La Constitución española de 1978 es la norma suprema de España y distribuye el poder entre tres ramas: legislativa, ejecutiva y judicial. El poder legislativo recae en las Cortes Generales, el poder ejecutivo en el Gobierno y el poder judicial en los jueces. La Constitución también garantiza una serie de derechos fundamentales como la vida, la libertad de expresión y el derecho al trabajo.