SlideShare una empresa de Scribd logo
1 de 15
Descargar para leer sin conexión
Fábula para comprender el misterio del dinero
                         English     français    po polsku     Deutsch     italiano     português

                                           por Louis Even

                                   1. Salvados del naufragio

                                           Una explosión ha destruido su barco. Cada uno se agarra
                                      a las primeras piezas flotantes que logra alcanzar. Cinco
                                      consiguen reunirse sobre unos restos del naufragio que
                                      quedan a merced de las olas. De los otros compañeros de
                                      viaje, ninguna noticia.
                                           Hace horas, largas horas, que miran al horizonte: ¿algún
                                      barco podría socorrerlos? ¿Encallara su balsa en alguna playa
                                      hospitalaria?
                                           De repente se oye un grito: ¡Tierra! ¡Tierra allá, vean!
                                      ¡Justo en la dirección en la cual nos empujan las olas!
                                           Y a medida que se dibuja, en efecto, la línea de una orilla,
las caras se despejan. Ellos son cinco:
     Francisco, carpintero grande y vigoroso, es quien primero gritó ¡Tierra!
     Pablo, cultivador; es el que ustedes ven arrodillado a la izquierda, una mano al suelo y la otra
agarrada a la estaca de la balsa.
     Jaime, especializado en la cría de animales: es el hombre con pantalones rayados quien,
arrodillado al suelo, mira en la dirección indicada.
     Enrique, agrónomo y horticultor, algo corpulento, está sentado sobre una maleta salvada del
naufragio.
     Tomás, geólogo, es el tipo que está de pie detrás, con una mano sobre la espalda del carpintero.

                                    2. Una isla providencial
      Volver a poner los pies sobre una tierra firme, esto es para
nuestros hombres un retorno a la vida.
      Una vez secados, recalentados, su primer objetivo es el
de conocer esta isla en la cual han sido arrojados, lejos de la
civilización. A la cual ellos bautizan “La Isla de los Náufragos”.
      Una rápida visita de la isla colma sus esperanzas. La isla
no es un árido desierto. Ellos son, por cierto, los únicos
            hombres que la habitan actualmente. Pero otros
            han debido vivir aquí antes que ellos, a juzgar por
            los residuos de rebaños medio salvajes que han
            encontrado aquí y allá. Jaime, el ganadero, afirma
            que podrá mejorarlos y sacar un buen rendimiento de ellos.
                  En cuanto al suelo de la isla, Pablo lo encuentra en gran parte adecuado para el
            cultivo.
Enrique ha descubierto árboles frutales, de los cuales espera poder sacar gran provecho.
     Francisco ha notado sobretodo bellas extensiones forestales, ricas en maderas de toda especie:
será un juego cortar árboles y construir casas para la pequeña colonia.
     En cuanto a Tomás, el geólogo, lo que le ha interesado, es la parte más rocosa de la isla. Ha
notado allí varios signos indicando un subsuelo rico en minerales. A pesar de la ausencia de
herramientas perfeccionadas, Tomás se cree con bastante iniciativa y astucia para transformar el
mineral en metales útiles.
     Así pues cada uno podrá entregarse a sus ocupaciones favoritas, para el bien de todos. Todos
son unánimes para alabar a la Providencia por el desenlace relativamente feliz de una gran tragedia.

                                  3. Las verdaderas riquezas
                                                Ahí tenemos nuestros hombres manos a la obra. Las
                                          casas y los muebles proceden del trabajo del carpintero. Al
                                          inicio, cada uno se contentaba con comida primitiva. Pero
                                          luego los campos producen y el cultivador tiene cosechas.
                                                A medida que las estaciones se suceden, el patrimonio de
                                          la Isla se enriquece. Se enriquece, no de oro o papel grabado,
                                          sino de las verdaderas riquezas, de las cosas que nutren, que
                                          visten, que alojan, que responden a necesidades.
                                                La vida no es siempre tan dulce como ellos lo desearían.
A ellos les faltan muchas cosas a las cuales estaban acostumbrados en la civilización. Pero su suerte
podría ser mucho más triste.
     De todas maneras ya han conocido tiempos de crisis en su país. Se acuerdan de las privaciones
padecidas, mientras las tiendas estaban repletas a diez pasos de su puerta. Al menos, en la Isla de los
Náufragos, nadie les condena a ver pudrirse bajo sus ojos cosas de las cuales podrían tener
necesidad. Además, los impuestos son desconocidos. Las quiebras no se temen.
     Si el trabajo es a veces duro, por lo menos se tiene el derecho de gozar de los frutos de su
trabajo.
     En definitiva, se explota la isla bendiciendo a Dios, esperando que un día se podrá encontrar de
nuevo parientes y amigos, con dos grandes bienes conservados, la vida y la salud.

                                    4. Un gran inconvenient

     Nuestros hombres se reúnen frecuentemente para hablar
de sus quehaceres.
     En el sistema económico muy simplificado que ellos
practican, una cosa les molesta cada vez más: no tienen
ningún tipo de moneda.
     El trueque, el intercambio directo de productos con
productos, tiene sus inconvenientes. Los productos a inter-
cambiar no están siempre frente a frente al mismo tiempo. Por
ejemplo, madera entregada al cultivador en invierno no podrá
ser reembolsada en legumbres antes de seis meses.
     A veces se trata además de un artículo grande entregado
en una vez por uno de los hombres, el cual quisiera en intercambio diferentes cosas pequeñas
producidas por los demás, en épocas diferentes.
     Todo esto complica los negocios. Si hubiera dinero en circulación, cada uno vendería sus
productos a los demás por dinero. Y con el dinero recibido, él compraría a los demás las cosas que
quisiera, cuando quisiera y a condición que estuvieran allí.
     Todos reconocen la gran comodidad que constituiría para ellos un sistema monetario. Pero
ninguno de ellos sabe cómo establecer tal sistema. Han aprendido a producir la verdadera riqueza, las
cosas. Pero no saben hacer los signos, el dinero.
     Ignoran cómo comienza el dinero, y cómo hacerlo comenzar cuando no existe, cuando de común
acuerdo se decide obtenerlo. También muchos hombres instruidos se verían en un aprieto; todos
nuestros gobiernos se han visto así durante diez años antes de la guerra. Sólo que faltara el dinero al
país, y el gobierno quedaría paralizado ante este problema.

