La historia describe una isla desierta que es colonizada por náufragos. Algunos colonos acaparan la tierra fértil cercándola, dejando a otros sin recursos. Estos se ven obligados a trabajar para los terratenientes a cambio de comida. Con el tiempo, los poderosos usan la religión, la educación y la fuerza para mantener el control sobre la isla y su población. Algunos líderes emergen entre los desposeídos para luchar por la justicia, aunque no siempre con éxito. El destino final de
1. CUENTO.
LO QUE NUNCA SUCEDIÓ... (¿o sí?.)
En un lugar desconocido del
mundo existía una
maravillosa isla desierta.
Campos fértiles, bosques
espesos, ríos y lagunas, aves y
animales de esos que
llamamos domésticos (aunque
allí no había nadie todavía
para domesticarlos)
La isla estaba perdida en
la inmensidad del océano.
Los barcos que pasaban
lejos no le prestaban
atención. Había muchas
más islas en aquel
archipiélago.
Además las costas rocosas y
los terrenos áridos de las
orillas no dejaban descubrir
la belleza y fecundidad que
se encontraba en su interior.
Así era la isla.
Hasta que…
2. Cierta noche de
tempestad, una nave se
fue a pique cerca de sus
costas. Unos pocos
náufragos consiguieron
llegar a la isla, que desde ese momento dejó de ser
desierta.
Al explorarla quedaron
maravillados.
-“Intentemos vivir aquí- se
dijeron - Tal vez en
nuestra tierra piensen que
nos hemos ahogado como
los demás y nadie nos
buscará”
No les fue difícil construir unas chozas con troncos y
palmas. Más fácil aún les resultó encontrar comida entre
aquella generosa naturaleza.
Empezaron a organizar la vida,
sin problemas, porque todos
tenían a mano lo necesario sin
tener que disputarse nada
entre ellos. Aquello parecía
que iba a durar mucho tiempo.
Y duró, pero…
3. Pero un barco de turistas
que pasaba por las
proximidades, divisó a lo
lejos unas columnas de
humo en la isla. Se
acercaron con curiosidad.
Atravesaron los
alrededores áridos hasta llegar donde los náufragos
habían construido un feliz poblado.
Gracias a los
turistas, la fama
de aquella isla
corrió por todas
partes y
empezaron a
aparecer nuevos habitantes. Fueron bien acogidos por los
primeros pobladores que les ayudaron a construir sus
casitas. La convivencia y las fiestas crearon una aldea
feliz. Así fue aumentando la fama de aquella isla, y
atrayendo a más habitantes, hasta que…
4. Una noche, varios de los vecinos con más experiencia se
reunieron:
“¿Se dan ustedes cuenta de
que está viniendo demasiada
gente a la isla?.... A este paso
va a faltar terreno y sustento
para todos”.
Los demás estuvieron de acuerdo:” Tenemos que asgurar
nuestra vida y nuestras posesiones“ Hicieron un plan.
Reunieron madera y
alambres de espino,
y separaron con cercas
los mejores terrenos para
ellos. Una extensión mucho
mayor de lo que podía
necesitar cada uno.
Cuando amaneció el siguiente día,
los demás habitantes de la isla
descubrieron asombrados que la
parte mejor, la más fértil, había
quedado rodeada por alambradas, protegiendo el lugar
donde tenían sus casas algunos de los primeros habitantes
y sus amigos.
5. Además, para que no quedase ninguna duda, sobre las
alambradas habían colocado unos carteles:
Los que habían quedado fuera de aquella cerca se
pusieron muy nerviosos. Intentaron dialogar entre ellos,
pero, primero algunos y luego todos, corrieron a buscar
postes, ramas, alambres, cuerdas… Lo que encontraron.
Cada uno montó así otra
cerca en torno a su casita,
eligiendo el mejor terreno y
lo más grande posible.
6. Cada uno puso su cartel:
Pero en la isla hubo muchos
otros habitantes, más lentos,
más débiles, o menos hábiles,
que sólo pudieron encontrar
tierra árida, rincones
pedregosos casi sin
vegetación.
Muchos de aquellos que se habían quedado sin lugar
adecuado para vivir, sin cultivos para comer, se acercaron
a la gran alambrada central quejándose y protestando:
“¡Ustedes han
acaparado mucho
terreno, más del que
necesitan!. ¿Qué va a
ser de nosotros?
