3. De todos los familiares que había en la mesa
del salón, Mario sólo conocía a su padre y a su
madre. El hombre misterioso del traje oscuro
y largo bigote debía ser su tío. Las dos
gemelas que vestían igual y no paraban de
cuchichear, suponía que eran sus primas. Y la
anciana de pelo canoso tendría que ser su
abuela paterna.
4. Pero, sobre todo, lo que más le sorprendió a
Mario fue la niña que jugaba con una bola
transparente en el lado opuesto de la mesa.
Comieron y hablaron hasta muy tarde y nada
más acabar, Mario se acercó a la niña que
jugaba con la bola y le dijo:
5. - ¿Cómo te llamas?
- Cristina, soy la hija de tu tío bigotes, yo soy tu
prima y esa bola es una bola mágica que me
ha regalado la abuela, ¡puedes viajar al futuro!
- Ah, pues yo estoy interesado en esa bola,
¿podemos viajar al futuro? ¡Yo soy uno de los
más patosos del mundo!
- Sí, puedes viajar al futuro para verlo, ¡pero no
cambiarlo!
- Sí, sí, vale, no lo cambiaré - dijo Mario.
6. - ¡Hija, ven! nos tenemos que ir - dijo el tío
bigotes
- Toma Mario, mañana me la devuelves, ¡no
hagas mal uso! Y recuerda: para verlo, pero no
cambiarlo.
Pero mientas, las gemelas que estuvieron
escuchando todo hasta ese momento,
subieron al cuarto de Mario y le robaron en un
descuido la bola mágica.
7. Como no habían oído lo de que no podían
cambiar nada sólo podían ver, sucedió que lo
primero que hicieron, debido a su gran interés
por lo desconocido, fue viajar al futuro.
Acercaron sus ojos a la bola y en cuanto hubo
tres dedos de separación entre el artefacto y
sus narices fueron absorbidas en un viaje
temporal.
8. Con un fuerte estruendo cayeron en el mismo
salón en el que habían comido todos los
familiares momentos antes. Todo estaba igual.
Bueno, todo, todo no. Mario y sus padres se
encontraban allí, también su tío el de los
bigotes, la anciana y la niña que tenía la bola.
Pero algo era completamente diferente.
9. Todos y todas debían tener veinte años más.
Mario era ya un joven apuesto y con barba, el
tío era ya un hombre bastante mayor. La niña
de la bola era una treintañera y la anciana
estaba en silla de ruedas con cara de no
enterarse de mucho.
Sin que nadie les viese, acercaron el oído a ver
de qué estaban hablando. Al parecer,
recordaban con cariño a las dos gemelas que
veinte años atrás habían desaparecido de sus
vidas.
10. Las gemelas al ver todo se sorprendieron y
quedaron atascadas en el futuro, cuando
Mario se dio cuenta llamó a Cristina, y Cristina
le dijo:
- Espera un momento creo que tengo una bola
mágica de repuesto en el bolsillo.
- Ah, ¡pues sácala!
- Vale Mario pero no estés tan nervioso.
- Perdona Cristina es que quiero vivir una
aventura. Podemos viajar al pasado para
evitarlo.
- Por supuesto, viajaremos al pasado en el
momento en que te di la bola.
11. Al viajar se pegaron un susto que no veas, se
encontraron con las gemelas y las gemelas
también se pegaron un susto de muerte y los
cuatro a la vez dijeron:
- ¿Qué estáis haciendo aquí?
Cristina les regaño y las gemelas les pidieron
perdón y dijeron que la querían coger por
curiosidad. Cristina les contestó:
- Es que esa bola es peligrosa, ¡pero que muy
peligrosa! Pero no os preocupéis, os
perdonamos porque somos gran una familia.