                                    5. Llegada de un refugiado
                                              Una tarde, mientras nuestros hombres, sentados en la
                                        orilla del mar, machacan este problema por centésima vez, ven
                                        de pronto acercarse una barca remada por un solo hombre.
                                              Se apresuran a ayudar al nuevo náufrago. Se le ofrecen
                                        los primeros cuidados y se cambian impresiones. El habla
                                        español. Su nombre es Martín.
                                              Felices de tener un compañero de más, nuestros cinco
                                        hombres le acogen con calor y le hacen visitar la colonia.
                                              — “Aunque perdidos lejos del resto del mundo, le dicen,
no tenemos por qué quejarnos. La tierra produce bien; el bosque también. Una sola cosa nos hace
falta: no tenemos moneda para facilitar los intercambios de nuestros productos.”
      — “Bendigan la suerte que me trae aquí, contesta Martín. El dinero no tiene misterios para mí. Yo
soy banquero, y puedo instalarles en poco tiempo un sistema monetario que les dará satisfacción.”
      ¡Un banquero!... ¡Un banquero!... Un ángel venido derecho del cielo no habría despertado más
reverencia. ¿No se tiene por costumbre, en país civilizado, el inclinarse delante de los banqueros,
quienes controlan las pulsaciones de las finanzas?
                                    6. El dios de la civilización
      — “Señor Martín, ya que usted es banquero, usted no
trabajará en la isla. Usted sólo se ocupará de nuestro dinero.”
      — “Me encargaré, como todo banquero, de forjar la
prosperidad común.”
      — “Señor Martín, se le construirá una casa digna de
usted Mientras tanto, se puede instalar en el edificio que sirve
para nuestras reuniones públicas.”
      — “Muy bien, mis amigos. Pero empecemos por
descargar de la barca las cosas que he podido salvar en el
naufragio: una pequeña prensa, papel y accesorios, y sobretodo un pequeño barril que procurarán
tratar con sumo cuidado.”
      Se descarga el conjunto. El pequeño barril intriga la curiosidad de nuestros buenos hombres.
      — “Este barril, declara Martín, es un tesoro sin igual. ¡Esta lleno de oro!”
      ¡Lleno de oro! Cinco almas casi se escaparon de cinco cuerpos. ¡Figúrese: el dios de la
civilización entrado en la Isla de los Náufragos. El dios amarillo, siempre oculto, pero potente, terrible,
cuya presencia, ausencia o menores caprichos pueden decidir de la vida de 100 naciones!
      — “¡Oro! ¡Señor Martín, verdadero gran banquero! Le saludamos respetuosamente y le
prestamos nuestros juramentos de fidelidad.”
      — “Oro para todo un continente, amigos míos. Pero no es el oro que va a circular. Hace falta
esconder el oro: el oro es el alma de todo dinero sano. El alma debe quedar invisible. Les explicaré
todo esto cuando les dé dinero.
7. Un entierro sin testigo
                                              Antes de separarse por la noche, Martín les pone una
                                         última pregunta:
                                              — “¿Cuánto dinero les haría falta en la isla para empezar,
                                         para que los intercambios marchen bien?”
                                              Se miran unos a otros. Se consulta humildemente al
                                         propio Martín. Con las sugestiones del benévolo banquero, se
                                         conviene que 200 dólares cada uno parecen suficientes para
                                         empezar. Cita fijada par el día siguiente a la noche.
                                              Los hombres se retiran, intercambian reflexiones
conmovidas, se acuestan tarde, no pueden dormir hasta la mañana, después de haber soñado oro
largo tiempo con los ojos abiertos.
     Martín, él, no pierde tiempo. Olvida su cansancio para no pensar más que en su porvenir de
banquero. Aprovechando la mañanita, cava un hoyo, hace rodar su barril, lo cubre de tierra, lo
disimula bajo matas de hierba cuidadosamente colocadas, transplanta inclusive un pequeño arbusto
para ocultar toda huella.
     Después, pone en marcha su pequeña prensa, para imprimir 1000 billetes de 1 dólar. Viendo salir
los billetes, nuevecitos, de su prensa, sueña por dentro:
     — “¡Cómo son fáciles de hacer, estos billetes! Sacan su valor de los productos que servirán para
comprar. Sin productos, los billetes no valdrían nada. Mis cinco clientes tontos no piensan en esto.
Creen que es el oro que garantiza el dinero. ¡Los tengo amarrados por su ignorancia!”
     Por la noche, los cinco llegan corriendo cerca de Martín.

                                 8. ¿Para quien será el dinero?
     Cinco fajos de billetes están ahí, sobre la mesa.
     — “Antes de distribuirles este dinero, dice el banquero,
hace falta entenderse.”
     “El dinero está basado en el oro. El oro, colocado en la
bóveda de mi banco, me pertenece. En consecuencia, el
dinero es mío... ¡Oh, no estén tristes! Voy a prestarles este
dinero, y ustedes lo emplearán a su antojo. Mientras tanto, les
cargo solamente el interés. Dada la rareza del dinero en la Isla,
ya que no hay de todo, creo ser razonable pidiendo un
pequeño interés de 8 por ciento solamente.”
     — “En efecto, Señor Martín, usted. es muy generoso.”
     — “Un último punto, amigos míos. Los negocios son los
negocios, inclusive entre los mejores amigos. Antes de cobrar
su dinero, cada uno de ustedes va a firmar este documento: es el compromiso por parte de cada uno
de ustedes de reembolsar capital e intereses, bajo pena de confiscación por mí de sus propiedades.
¡Oh, simple garantía! No tengo ningún interés de quedarme jamás con sus propiedades, me contento
con el dinero. Estoy seguro que conservarán sus bienes y que me devolverán el dinero.”
     — “Esto está lleno de buen sentido, Señor Martín. Vamos a redoblar los esfuerzos en el trabajo y
se lo devolveremos todo.”
     — “Eso es. Vuelvan a verme cada vez que tengan problemas. El banquero es el mejor amigo de
todo el mundo... Muy bien, aquí tienen para cada uno sus 200 dólares.”
     Y nuestros cinco hombres se van encantados, las manos y la cabeza llenos de dinero.
                                 9. Un problema de aritmética
El dinero de Martín ha circulado en la Isla. Los
                                       intercambios se han multiplicado a la vez que se han
                                       simplificado. Todo el mundo se regocija y saluda a Martín con
                                       respeto y gratitud.
                                            No obstante, el geólogo está inquieto. Sus productos
                                       están todavía bajo tierra. No tiene más que algunos dólares en
                                       su bolsillo. ¿Cómo reembolsar al banquero en el plazo que se
                                       acerca?
                                            Después de haberse roto la cabeza mucho tiempo ante su
                                       problema individual, Tomás lo trata socialmente:
                                            “Considerando la población entera de la isla, piensa él,
                                       ¿somos capaces de cumplir con nuestros compromisos?
                                       Martín ha hecho una suma total de 1000 dólares. Y nos
                                       reclama un total de 1080 dólares.
    Inclusive si reuniéramos todo el dinero de la isla para llevárselo, esto haría 1000 y no 1080. Nadie
ha hecho los 80 dólares de más.
    Hacemos cosas, no dinero. Martín podrá entonces quedarse con toda la isla, porque todos juntos
no podemos reembolsar capital e intereses.
     “Si los que tienen posibilidad devuelven su parte de dinero sin preocuparse de los demás,
algunos van a caer enseguida, y otros van a sobrevivir. Pero les tocará su turno y el banquero se
quedará con todo. Más vale unirse enseguida y tratar este asunto socialmente.”
    Tomás no tiene dificultad para convencer a los demás de que Martín les ha engañado. Se ponen
de acuerdo para una cita general en casa del banquero.
                                                                                                página 2
página 1

