Jesús se describe a sí mismo como el buen pastor, en contraste con los falsos pastores como los fariseos. Jesús es el único que puede dar vida abundante a sus ovejas, mientras que los falsos pastores sólo traen muerte. Jesús está dispuesto a sacrificar su vida por sus ovejas, a diferencia del asalariado que huye ante el peligro. Jesús unirá a sus ovejas de diferentes rebaños en un solo rebaño, demostrando que tanto judíos como gentiles forman parte de su comunidad.