentan con más tiempo para prepararse, por lo que están
a la espera de una «ley dominical» o de un «chip electrónico» para hacerlo (Luc. 12: 16-21).
Pero la complacencia y la autosuficiencia pueden ser algo mortal. Más bien, debemos
estar preparados en espíritu y en verdad en vez de enfocarnos en «estar listos». Los fari-
seos y los saduceos pensaban que ellos lo sabían todo, pero no tenían parte en el reino
de Dios a causa de su orgullo y de su autosuficiencia. Ellos rechazaron al Salvador de la
misma forma que nosotros lo haríamos si nos enfocamos en la obra y no en el don que
representa Jesús.
«¡Cuidado! ¡Vengo como un ladrón!»
Al igual que el hombre rico mencionado en el libro de Lucas, a cualquiera de noso-
tros le podrían «pedir la vida». Sin embargo, «El Señor no tarda en cumplir su promesa,
según entienden algunos la tardanza. Más bien, él tiene paciencia con ustedes, porque
no quiere que nadie perezca» (2 Ped.3: 9). No obstante, esto no es una excusa para ser
descuidados. Debemos arrepentirnos de nuestros pecados (Hech. 17: 30) y trabajar con
el Señor decidiendo que vamos a servirle (Fil. 2: 12, 13; Jos. 24: 15). «Los rasgos de carác-
ter que acariciáis en esta vida no cambiarán en virtud de la muerte o de la resurrección.
Saldréis de la tumba con la misma disposición que manifestasteis en vuestro hogar y en
la sociedad. Jesús no cambia el carácter en su venida. La obra de transformación debe
hacerse ahora. Nuestra vida diaria determina nuestro destino. Debemos arrepentirnos
de nuestros defectos de carácter y vencerlos mediante la gracia de Cristo, y debe formarse
un carácter simétrico mientras estamos en este período de prueba, a fin de que seamos
idóneos para las mansiones de arriba».1
Decide hoy colocarte del lado de Dios y confiar en su poder divino. Únicamente él
puede cambiarte de gloria en gloria. «El primero y más alto deber de toda criatura racio-
nal es el de escudriñar la verdad en las Sagradas Escrituras y luego andar en la luz y exhor-
tar a otros a que sigan su ejemplo».2 Eso es lo que significa estar apercibido espiritual-
mente. El remanente ha recibido un llamado especial. ¿Estás listo a obedecer ese llama-
miento? Prepárate ahora, porque «el tiempo es corto» (Apoc. 1: 3). «¡Cuidado! ¡Vengo
como un ladrón! Dichoso el que se mantenga despierto, con su ropa a la mano, no sea
que ande desnudo y sufra vergüenza por su desnudez» (Apoc. 16: 15).
PARA COMENTAR
1. ¿Cómo se preparó espiritualmente Jesús para su ministerio terrenal?
2. ¿Cómo podemos tener la seguridad de que seremos salvos?
______________
1. Eventos de los últimos días, p. 248.
2. El conflicto inminente, p. 81.
Russ Huggins, Lincoln, Nebraska, EE. UU.
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6. martes
28 de agosto
Evidencia
Hechos 17: 1-17;
1 Tesalonicenses 5: 1-8
Ladrones, sueño,
despertar y armaduras
En Hechos 17: 1-17 leemos lo que sucedió mientras Pablo estuvo en Tesalónica
«la ciudad más populosa de Macedonia y la capital de la provincia».1 Algunos judíos
reunieron a personas sin escrúpulos y causaron un disturbio en contra de Pablo, algo
lo forzó a marcharse a Berea, adonde los mismos judíos viajaron para hacer otro
escándalo. Por esa razón Pablo se dirigió a Atenas, para esperar noticias de parte de
Silas y de Timoteo quienes habían quedado atrás.
En 1 Tesalonicenses 1-3, Pablo afirma lo aliviado que se sintió al escuchar que
el evangelio se había arraigado en Tesalónica. Los capítulos 4 y 5 tienen el propósi-
to de animar a los recién nacidos cristianos. Pablo les recomienda que vivan en
forma ejemplar, y que no dediquen demasiado tiempo a hacer duelo por los difun-
tos. Al explicar la esperanza que tienen de ver nuevamente a sus seres amados, les
habla de la segunda venida. Como si supiera que algunos están ansiosos, les recuer-
da un hecho tranquilizante: «porque ya saben que el día del Señor llegará como
ladrón en la noche» (1 Tes. 5: 2).2
«No debemos, pues, dormirnos como los demás,
sino mantenernos alerta».
Pablo repite esa idea varias veces: «Ustedes, en cambio, hermanos, no están en
la oscuridad para que ese día los sorprenda como un ladrón; No debemos, pues, dor-
mirnos como los demás, sino mantenernos alerta y en nuestro sano juicio» (1 Tes.
