Durante el reinado de Felipe II, los Países Bajos sufrieron gran tensión política y religiosa que llevó a la guerra de los 80 años entre los rebeldes holandeses y España. Felipe II envió tropas para sofocar la rebelión, pero los holandeses obtuvieron su independencia formal en 1579 con la Unión de Utrecht. Tras décadas de conflicto, la paz de Westfalia en 1648 finalmente reconoció la independencia de los Países Bajos.