                                10. Benevolencia del banquero
     Martín adivina su estado de ánimo, pero hace buena cara.
El impulsivo Francisco presenta el caso:
     — “¿Cómo podemos devolverle 1080 dólares cuando no
hay más de 1000 dólares en toda la isla?”
     — “Es el interés, mis buenos amigos. ¿Su producción no
ha aumentado?”
     — “Sí, pero el dinero, él, no ha aumentado. Y es
precisamente dinero que usted reclama, y no productos. Sólo
usted puede hacer dinero. Ahora bien, usted no hace más que
1000 dólares y pide 1080 dólares. ¡Es imposible!”
     — “Esperen, amigos míos. Los banqueros se adoptan siempre a las condiciones, para el mayor
bien del público... No voy a pedir más que el interés. Nada más que 80 dólares. Seguirán guardando
el capital.”
     — “¿Usted perdona nuestra deuda?”
     — “Eso sí que no. Lo siento, pero un banquero nunca perdona una deuda. Ustedes me deberán
todavía todo el dinero prestado. Pero ustedes me van a devolver cada año solamente el interés, y no
voy darles prisa para que devuelvan el capital. Algunos de entre ustedes pueden llegar a ser
incapaces de pagar inclusive su interés, porque el dinero va del uno al otro. Pero organícense ustedes
en una nación, y pónganse de acuerdo en un sistema de impuestos. Pagarán más los que tendrán
más dinero, y los otros menos. Con tal de que me traigan todos el total del interés, estaré satisfecho y
su nación se llevará bien.”
Nuestros hombres se retiran, medio calmados, medio pensativos.

                                     11. El éxtasis de Martín
                                            Martín está solo. Se concentra y llega a esta conclusión:
                                            “Mi negocio es bueno. Buenos trabajadores, esto
                                       hombres, pero ignorantes. Su ignorancia y su credulidad hacen
                                       mi fuerza. Querían dinero, les puse las cadenas. Me han
                                       cubierto de flores mientras les engañaba.
                                            “¡Oh gran banquero!, siento tu genio apoderarse de mi
                                       ser. Tú lo has dicho bien, oh ilustre maestro: «Que se me
                                       conceda el control de la moneda de una nación y me río de
                                       quien hace sus leyes. » Soy el maestro de la Isla de los
                                       Náufragos, porque controlo su sistema de dinero.
                                            “Yo podría controlar el universo. Lo que estoy haciendo
                                       aquí, yo, Martín, puedo hacerlo en el mundo entero. Si un día
                                       salgo de este islote, sabré cómo gobernar el mundo entero sin
                                       tener ningún cetro.”
    Y toda la estructura del sistema bancario se eleva en el espíritu encantado de Martín.
                                         12. Crisis de vida
     No obstante, la situación empeora en la Isla de los
Náufragos. Aunque la productividad aumenta, los intercambios
disminuyen. Martín exige regularmente sus intereses. Hay que
pensar en ahorrar dinero para él. El dinero no circula.
     Los que pagan más impuestos gritan contra los otros y
aumentan sus precios para lograr compensación. Los más
pobres, los que no pagan impuestos, gritan contra el costo
elevado de la vida y compran menos.
     La moral baja, la alegría de vivir se pierde. No se tiene
más corazón para obrar. ¿Para qué? Los productos se venden
mal; y cuando se venden, hay que pagar impuestos a Martín.
Cada uno se priva. Es la crisis. Y cada uno acusa a su vecino
de faltar a la virtud y de ser la causa de la carestía de la vida.
     Un día, Enrique, pensando en medio de sus huertos,
concluye que el “progreso” traído por el sistema monetario del banquero lo ha echado todo a perder
en la Isla. Ciertamente, los cinco hombres tienen sus defectos; pero el sistema de Martín alimenta
todo lo que hay de malo en la naturaleza humana.
     Enrique decide convencer y ganarse a sus compañeros. Comienza por Jaime. Esto se hace
rápido: “¡Eh!, dice Jaime, yo no soy un erudito; pero hace tiempo que lo siento: ¡el sistema de ese
                                          banquero está más podrido que el estiércol de mi establo en la
                                          última primavera!”
                                               Todos están convencidos, uno tras otro, y se decide una
                                          nueva entrevista con Martín.
                                                 13. En casa del forjador de cadenas
                                            Hubo tempestad en casa del banquero:
                                            — “El dinero está escaso en la isla, Señor, porque usted,
                                       nos lo retira. Se le paga, se le paga, y se le debe todavía tanto
                                       como al inicio. Se trabaja, se hacen las tierras más bellas, y
                                       nos encontramos peor que antes de su llegada. ¡Deuda!
¡Deuda! ¡Deuda por encima de la cabeza!”
     — “Vamos, amigos míos, razonemos un poco. Si sus tierras son más bellas, es gracias a mí. Un
buen sistema bancario es el activo más bello de un país. Pero para aprovecharlo, hace falta antes que
nada guardar toda confianza en el banquero. Vengan hacia mí como hacia un padre... ¿Ustedes
quieren dinero? Muy bien. Mi barril vale muchas veces mil dólares... Tomen, voy a hipotecar sus
nuevas propiedades y prestarles otra vez 1000 dólares de inmediato.”
     — “¿Dos veces más deudas? ¿Dos veces más de interés a pagar cada año, sin nunca terminar?”
     — “Sí, pero les iré prestando, a medida que ustedes aumentarán su riqueza territorial; y ustedes
no me devolverán nunca nada más que el interés. Ustedes amontonarán los prestamos; llamarán esto
deuda consolidada. Deuda que podrá aumentar de año en año. Pero su ganancia también. Gracias a
mis préstamos, desarrollarán a su país.”
     — “Entonces, ¿cuanto más produzcamos, mas será nuestra deuda total?”
     — “Como en todos los países civilizados. La deuda pública es un barómetro de la prosperidad.”
                             14. El lobo se come a los corderos
     — “¿Es esto que usted llama moneda sana, Señor
Martín? una deuda nacional que se vuelve necesaria y que no
se puede pagar, esto no es sano, es malsano.”
     — “Señores, toda moneda sana debe ser basada en el
oro y salir del banco en estado de deuda. La deuda nacional
es una buena cosa: ella coloca los gobiernos bajo la sabiduría
encarnada de los banqueros. Como banquero, yo soy una
antorcha de civilización en su isla.”
     — “Señor Martín, nosotros somos ignorantes, pero no
queremos aquí esa civilización. No pediremos ningún
préstamo más de usted. Moneda sana o no, no queremos más tratos con usted.”
     — “Lo siento por esta decisión malhábil, Señores. Pero si ustedes rompen conmigo, tengo sus
firmas. Reembólsenme inmediatamente todo, capital e intereses.”
     — “Pero es imposible, Señor. Incluso si le diéramos todo el dinero de la isla, no quedaríamos sin
deuda.”
     — “¿Que puedo hacer en eso? ¿Han firmado? ¿Sí o no? Pues bien, en virtud del reglamento de
los contratos, me apodero de todas sus propiedades empeñadas, tal como quedó convenido entre
nosotros, cuando ustedes estaban tan contentos de tenerme. Ustedes no quieren servir de buena fé al
poder supremo del dinero, pues lo servirán a la fuerza. Continuarán explotando la isla, pero para mí y
bajo mis condiciones. Vamos. Les comunicaré mis órdenes mañana.”
                               15. El control de los periódicos
                                           Martín sabe que aquel que controla el sistema monetario
                                      de una nación controla también esta nación. Pero él sabe
                                      también que, para mantener este control, hace falta mantener
                                      el pueblo en la ignorancia y distraerlo en otra cosa.
                                           Martín ha notado que, entre los cinco insulares, dos son
                                      conservadores y tres son liberales. Esto se nota en las
                                      conversaciones de los cinco, por la noche, sobretodo desde
                                      que se han vueltos sus esclavos. Hay peleas entre azules y
                                      rojos.
                                           De vez en cuando, Enrique, el menos partidista, sugiere
una fuerza en el pueblo para hacer presión sobre los gobernantes... Fuerza peligrosa para toda
dictadura.
     Martín hará todo lo posible por envenenar sus discordias políticas. Valiéndose de su pequeña
prensa, publica dos folletos semanales: “El Sol”, para los rojos; “La Estrella”, para los azules.
    “El Sol” dice: Si ustedes no son ya los dueños de su país, es a causa de estos azules atrasados,
siempre pegados a los grandes intereses.
    “La Estrella” dice: Su deuda nacional es obra de esos malditos rojos, siempre listos para las
aventuras políticas.
    Y nuestros dos grupos políticos se pelean cada vez más, olvidando que el verdadero forjador de
cadenas, el controlador del dinero, es Martín.