¡Tenemos derecho a
vivir!.
Los que estaban dentro de la alambrada les contestaron:
”
7. - Lo sentimos mucho -
Nosotros hemos sido más
hábiles y rápidos. Arréglense
ustedes como puedan”
-“¡Pero los que estamos fuera también tenemos derecho a
comer , a tener nuestra casa y campos que sembrar!.”
Los de dentro se juntaron a deliberar. Al final les
respondieron: “la
solución es fácil:
trabajen para nosotros.
Les daremos algo de
comida para que
puedan vivir”...
Los desposeídos agacharon
la cabeza resignados y
aceptaron servir a los de
dentro, que se convirtieron
en sus jefes y a veces en sus
amos exigentes. Pero en los
corazones de los sin tierra
crecía la indignación. Por la noche, al volver de su trabajo,
se juntaban para buscar el modo de destruir esa
alambrada y poder conseguir tierras y alimento.
8. Los dueños se dieron cuenta enseguida de que algo
tramaban los de fuera.
-“Debemos tener mucho cuidado – comentaron- para
defender nuestras
posesiones”
Entonces buscaron a los
más fuertes y agresivos de
los de fuera y les
propusieron:
-“Les vamos a dar permiso para entrar en nuestra
alambrada.Solamente
deberán hacer un nuevo
trabajo que les
pagaremos bien”. (Les
repartieron, bastones y
armas de distinto calibre)
– “Se trata de defender
nuestras alambradas de modo que nadie se atreva a
entrar para apoderarse de lo nuestro”.
Los convocados dudaron un poco ante la propuesta.
Dentro de ellos algo les remordía por abandonar a sus
vecinos, pero la posibilidad de conseguir más comida y
9. mejor vivienda les
decidió.
Al día siguiente los de
fuera vieron
asombrados que
algunos de sus
antiguos compañeros
aparecían allí dentro,
bien armados,
defendiendo la barrera.
Sin embargo los que
quedaban fuera siguieron
buscando cómo destruir la
alambrada que veían como
una gran injusticia.
Pero los que vivían tan bien dentro de
la cerca, habían buscado espías que
controlasen lo que allá fuera sucedía.
Al darse cuenta de que seguían inquietos, protestando,
pensaron cómo tranquilizar a
aquellos rebeldes. Llamaron,
entre los de fuera, a quienes les
parecieron más listos y
estudiosos, con más deseos de
10. aprender y de
influenciar a los demás.
Les dijeron: “Ustedes
son personas
inteligentes y en esta
isla hace falta cultura y educación. Vamos a prepararles
para que sean buenos maestros, buenos periodistas,
buenos comunicadores, que eduquen a nuestros hijos y
también a esos ignorantes que andan por ahí afuera.
Organizaron pues centros de formación para enseñar a
sus alumnos a ser obedientes, a seguir los consejos de los
dueños de la Isla, a creerse
que tendrían mejor vida si
respetaban las alambradas y
seguían las normas que
desde allí dentro les
comunicasen
Así empezaron a utilizar
cualquier medio informativo o
artístico para convertir a sus
alumnos y oyentes en personas
sometidas y dóciles.
11. No todos aceptaron. Había rebeldes que seguían con sus
protestas.
Los de dentro siguieron
pensando nuevas estrategias
para calmarlos: “Hemos
intentado – se dijeron –
someterles con las armas:
(por el miedo), y con la
escuela y los medios de comunicación: (por las ideas)
Nos falta algo: el espíritu.
Construyeron entonces
varios templos según las
religiones que habían visto
practicar a los de fuera.
Adornaron esos templos con
imágenes, símbolos, libros sagrados bellamente
encuadernados.
Los dueños buscaron quienes les
predicasen y les dijeran: “queridos
hermanos: este mundo es
pasajero. Esta isla no es la mejor.
Hay otra isla allá, en los cielos, que
les está reservada a quienes aquí
sean obedientes, sumisos,
12. trabajadores y cumplan todo lo que les manden
Así los de corazón religioso,
cuando se sentían agobiados y
tenían ganas de rebelarse, iban
al templo o miraban al cielo y,
entre las nubes, les parecía ver
esa isla celestial que les estaba
esperando. Entonces
agachaban sumisos la cabeza y
seguían aguantando todo lo
que les hacían y mandaban los dueños de la isla.