5: 4, 6). La palabra para dormir es καθεύδω, «katheudo», que significa literalmente
«acostarse a descansar». No puedo dejar de pensar en una siesta sabatina. Aunque
conocemos las señales de la venida de Cristo, nos acostamos a descansar. No esta-
mos en la oscuridad, pero a veces actuamos como si lo estuviéramos. Algo intere-
sante es que en el versículo 8, Pablo sugiere que los cristianos deberían utilizar una
armadura con el fin de mantener su ecuanimidad. Esta no es una guerra que pode-
mos librar intentando «jugar a la iglesia», por el riesgo de que aquel día puede llegar
como un ladrón en la noche.
PARA COMENTAR
1. Compara y contrasta 1 Tesalonicenses 5, Efesios 6: 10-18 y 2 Pedro 3: 8. ¿Cuáles
son algunos de los temas recurrentes?
2. Hay muchas formas en las que podemos «cabecear». ¿Qué pasos podríamos dar con
el fin de despertarnos?
______________
1. James Orr. «Thessalonica», International Standard Bible Encyclopedia, http: //www.searchgodsword.org/enc/
isb/view.cgi?number=T8731 (consultado el 11 de mayo del 2011).
2. The Complete Bible: An American Translation (Chicago: University of Chicago Press, 1951).
Pablo Colindres-Moreno, Lincoln, Nebraska, EE. UU. 91
7. miércoles
29 de agosto Cómo actuar Lucas 21: 34-36
A la expectativa
«¡El Señor vuelve pronto!» ¿Cuántas veces hemos escuchado eso? En Mateo 24,
Jesús habla acerca de las señales del tiempo del fin. ¿Pero acaso dichas señales no han
estado manifestándose desde que el pecado entró al mundo? Conozco a algunas per-
sonas que estaban muy seguras de que Jesús vendría durante el transcurso de sus vidas
porque todas las señales se estaban cumpliendo; lamentablemente ellas han muerto
y él aún no ha regresado. Escuché que la ley dominical sería implementada en el año
2000, y que seguramente Jesús vendría muy pronto. Once años más tarde, todavía
me encuentro en la tierra. Estoy segura que todos podemos identificarnos con algu-
nas de estas ideas. No obstante, necesitamos alistarnos para el regreso de Jesús por-
que es fácil descuidarnos y perder el sentido de urgencia respecto a su segunda veni-
da. ¿Cómo puedo evitar la pérdida de ese sentimiento y alistarme para el regreso de
Jesús? A continuación hay algunas ideas.
Satanás quiere impedir que obtengamos la vida eterna.
Reconoce que podemos morir antes de que llegue el fin. Sería maravilloso pre-
senciar la segunda venida; pero no todos lo haremos. La pregunta es, ¿estaremos lis-
tos aunque fallezcamos antes de dicho suceso? Los accidentes, los desastres naturales,
las enfermedades, los asesinatos y las guerras afectan a muchas regiones del mundo.
Incluso los mosquitos pueden ser portadores de la fiebre amarilla y del virus del Nilo.
El mundo está en contra nuestra. Pero por encima de todo, Satanás quiere impedir
que obtengamos la vida eterna. Es algo atemorizante, pero no deja de ser cierto. En
cierto sentido, no tenemos dominio sobre nuestras vidas.
Recuerda que no nos podemos preparar instantáneamente. Tú no esperas hasta
un día antes de tu graduación o de tu boda con el fin de prepararte para dichos acon-
tecimientos. Prepararse para un concierto, o para una representación, requiere
muchos días y muchas horas de prácticas, de vocalización, de memorización y de ensa-
yos. Con el fin de preparar nuestros corazones para la venida de Jesús, necesitamos
someternos a él desde hoy y compartir con él a diario. Él es quien ha de preparar
nuestros corazones.
PARA COMENTAR
1. Un refrán conocido dice: «vive como si hoy fuera tu último día en la tierra». ¿Cómo
podemos aplicar eso a nuestra vida espiritual con el fin de evitar la indolencia?
2. Si tú supieras que únicamente te queda un año de vida, ¿qué cambios harías en la
misma? ¿Qué te impide hacer esos cambios?
Shy Conopio, Lincoln, Nebraska, EE. UU.
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8. jueves
Lucas 21: 34; Opinión 30 de agosto
Efesios 2: 8, 9;
1 Tesalonicenses 5: 8, 9, 11 Alistándonos
Siempre me ha gustado escuchar determinado programa de radio. Cuando era
joven lo oía todas las noches. En cierto episodio relataron la historia de dos perso-
najes llamados Simón y Sunny. Este último no era una buena persona. Engañaba a
la gente, robaba autos y se convirtió en un jefe de la mafia. Simón era bueno. Co -
laboraba con los pobres, oraba en forma elegante y se postuló para la presidencia.