                                      16. Un resto precioso
     Un día, Tomás, el geólogo, descubre, encallada al fondo
de una ensenada, a la extremidad de la isla, y cubierta por
altas hierbas, unos restos de una canoa de salvamento, sin
remos, sin otra huella de servicio que una caja bastante bien
conservada.
     Abre la caja: además de ropa y algunos efectos diversos,
su atención se fija sobre un libro-álbum en bastante buen
estado, titulado: Las ediciones de Primer año de San Miguel
(en francés, “Vers Demain").
     "! Pero, exclama él, aquí está lo que hubiéramos debido
saber desde hace tiempo:
     “El dinero no saca de ninguna manera su valor del oro,
sino de los productos que el dinero compra.
     “El dinero puede consistir en una sencilla contabilidad, los créditos pasados de una cuenta a otra
según las compras y las ventas. Además, el total del dinero debe estar en relación con el total de la
producción.
     “A todo aumento de producción debe corresponder un aumento equivalente del dinero... Nunca
pagar interés alguno sobre el dinero que nace... El progreso queda representado, no por una deuda
pública, sino por un dividendo igual para cada uno... Los precios quedan ajustados al poder de compra
por un coeficiente de los precios. El Crédito Social...”
     Tomás no aguanta más. Se levanta y corre, con su libro, a comunicar su descubrimiento a sus
cuatro compañeros.

                              17. El dinero, simple contabilidad
                                           Y Tomás, actúa como profesor delante de una pizarra:
                                           “He aquí, dice él, lo que habríamos podido hacer, sin el
                                      banquero, sin oro, sin firmar ninguna deuda.
                                           “Abro una cuenta a nombre de cada uno de ustedes. A la
                                      derecha, el haber, lo que aumenta la cuenta; a la izquierda, el
                                      debe, lo que disminuye la cuenta.
                                           “Cada uno quería 200 dólares. para empezar. De común
                                      acuerdo, decidimos escribir 200 dólares al crédito de cada uno.
                                      Cada uno posee pues enseguida 200 dólares.
                                           “Francisco compra productos de Pablo, por 10 dólares.
                                      Resto 10 dólares de Francisco; le quedan entonces 190
                                      dólares. Añado 10 dólares a Pablo, que tiene entonces 210
dólares.
     “Jaime compra a Pablo por valor de 8 dólares. Resto 8 dólares de Jaime, a quien le quedan 192
dólares. Pablo, tiene ahora 218 dólares.
“Pablo compra madera de Francisco, por 15 dólares. Resto 15 dólares de Pablo, al cuál le
quedan 203 dólares; añado 15 dólares a Francisco, que tiene ahora 205 dólares.
      “Y así sucesivamente; de una cuenta a la otra, exactamente como los billetes de papel van de un
bolsillo al otro.
      “Si uno de nosotros tiene necesidad de dinero para aumentar su producción, se le abre el crédito
necesario, sin interés. Él reembolsa el crédito una vez que la producción sea vendida. Lo mismo para
los trabajos públicos.
      “Se aumentan también, periódicamente, las cuentas de cada uno con una suma adicional, sin
restar a nadie, en correspondencia con el progreso social. Es el dividendo nacional. El dinero es así
un instrumento de servicio.”

                               18. Desesperación del banquero
     Todos han entendido. La pequeña nación se ha vuelto
creditista. Al día siguiente, el banquero Martín recibe una carta
firmada por los cinco:
     “Señor, usted nos ha llenado de deudas y explotado sin
ninguna necesidad. No tenemos más necesidad de usted para
regir nuestro sistema de dinero. Tendremos desde ahora todo
el dinero que nos hace falta, sin oro, sin deuda, sin ladrón.
Establecemos de inmediato en la Isla de los Náufragos el
sistema del Crédito Social. El dividendo nacional reemplazará
la deuda nacional.
     “Si usted tiene interés en ser reembolsado, podemos
remitirle todo el dinero que usted ha hecho por nosotros, nada
más. Usted no puede reclamar lo que usted. no ha hecho.”
     Martín queda desesperado. Su imperio se derrumba. Los cinco, ahora vueltos creditistas, no hay
más misterio de dinero o de crédito para ellos.
     “¿Qué hacer? ¿Pedirles perdón, hacerse como uno de ellos? ¿Yo, banquero, hacer esto?... No.
Voy más bien a tratar de pasar sin ellos, viviendo apartado.”