También sucedió que, entre los
hijos de los que vivían tan bien,
protegidos por la alambrada,
algunos muchachos y
muchachas de corazón
compasivo e inquieto, contemplando la masa de pobre
gente por los bordes de la isla, sintieron vergüenza de ser
privilegiados. Reflexionaron y prometieron que, cuando
fueran mayores quitarían la alambrada. Para preparase,
mientras tanto, estudiaron en las escuelas y universidades
que sus padres les ofrecían.
Pero cuando terminaron sus
estudios, en aquellas escuelas
13. les habían quitado sus ideas románticas de justicia y
¡también ellos siguieron trabajando para hacer más
fuertes las alambradas!. Solo algunos y algunas jóvenes
tuvieron el valor y la “locura” de salirse de las alambradas
para vivir con los pobres de fuera y ponerse de su parte.
También sucedió lo
contrario: Algunos
jóvenes, entre los
pobres de fuera
consiguieron becas, con
las que pudieron entrar
a estudiar dentro de las
alambradas. Allí dentro se
instalaron tan bien, que se
olvidaron de sus familiares y
compañeros y de la pobreza y
sufrimiento en que ellos vivían.
Pero… no todos los fuertes,
listos y piadosos fueron así.
Algunos de los fuertes se
conmovieron por el abandono
y pobreza de aquella gente, y
salieron con los de fuera.
14. También algunos de los que
tenían conocimientos, que
podían hablar bien y manejar
los micrófonos, las emisoras…
meditaron en lo que sucedía y
se decidieron a salir para
ponerse al servicio de los de fuera. y…algunos de
los piadosos se dieron
cuenta de que su líder,
aquel que les había
ayudado a conocer a Dios,
había sido compasivo y
justo, había tenido una
vida pobre, y por defender a los de fuera había muerto
condenado fuera de las murallas.
Entonces avergonzados de sus privilegios se marcharon a
vivir y trabajar con los
de fuera. A algunos
también eso les costó la
vida.
15. Además sSucedió algo extraño: surgieron líderes con
cualidades de mando,
que organizaron a los de
fuera para destruir las
alambradas y
transformar la vida de la
isla. Algunos de esos
líderes fueron
rápidamente eliminados. Los dirigentes los apresaron o los
mataron.
Otros, más violentos y astutos, consiguieron derribar
parte de las alambradas y anunciaron que la isla se iba a
repartir entre todos los
habitantes. Pero muchos de
aquello líderes terminaron
levantando otra alambrada a
su conveniencia
mientras los pobres de fuera siguieron… fuera.
Y así siguió todo… Pero no siguió igual.
Porque un día, animados por
verdaderos líderes que los
respetaban y los escuchaban,
en aquella isla se fueron
uniendo mujeres y hombres
16. de todas partes. Eran campesinos y gente de ciudad,
albañiles, maestros, periodistas, poetas, amas de casa,
enfermeras, religiosos y gente que no conocía ningún
Dios, músicos, médicos, pastores, pintores, gente sin
trabajo, científicos y otros que no habían podido ir a la
escuela… Todos convencidos de que se podía transformar
aquella isla, unieron sus fuerzas y su amistad; se fueron
acercando juntos a las alambradas,
y…y………………………………………………….
Pues no les puedo decir qué sucedió, porque todavía no lo
sé.
Tal vez esta historia no sea más
que un cuento. Sólo se me ocurre
plantearles algunos
interrogantes por si me pueden
ayudar, o les pueden servir a ustedes mismos. Les
pregunto:
1.- ¿Conocen ustedes algún sitio
donde suceda esta historia de la isla
que les he contado?
2.-Si la conocen y si viven en ella,
ustedes… usted mismo: ¿dónde piensa
que está : fuera o dentro de la alambrada?
17. y -, tanto si están dentro como fuera-
¿piensan ustedes que se podría hacer
algo para destruir las alambradas?
o…¿dejamos que todo siga igual?.
Juan Robinson.(Náufrago perdido en una isla habitada)
Narración inspirada en el video “Historia de la Isla”, producido por ECOE de
Madrid