Parecía muy claro hacia dónde se encaminaba. Sin embargo, tanto Sunny como
Simón terminaron en el infierno.
Debemos aferrarnos a Dios.
Descartando cualquier tipo de interpretación teológica, aquel episodio presen-
taba un punto válido: ser bueno y hacer cosas buenas no nos llevará al cielo. Afor-
tunadamente, nuestra salvación no depende de ninguna de nuestras obras, sino más
bien de lo que hizo Dios por nosotros en la cruz. «Porque por gracia ustedes han sido
salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios,
no por obras, para que nadie se jacte» (Efe. 2: 8, 9). Ya que no podemos hacer nada
por nosotros mismos con el fin de prepararnos para el regreso de Jesús, debemos afe-
rrarnos a Dios y confiar que él nos salvará.
Aunque la mayor parte de los cristianos entienden esto, el concepto parece esca-
pársenos en lo que se refiere al regreso de Jesús. En vez de esperar ansiosamente por
nuestro mejor Amigo, nos escondemos llenos de temor. Tratamos desesperada-
mente de conocer qué significa estar listo y de conocer cuán buenos somos.
Alistarse para el regreso de Jesús implica estar continuamente edificando una
relación con él. Abandonar esa relación por decisión propia, hará que perdamos el
cielo. No podremos pasar la eternidad con él si no lo conocemos.
Otro aspecto de dicha preparación se relaciona con edificar a otros creyentes.
Pues «Dios no nos destinó a sufrir el castigo sino a recibir la salvación» (1 Tes. 5: 9).
Se nos dice que debemos ponernos la coraza de la fe, unida a nuestra relación de
amor con Dios y a nuestra relación con los demás. El versículo nos dice que debe-
mos «animarnos y edificarnos unos a otros» Lucas 21: 34, describe algunas distrac-
ciones que podrían surgir: «Tengan cuidado, no sea que se les endurezca el corazón
por el vicio, la embriaguez y las preocupaciones de esta vida. De otra manera, aquel
día caerá de improviso sobre ustedes». Estaremos listos para el regreso de Jesús si nos
enfocamos en crecer en él y en aprender de los demás.
PARA COMENTAR
1. ¿Qué te puede estar distrayendo de la preparación que debes hacer para el regreso
de Jesús?
2. ¿Cómo puedes vivir de acuerdo a la recomendación de amar y animar a los demás?
Serena Stevens, Lincoln, Nebraska, EE. UU. 93
9. viernes
31 de agosto Exploración Marcos 13: 32-33; 35-37
Vigila y prepárate
PARA CONCLUIR
Según se acerca el regreso de Jesús, debe surgir un sentido de urgencia en nues-
tros corazones: el deseo de prepararnos y de ayudar a que otros se preparen. Esto
no significa que únicamente estaremos haciendo eso. También es necesario estar
en constante comunicación con Dios, edificando nuestra relación con él para que
podamos ir al cielo. No hay que esperar hasta el último momento con el fin de alis-
tarnos. Debemos organizar en forma intencional nuestras vidas y nuestros corazo-
nes con el fin de reflejar su gloria. De esa forma, estaremos apercibidos para su
regreso.
CONSIDERA
• Llevar a cabo una tormenta de ideas para determinar lo que pueden hacer los
miembros de tu clase de Escuela Sabática con el fin de prepararse para la se-
gunda venida. Asimismo para ayudar a otros miembros de tu comunidad para
que también compartan ese sentido de urgencia.
• Memorizar algunos textos bíblicos que hablen acerca del regreso de Jesús.
Repasa dichos textos si en algún momento sientes que descuidas tu vida espi-
ritual.
• Meditar en las formas en que el Señor desea que te prepares para su regreso.
• Hacer una lista de cosas que pueden prepararte para el regreso de Jesús. No
temas ser sincero o sincera, ya que eres la única persona que ha de ver dicha
lista
• Preguntarle a algunos amigos y familiares si están preparados para la segunda
venida. Quizá esto podría parecer algo difícil, pero Cristo no te ha pedido que
transites por una senda de rosas
• Pensar en los sonidos que se escucharán durante la segunda venida. ¿Qué
música se oirá? ¿Qué dirá la gente?
• Orar para que Dios te ayude a mantenerte firme hasta su regreso. Pídele tam-
bién que te muestre a quién debes advertir con el fin de que él o ella se pre-
paren.
PARA CONECTAR
Mateo 24; Maranata, pp. 12, 15; El conflicto de los siglos, cap. 43, pp. 643,
657; Dennis Smith, 40 Days: Prayers and Devotions to Prepare for the Second
Coming (Hagerstown: Review and Herald, 2010).
Edición facilitada por:
RECURSOS ESCUELA SABATICA ®
Allison Sauceda, Centerville, Ohio, EE. UU.
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