                                    19. Engaño descubierto
                                            Para protegerse contra toda reclamación futura posible,
                                       nuestros hombres han decidido hacer firmar al banquero un
                                       documento atestando que él posee todavía todo lo que tenía
                                       cuando vino a la isla.
                                            He ahí inventario general: la canoa, la pequeña prensa y...
                                       el famoso barril de oro.
                                            Fue necesario que Martín indique el lugar, y que se
                                       proceda a desenterrar el barril. Nuestros hombres lo sacan del
                                       hoyo con mucho menos respeto esta vez. El Crédito Social les
                                       ha enseñado a despreciar el fetiche oro.
                                            El geólogo, cargando el barril, encuentra que para ser oro
esto no pesa mucho: “Dudo mucho que este barril esté lleno de oro”, dice él.
     El impulsivo Francisco no vacila más tiempo. Un golpe de hacha y el barril echa por tierra su
contenido: de oro, ¡ni un gramo! ¡Rocas, nada más que vulgares rocas sin valor!...
     Nuestros hombres se quedan aterrados:
     — “¡Y pensar que nos ha mistificado hasta tal punto, el miserable! ¡Que bobos hemos sido,
también, para caer en éxtasis delante de la sola palabra ORO!”
     — “¡Pensar que hemos empeñado todas nuestras propiedades por pedazos de papel basados
sobre cuatro paladas de rocas! ¡Además de ladrón mentiroso!”
    — “¡Pensar que nos hemos puesto mala cara y odiado los unos a los otros durante meses y
meses por tal engaño! ¡Qué demonio!”
    Apenas Francisco había levantado su hacha que el banquero salía corriendo hacia el bosque.




                      De la parábola a la realidad
                                  El sistema de dinero-deuda




                                                Louis Even
      El sistema de dinero-deuda introducido en la Isla de los Náufragos hacía que la pequeña
Comunidad fuera llenándose de deudas a medida que, merced al trabajo de los hombres, la Isla se iba
desarrollando y enriqueciendo.
      ¿No es precisamente lo que ocurre en nuestros países civilizados?
      Nuestro país en este siglo es sin duda más rico, de verdaderas riquezas, que hace cincuenta o
cien años, o que en los tiempos de primeros colonizadores. Ahora bien, ¡comparemos la deuda
pública, la suma de todas las deudas públicas del País de hoy en día, con lo que era dicha deuda
hace cincuenta o cien años, o hace tres siglos!
      Con todo, la misma población del País ha sido la que ha producido el enriquecimiento a lo largo
de los siglos. Pues, ¿por qué razón tenerla endeudada por el resultado de su trabajo?
      Consideremos, por ejemplo, el caso de las escuelas, de los acueductos municipales, de los
puentes, de las carreteras y otras construcciones de carácter público. ¿Quién las construye? Gentes
de aquí... ¿Quién proporciona los materiales? Los fabricantes del país. Y ¿por qué pueden dedicarse
a esas obras públicas? Porque también existen gentes que producen alimentos, vestidos, calzado o
facilitan servicios que a su vez pueden utilizar los constructores y los fabricantes de materiales.
      Así pues se ve que la población es la que, por sus diversos trabajos, produce todas las riquezas.
Si se importan cosas del extranjero serán el precio de los productos que han sido exportados.
De hecho, ¿qué es lo que comprobamos? En todas partes, se aplica impuestos a los ciudadanos
por pagar las escuelas, los sanatorios, los puentes, las carreteras y otras obras públicas. La población
paga pues por lo que ella misma produce..
                                    Pagar más que el precio
     Y todo ello no para ahí. La población paga más por lo que ella misma ha producido. Su
producción, un verdadero enriquecimiento, se vuelve para ella una deuda cargada de intereses. Con
los años, la suma de los intereses puede igualar o sobrepasar el total de la deuda impuesta por el
sistema. Hasta puede ocurrir que la población tenga que pagar dos o tres veces el precio de lo que
ella misma ha producido.
     Además de las deudas públicas, también existen deudas industriales que obligan al empresario a
subir sus precios más allá del coste de producción para ser capaz de reembolsar capital e intereses y
no hacer quiebra.
     Sean deudas públicas o deudas industriales, la población siempre será la que tendrá que
pagarlas en forma de impuestos cuando se trata de deudas públicas o en forma de precios cuando se
trata de deudas industriales. Los precios suben al paso que los impuestos casi dejan vacío el
monedero.

                                         Sistema tiránico
     Todo eso y muchas cosas más caracterizan un sistema de dinero, un sistema de finanzas que
manda en vez de servir y que mantiene a la población bajo su dominio — como Martín tenía bajo su
dominio a todos los hombres de la Isla antes de que se sublevasen.
     ¿Qué es lo que pasa cuando los que controlan el dinero se niegan a prestar o imponen a las
corporaciones públicas o a los empresarios condiciones demasiado difíciles? Las corporaciones
públicas abandonan sus proyectos aunque sean urgentes; los empresarios abandonan sus planes de
desarrollo o de producciones que corresponderían a unas necesidades, lo que provoca el desempleo.
Y para evitar que se mueran de hambre los desempleados, hace falta cargar con un impuesto a
quienes todavía poseen algo o viven de un salario.
     ¿Puede imaginarse un sistema más tiránico cuyos maleficios se hacen sentir en toda la
población?
                                  Obstáculo a la distribución
     Y esto no es todo. Además de llenar de deudas a la producción que financia o de paralizar la que
se niega a financiar, el sistema de dinero es un mal instrumento de distribución de los productos.
     Aunque tengamos almacenes y centros comerciales llenos de productos, aunque tengamos todo
lo necesario para producir más aún, la distribución de los productos queda racionada.
     En realidad, para tener dichos productos, hace falta pagarlos. Si los productos son abundantes,
abundantes también tendrían que ser los billetes en el billetero. Pero no es así. El sistema pone
siempre más precio en los productos que dinero en los bolsillos de quienes los necesitan.
     La capacidad de pago no equivale la capacidad de producción. Las finanzas no van de acuerdo
con la realidad. La realidad son unos productos abundantes y fáciles de hacer. Las finanzas son
dinero racionado y difícil de obtener.

