La crisis interna y externa del pueblo de Dios se debió al pecado y la rebelión contra Dios. El profeta Jeremías advirtió al pueblo de Judá que serían llevados cautivos a Babilonia por 70 años debido a su desobediencia. Aunque asistían al templo, no mejoraban sus obras. La lección insta a reconciliarse con Dios no solo asistiendo a reuniones sino viviendo por fe y amor, y tomar la decisión de mejorar.