Soren Kierkegaard criticó en 1850 la influencia negativa de la prensa y lo que él llamó "lo público". Argumentó que la prensa nivelaba todas las diferencias de jerarquía y valor al hacer que todo pareciera igual de importante. También creía que la prensa hacía imposible el cristianismo al fomentar una reflexión desinteresada. Kierkegaard veía a la esfera pública emergente, influenciada por la prensa, como un fenómeno cultural peligroso que producía conformismo.