                                        Corregir lo viciado
     El actual sistema de dinero es de verdad un sistema punitivo en lugar de ser un sistema servible.
     No quiere decir eso que hay que suprimirlo sino corregirlo. Es lo que haría magníficamente la
aplicación de los principios de finanzas conocidos bajo el nombre de Crédito Social. (No se confundan
con el partido político que toma falsamente este nombre)
El Crédito Social
                                El dinero ajustado a la realidad
     El dinero de Martín, en la Isla de los Náufragos, ningún valor hubiera tenido si no hubieran tenido
ningún producto allí, en la isla. Aunque su barril hubiera estado de veras lleno de oro, ¿qué es lo que
hubieran podido comprar con este oro en una isla sin productos? Oro, o papel-moneda o cualesquiera
cifras del libro de Martín, nada hubiera podido mantener a nadie sin productos alimenticios. Lo mismo
en cuanto a ropas y todo lo demás.
     Pero, en la isla, había productos que procedían de los recursos naturales de la Isla y del trabajo
de la pequeña comunidad. Esa misma riqueza que era lo que daba valor al dinero no era propiedad
personal del banquero Martín sino que pertenecía a los habitantes de la isla.
     Martín les tenía endeudados por todo aquello que les pertenecía. Lo entendieron bien en cuanto
conocieron el Crédito social. Entendieron que cualquier dinero, cualquier crédito se basa en el crédito
de la misma sociedad y no en la actuación del banquero; que el dinero debía ser suyo en el momento
cuando empezaba a ser creado, entonces, que debía serles entregado, repartido entre ellos sin
perjuicio, que debía circular a continuación de los unos a los otros según el vaivén de la producción de
los unos y de los otros.
     Desde entonces, el problema del dinero se volvió para ellos lo que es esencialmente: una
cuestión de contabilidad.
     Lo primero que se exige en una contabilidad es que sea exacta, conforme con lo que expresa.
     El dinero debe ser conforme con la producción o la destrucción de riqueza, seguir el movimiento
de la riqueza: producción abundante, dinero abundante; producción fácil, dinero fácil; producción
automática, dinero automático; gratuidad en la producción, gratuidad en el dinero.

                                  El dinero para la producción
      El dinero debe estar al servicio de los productores según lo necesitan para movilizar los medios
de producción.
      Todo ello es posible puesto que fue una realidad, de la noche a la mañana, en cuanto estalló la
guerra en 1939. De repente acudió el dinero que tanto faltaba por todas partes desde hacía diez años.
Y durante los seis años de guerra, no hubo ningún problema de dinero para financiar toda la
producción posible y necesaria.
      El dinero pues puede estar, y debe estar, al servicio de la producción pública o privada con la
misma fidelidad que cuando estuvo al servicio de la producción de guerra. Todo aquello que resulta
físicamente posible para responder a las necesidades legítimas de la población debe volverse posible
financieramente.
      Esto sería el fin de las pesadillas de los cuerpos públicos. Y sería el fin del desempleo y de las
privaciones que acarrea mientras queden cosas por hacer para responder a las necesidades públicas
o privadas de la población.

                      Todos capitalistas — Dividendos para cada uno
      El Crédito Social preconiza para todos el reparto periódico de un dividendo. O sea una cantidad
de dinero abonada cada mes a cada persona, cualquiera que sea su oficio, así como el dividendo
abonado al capitalista incluso cuando no trabaja personalmente.
     Se conoce que el capitalista que invierte dinero en una empresa tiene derecho a una renta, que
se llama dividendo. Otros son quienes utilizan dicho dinero: se les paga en salarios. Pero el capitalista
saca su renta únicamente de la presencia de su capital en la empresa. Si también trabajase en la
empresa, tendría dos rentas: un salario por su trabajo y un dividendo por su capital.
     Ahora bien, el Crédito Social considera que todos los miembros de la empresa son capitalistas.
Todos poseen juntos un capital real que contribuye mucho mas a la producción que el capital invertido
o el trabajo de los empleados.
      ¿Cuál es ese capital común?
      Son primero las riquezas del país que no han sido producidas por nadie sino que son un regalo
de Dios para quienes viven en dicho país. También es el conjunto de las invenciones, de los
conocimientos, descubrimientos, de los perfeccionamientos de las técnicas de producción, de todo el
progreso adquirido, acumulado, engrandecido y transmitido de una generación a otra. Es una herencia
común, ganada por las generaciones pasadas y que nuestra generación utiliza y sigue
engrandeciendo para pasarla a la siguiente. No es la propiedad exclusiva de nadie sino un bien común
por excelencia.
      Y ahí esta el mayor factor de la producción moderna. Que sólo se suprima la fuerza motriz del
vapor, de la electricidad, del petróleo — invenciones de los tres últimos siglos — y vaya a ver lo que
sería la producción total incluso con mucho más trabajo de todos los efectivos obreros del país y con
mucho más horas.
      Sin duda alguna, aún se necesitan productores para dar un rendimiento al capital y por este
rendimiento están recompensados por su salario. Pero el mismo capital debe tener valor de
dividendos para sus propietarios, es decir para todos los ciudadanos ya que todos son igualmente
coherederos de las generaciones pasadas.
      Siendo ese capital común el mayor factor de producción moderno, el dividendo debería bastar
para proporcionar a cada hombre por lo menos lo que necesita para mantenerse. Luego, al paso que
la mecanización, la motorización, la automatización desempeñan un papel cada día más importante
en la producción, con cada vez menos trabajo humano, la parte repartida por el dividendo debería
llegar a ser mayor.
      He aquí otra manera de enfocar el asunto de la distribución de la riqueza que no es la de hoy en
día. En lugar de dejar vivir a los unos miserablemente y de poner impuestos a los que se ganan la vida
para ayudar a quienes ya no contribuyen a la producción, a cada uno le tocaría una renta básica: el
dividendo. Sería un mejor reparto desde el origen.
      También sería al mismo tiempo un medio bien adecuado a las grandes capacidades productivas
modernas para concretizar el derecho de cada ser humano a gozar de los bienes materiales que es un
derecho que cada hombre saca del solo hecho de su existencia, un derecho fundamental e
imprescriptible que el papa Pio XII recordaba en su radio-mensaje del 1 de Junio de 1941:
            “Los bienes creados por Dios han sido creados para todos los hombres y deben
       estar a la disposición de todos, según las normas de la justicia y de la caridad.
       Cualquier hombre como ser humano dotado de razón tiene de hecho dado por la
       naturaleza el derecho fundamental a usar de los bienes materiales de la tierra. Tal
       derecho no podría suprimirse de ningún modo ni siquiera ser sustituido por otros
       derechos verdaderos y reconocidos sobre los bienes materiales.”
      Un dividendo para todos y para cada uno: ésta es la formula económica y social más
resplandanciente que se haya propuesto jamás a un mundo cuyo problema ya no es producir sino
repartir lo producido.

