SELECCIÓN DE LA MUESTRA Y MUESTREO EN INVESTIGACIÓN CUALITATIVA.pdf
La generación del 27
1. LA GENERACIÓN DEL 27 Presentación tomada de http://lenguayliteraturasoto.wikispaces.com/
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21. LA SANGRE AL RÍO Llegó la sangre al río. Todos los ríos eran una sangre, Y por las carreteras De soleado polvo —O de luna olivácea— Corría en río sangre ya fangosa Y en las alcantarillas invisibles El sangriento caudal era humillado Por las heces de todos. Entre las sangres todos siempre juntos, Juntos formaban una red de miedo. También demacra el miedo al que asesina, Y el aterrado rostro palidece, Frente a la cal de la pared postrera, Como el semblante de quien es tan puro Que mata. Encrespándose en viento el crimen sopla. Lo sienten las espigas de los trigos, Lo barruntan los pájaros, No deja respirar al transeúnte Ni al todavía oculto, No hay pecho que no ahogue: Blanco posible de posible bala. Clamor, 1950-1963
22. Clamor, 1950-1963 Siempre he querido concluir mi obra, Y sucediendo está que la concluyo. Lo mejor de la vida mía es suyo. ¿Hay tiempo aún de más? Papel no sobra. Al lograr mi propósito me siento Triste, muy triste. Soy superviviente, Aunque sin pausa mane aún la fuente, Y yo responda al sol con nuevo aliento. ¡Dure yo más! La obra sí se acaba. Ay, con más versos se alzaría obesa. Mi corazón murmura: cesa, cesa. La pluma será así más firme y brava. Como a todos a mí también me digo: Límite necesario nos defina. Es atroz que el minero muera en mina. Acompáñame la luz que abarque trigo. Este sol inflexible de meseta Nos sume en la verdad del aire puro. Hemos llegado al fin y yo inauguro, Triste, mi paz: la obra está completa. Homenaje , 1967
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45. En soledad. No se siente el mundo, que un muro sella; la lámpara abre su huella sobre el diván indolente. Acogida está la frente al regazo del hastío. ¿Qué ausencia, qué desvarío a la belleza hizo ajena? Tu juventud nula, en pena el blanco papel vacío. Primeras poesías, 1924-27
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47. Donde habite el olvido , 1931, título extraído de la Rima LXVI de Bécquer Como una vela sobre el mar resume ese azulado afán que se levanta hasta las estrellas futuras, hecho escala de olas por donde pies divinos descienden al abismo, también tu forma misma, ángel, demonio, sueño de un amor soñado, resume en mí un afán que en otro tiempo levantaba hasta las nubes sus olas melancólicas. Sintiendo todavía los pulsos de ese afán, yo, el más enamorado, en las orillas del amor, sin que una luz me vea definitivamente muerto o vivo, contemplo sus olas y quisiera anegarme, deseando perdidamente descender, como los ángeles aquellos por la escala de espuma, hasta el fondo del mismo amor que ningún hombre ha visto.
48. Rima LXVI de Bécquer ¿De dónde vengo?... El más horrible y áspero de los senderos busca; las huellas de unos pies ensangrentados sobre la roca dura; los despojos de un alma hecha jirones en las zarzas agudas, te dirán el camino que conduce a mi cuna. ¿Adónde voy? El más sombrío y triste de los páramos cruza, valle de eternas nieves y de eternas melancólicas brumas; en donde esté una piedra solitaria sin inscripción alguna, donde habite el olvido, allí estará mi tumba.
49. La sal de nuestro mundo eras, Vivo estabas como un rayo de sol, Y ya es tan sólo tu recuerdo Quien yerra y pasa, acariciando El muro de los cuerpos Con el dejo de las adormideras Que nuestros predecesores ingirieron A orillas del olvido. Si tu ángel acude a la memoria, Sombras son estos hombres Que aún palpitan tras las malezas de la tierra; La muerte se diría Más viva que la vida Porque tú estás con ella, Pasado el arco de tu vasto imperio, Poblándola de pájaros y hojas Con tu gracia y tu juventud incomparables. Aquí la primavera luce ahora. Mira los radiantes mancebos Que vivo tanto amaste Efímeros pasar junto al fulgor del mar. Desnudos cuerpos bellos que se llevan Tras de sí los deseos Las nubes (1934-1940) Vicente Alexaindre, Luis Cernuda y Federico García Lorca
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53. INSOMNIO Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres (según las últimas estadísticas). A veces en la noche yo me revuelvo y me incorporo en este nicho en el que hace 45 años que me pudro, y paso largas horas oyendo gemir al huracán, o ladrar los perros, o fluir blandamente la luz de la luna. Y paso largas horas gimiendo como el huracán, ladrando como un perro enfurecido, fluyendo como la leche de la ubre caliente de una gran vaca amarilla. Y paso largas horas preguntándole a Dios, preguntándole por qué se pudre lentamente mi alma, por qué se pudren más de un millón de cadáveres en esta ciudad de Madrid, por qué mil millones de cadáveres se pudren lentamente en el mundo. Dime, ¿qué huerto quieres abonar con nuestra podredumbre? ¿Temes que se te sequen los grandes rosales del día, las tristes azucenas letales de tus noches? Hijos de la ira (1944)