Los estudios más recientes de neurociencia indican que la plasticidad cerebral de las personas mayores de 50 años es igual o mayor que la de los jóvenes. Las pruebas muestran que las personas mayores de 80 años ofrecen un rango más amplio de respuestas a preguntas y pruebas de memoria que las personas de 30 años. A medida que envejecemos, nos diferenciamos más unos de otros debido a la mayor experiencia y heterogeneidad en personalidad, capacidades y motivaciones. Por lo tanto, a los mayores de 50 años se les debe estudiar y evaluar profes
1. Juniors de 50 años, seniors de 30
Hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad, se dice en La verbena de la Paloma. No sabía
Don Ricardo de La Vega la razón que tenía. Resulta que los últimos, - que no los definitivos -,
avances en neurociencia indican que la plasticidad cerebral en personas mayores de 50 años,
- obviamente en ausencia de patologías -, no solo es la misma que en personas jóvenes, sino que
además acceden a más áreas cerebrales para solucionar un mismo problema. ¿Efecto de la
evocación de más patrones adquiridos? Todavía se investiga la explicación pero todo apunta a ello.
Se han realizado pruebas con personas de 30 años y de 80, en un mismo ambiente, con idéntica
motivación y nivel formativo, consistentes en baterías de preguntas, y pruebas de memoria. Pues
bien, los de 80 ofrecieron un rango mucho mayor de respuestas tanto en evocación memorística
como al ser preguntados por su sabor de helado favorito.
Resulta bastante lógico que, a más edad, más experiencia y, a más experiencia, más probabilidades
de respuestas diferentes, esto es, mayor heterogeneidad. A medida que nos hacemos mayores nos
diferenciamos más unos de otros. No existe algo como “el típico hombre o la típica mujer de 70
años”. En términos de personalidad, capacidades y potencialidades, la desviación estándar en las
poblaciones de adultos mayores es enorme. Por tanto, podemos afirmar que la heterogeneidad en
términos de personalidad, motivación, aptitudes, actitudes, etc. aumenta con la edad. Ante este
tipo de descubrimientos, por dicha heterogeneidad y porque están convirtiéndose en el segmento
poblacional más numeroso, los mayores de 50 años merecen, necesitan, ser estudiados más a
fondo.
Entretanto, es probable que estemos tirando excesivamente de clichés a la hora de evaluar
profesionalmente a una persona mayor de 45 años. Presuponemos demasiadas cosas: la
obsolescencia de sus conocimientos y su formación, el sesgo de su interés por llegar a la edad de
jubilación frente al deseo de crecer profesionalmente que tendría alguien más joven, la
desmotivación que supone el estar de vuelta de todo, el creer que se sabe todo de un trabajo por
el mero hecho de haberlo realizado durante muchos años…
No creo que estemos actuando objetivamente. Ni todos los jóvenes son pura-sangres ni todos los
maduros son percherones. Como decíamos antes, esta heterogeneidad de la personalidad se hace
mayor con la edad, así que no deberíamos descartar un perfil solo por ese factor. Analicemos su
motivación y su capacidad por mantenerse al día, por luchar, sus ganas de demostrar su valía y
aprovechemos el enorme valor potencial de su experiencia. Habrá que valorar el conjunto:
personalidad, motivación, formación, potencia y, como decía, el importantísimo valor de la
experiencia. Menospreciar todo ese de know-how es como degollar a la gallina de los huevos de
oro.
Frente a la fiebre por captar perfiles sobrecualificados que solo puede generar profesionales
desmotivados que vaguen de empleo en empleo buscando la posición acorde a su propia
percepción de nivel profesional, una persona más madura tendrá una mayor tendencia a la
estabilidad, a realizar aportaciones, a la identificación con su empresa, al compromiso y al sentido
de lo colectivo.
Por otra parte, para un profesional experto no habrá mayor acicate que poder seguir dedicándose,
- y ayudar a otros a hacerlo -, a aquello que ha constituido su medio de vida, su fuente de
autoestima y de reconocimiento. Y desconsiderar este factor nos lleva a un nuevo problema: una
población que ya solo buscaba, - o debería hacerlo -, , la forma de auto-realizarse en la vida, bajar
2. de golpe al nivel primario, al primer o segundo escalón de la Pirámide de Maslow supone un coste
humano, social y una pérdida de conocimiento que no creo que podamos ni debamos sostener.