                                Que no sea un partido político
      Muchos son los que, en varios países, han visto en el Crédito Social de Douglas lo mejor que se
ha propuesto jamás para servir a la economía de abundancia moderna y para poner los productos al
servicio de todos.
     Queda por hacer que se admita esta concepción de la economía para que llegue a ser una
realidad.
     Desgraciadamente, en el Mundo, los políticos han estropeado las dos palabras “Crédito Social”,
empleándolas para designar un partido político. Es el mayor perjuicio jamás hecho a la comprensión y
a la expansión de la doctrina de Douglas. Y esto llegó a ser una causa de confusión y de
desconfianza. Muchas personas no quieren oír hablar del crédito social porque ven en él un partido
político y han dado ya su aprobación a otro.
      Ahora bien, el crédito social, comprendido en toda su autenticidad no es de ningún modo un
partido político. Es precisamente todo lo contrario. El mismo fundador de la escuela creditista, C. H.
Douglas, conocía mejor la propia doctrina que cualquiera, sobre todo mucho mejor que los cabecillas
engreídos que quieren aprovecharse de la idea superficial que tienen de él para abrirse camino en las
esferas políticas. Pues, Douglas ha dicho que había una total incompatibilidad entre Crédito Social y
política electoral. Son dos términos que se excluyen el uno al otro por su índole, sus fines, sus causas,
su inspiración.
      Los principios del Crédito Social descansan en una filosofía. Y es esta filosofía la que da la
prioridad a la persona sobre el grupo, sobre las instituciones, sobre el mismo gobierno. Cualquier
actividad hecha en nombre del auténtico Crédito Social debe ser una actividad al servicio de las
personas.
      Es una causa muy distinta la que anima y orienta las actividades de un partido político.
      La primera meta de cualquier partido político, que sea antiguo o nuevo, es conquistar o guardar el
poder, llegar a ser o seguir siendo el grupo que gobierne el país. Se trata de la búsqueda del poder
por un grupo.
      El Crédito Social, por lo contrario, enseña que el poder debe ser repartido entre todos: el poder
económico, bajo la forma de un dividendo periódico que le permita a cada individuo hacer pedidos
dentro de la producción de su país; el poder político, haciendo, del Estado y de los gobiernos de todos
niveles, cosa de las personas y no, las personas, cosa del Estado.
      El gobierno es lo que interesa a los partidos políticos mientras que la persona, el desarrollo de la
persona es lo que interesa al auténtico creditista.
      La política de partido lleva a los ciudadanos a la abdicación de su responsabilidad personal,
poniendo el partido toda la importancia sobre la votación, sobre un acto de unos segundos que el
ciudadano cumple escondido detrás de una cortina, después de haberse empapado del guiso electoral
durante cuatro semanas.
      El Crédito Social, por lo contrario, enseña a los ciudadanos a hacerse responsables tanto en
política como en lo demás y en todo momento, siendo conciencia y vigilancia de los gobiernos,
gritando la verdad y denunciando las injusticias sin tregua ni descanso en cualquier parte donde se
encuentren.
      Cualquier partido político contribuye a dividir al pueblo, luchando los partidos los unos con los
otros en busca del poder. Ahora bien, toda división debilita: un pueblo dividido, debilitado no se hace
servir bien.
      La doctrina del Crédito Social, por lo contrario, hace a sus ciudadanos conscientes de sus
aspiraciones fundamentales comunes a todos. Un movimiento creditista auténtico enseña a los
ciudadanos a unirse en las peticiones que todos aprueban, a presionar a los del gobierno, cualquiera
que sea el equipo que esté en el poder. Por eso el periódico “San Miguel” (en francés, “Vers Demain”
— “Hacia el mañana”) — del que se han sacado estas líneas — recomienda en política la presión del
pueblo agrupado fuera de los parlamentos pero presionándolos con el fin de que los hombres elegidos
por el pueblo hagan leyes conformes a la doctrina del Crédito social.
      Para hacer prevalecer ideas tan grandes como la concepción creditista de la economía, no se
necesitan políticos ávidos de ufanía ni de dinero sino apóstoles que se entregan a su tarea sin
cálculos sin tener más miras que el triunfo de la verdad y un mundo mejor para todos, apóstoles
despegados de cualquier recompensa aquí en este mundo, haciendo todo lo posible por la causa
abrazada y confiando en Dios por todo lo demás.
      El periódico “San Miguel” trabaja para formar tales apóstoles y presenta sus objetivos, sus
actividades y sus realizaciones.
                                                                                   Louis EVEN
    Regresar a la página principal de San Miguel
La isla-naufragos

Más contenido relacionado

Destacado

Philosophie du vieil âge
Philosophie du vieil âgePhilosophie du vieil âge
Philosophie du vieil âge
mcblonay
 
Programación actual tercer año cosma
Programación actual tercer año cosmaProgramación actual tercer año cosma
Programación actual tercer año cosma
Domus
 
1 unidad 3ro y 4to
1 unidad 3ro y 4to1 unidad 3ro y 4to
1 unidad 3ro y 4to
Domus
 
2014's Top 10 Antioxidant Supplements
2014's Top 10 Antioxidant Supplements2014's Top 10 Antioxidant Supplements
2014's Top 10 Antioxidant Supplements
Top10Supplements.com
 
Presentacion super ya
Presentacion super yaPresentacion super ya
Presentacion super ya
superyaapc
 

Destacado (20)

Atelier photo dans l'Arsenal de Venise
Atelier photo dans l'Arsenal de VeniseAtelier photo dans l'Arsenal de Venise
Atelier photo dans l'Arsenal de Venise
 
Trevino(2011)procesode investigaciónpi.pptx_
 Trevino(2011)procesode investigaciónpi.pptx_ Trevino(2011)procesode investigaciónpi.pptx_
Trevino(2011)procesode investigaciónpi.pptx_
 
Reaccionesquimicas
ReaccionesquimicasReaccionesquimicas
Reaccionesquimicas
 
Manager as Teacher : comment le DSI fait progresser ses middle managers
Manager as Teacher : comment le DSI fait progresser ses middle managersManager as Teacher : comment le DSI fait progresser ses middle managers
Manager as Teacher : comment le DSI fait progresser ses middle managers
 
Tresors%20 architecturaux%20grecs[1]
Tresors%20 architecturaux%20grecs[1]Tresors%20 architecturaux%20grecs[1]
Tresors%20 architecturaux%20grecs[1]
 
Unidad II componentes principales de una computadora II
Unidad II componentes principales de una computadora IIUnidad II componentes principales de una computadora II
Unidad II componentes principales de una computadora II
 
Implantation de villages de vacances et d'hôtels 15.12.2010
Implantation de villages de vacances et d'hôtels 15.12.2010Implantation de villages de vacances et d'hôtels 15.12.2010
Implantation de villages de vacances et d'hôtels 15.12.2010
 
Navegadores, pagina web y buscadores
Navegadores, pagina web y buscadoresNavegadores, pagina web y buscadores
Navegadores, pagina web y buscadores
 
Estrategias globales
Estrategias globalesEstrategias globales
Estrategias globales
 
Act 2.3 cuadro comparativo
Act 2.3 cuadro comparativoAct 2.3 cuadro comparativo
Act 2.3 cuadro comparativo
 
politicas de seguridad
politicas de seguridadpoliticas de seguridad
politicas de seguridad
 
19 de junio
19 de junio19 de junio
19 de junio
 
« Identifier les mécanismes de défenses de l’accompagné: Se repérer pour acco...
« Identifier les mécanismes de défenses de l’accompagné: Se repérer pour acco...« Identifier les mécanismes de défenses de l’accompagné: Se repérer pour acco...
« Identifier les mécanismes de défenses de l’accompagné: Se repérer pour acco...
 
Philosophie du vieil âge
Philosophie du vieil âgePhilosophie du vieil âge
Philosophie du vieil âge
 
Programación actual tercer año cosma
Programación actual tercer año cosmaProgramación actual tercer año cosma
Programación actual tercer año cosma
 
1 unidad 3ro y 4to
1 unidad 3ro y 4to1 unidad 3ro y 4to
1 unidad 3ro y 4to
 
2014's Top 10 Antioxidant Supplements
2014's Top 10 Antioxidant Supplements2014's Top 10 Antioxidant Supplements
2014's Top 10 Antioxidant Supplements
 
Presentacion super ya
Presentacion super yaPresentacion super ya
Presentacion super ya
 
Australie jobs ete 2020
Australie jobs ete 2020Australie jobs ete 2020
Australie jobs ete 2020
 
Club utilisateurs Open System Aunis Marais Poitevin
Club utilisateurs Open System Aunis Marais PoitevinClub utilisateurs Open System Aunis Marais Poitevin
Club utilisateurs Open System Aunis Marais Poitevin
 

Similar a La isla-naufragos

La cueva de puerto godoy
La cueva de puerto godoyLa cueva de puerto godoy
La cueva de puerto godoy
manueloyarzun
 
Cronicas de-la-serpiente-emplumada-1-el-libro-del-mensajero
Cronicas de-la-serpiente-emplumada-1-el-libro-del-mensajeroCronicas de-la-serpiente-emplumada-1-el-libro-del-mensajero
Cronicas de-la-serpiente-emplumada-1-el-libro-del-mensajero
Joe Duran
 
Guia de aprendizaje conquista de america
Guia de aprendizaje conquista de americaGuia de aprendizaje conquista de america
Guia de aprendizaje conquista de america
Juan Luis
 
Un drama en mexico julio verne
Un drama en mexico   julio verneUn drama en mexico   julio verne
Un drama en mexico julio verne
rafaelcadena
 
4to grado del 03 al 06 de mayo de 2010
4to grado del 03 al 06 de mayo de 20104to grado del 03 al 06 de mayo de 2010
4to grado del 03 al 06 de mayo de 2010
urbano salazar
 
los viajes de colon libro que puede ser usado en 5to basico
los viajes de colon libro que puede ser usado en 5to basicolos viajes de colon libro que puede ser usado en 5to basico
los viajes de colon libro que puede ser usado en 5to basico
maria diaz avaria
 

Similar a La isla-naufragos (20)

EconomíA Práctica
EconomíA PrácticaEconomíA Práctica
EconomíA Práctica
 
La cueva de puerto godoy
La cueva de puerto godoyLa cueva de puerto godoy
La cueva de puerto godoy
 
Cronicas de-la-serpiente-emplumada-1-el-libro-del-mensajero
Cronicas de-la-serpiente-emplumada-1-el-libro-del-mensajeroCronicas de-la-serpiente-emplumada-1-el-libro-del-mensajero
Cronicas de-la-serpiente-emplumada-1-el-libro-del-mensajero
 
Calaguarris
CalaguarrisCalaguarris
Calaguarris
 
Guia de aprendizaje conquista de america
Guia de aprendizaje conquista de americaGuia de aprendizaje conquista de america
Guia de aprendizaje conquista de america
 
Un drama en mexico julio verne
Un drama en mexico   julio verneUn drama en mexico   julio verne
Un drama en mexico julio verne
 
Rainero claudia
Rainero claudiaRainero claudia
Rainero claudia
 
4to grado del 03 al 06 de mayo de 2010
4to grado del 03 al 06 de mayo de 20104to grado del 03 al 06 de mayo de 2010
4to grado del 03 al 06 de mayo de 2010
 
Historia de una Gaviota y del gato que le enseño a volar
Historia de una Gaviota y del gato que le enseño a volarHistoria de una Gaviota y del gato que le enseño a volar
Historia de una Gaviota y del gato que le enseño a volar
 
Lahistoriadelagaviotayelgato
LahistoriadelagaviotayelgatoLahistoriadelagaviotayelgato
Lahistoriadelagaviotayelgato
 
Guía de épocas literarias ejercicios (autoguardado)
Guía de épocas literarias   ejercicios (autoguardado)Guía de épocas literarias   ejercicios (autoguardado)
Guía de épocas literarias ejercicios (autoguardado)
 
historia-de-la-gaviota.pdf
historia-de-la-gaviota.pdfhistoria-de-la-gaviota.pdf
historia-de-la-gaviota.pdf
 
Delfines
DelfinesDelfines
Delfines
 
Los Pescadores
Los PescadoresLos Pescadores
Los Pescadores
 
17 falopia par sil
17 falopia par sil 17 falopia par sil
17 falopia par sil
 
La isla
La islaLa isla
La isla
 
El punto azul palido carl sagan
El punto azul palido  carl saganEl punto azul palido  carl sagan
El punto azul palido carl sagan
 
los viajes de colon libro que puede ser usado en 5to basico
los viajes de colon libro que puede ser usado en 5to basicolos viajes de colon libro que puede ser usado en 5to basico
los viajes de colon libro que puede ser usado en 5to basico
 
Leyendas de Cayetano Coll y Toste
Leyendas de Cayetano Coll y TosteLeyendas de Cayetano Coll y Toste
Leyendas de Cayetano Coll y Toste
 
PUERTO PIRÁMIDES
PUERTO PIRÁMIDESPUERTO PIRÁMIDES
PUERTO PIRÁMIDES
 

Último

informe-de-laboratorio-metodos-de-separacion-de-mezclas.pdf
informe-de-laboratorio-metodos-de-separacion-de-mezclas.pdfinforme-de-laboratorio-metodos-de-separacion-de-mezclas.pdf
informe-de-laboratorio-metodos-de-separacion-de-mezclas.pdf
AndreaTurell
 
🦄💫4° SEM32 WORD PLANEACIÓN PROYECTOS DARUKEL 23-24.docx
🦄💫4° SEM32 WORD PLANEACIÓN PROYECTOS DARUKEL 23-24.docx🦄💫4° SEM32 WORD PLANEACIÓN PROYECTOS DARUKEL 23-24.docx
🦄💫4° SEM32 WORD PLANEACIÓN PROYECTOS DARUKEL 23-24.docx
EliaHernndez7
 
Cuadernillo jkwfnergnerognerpognospgnrpongerpogn
Cuadernillo jkwfnergnerognerpognospgnrpongerpognCuadernillo jkwfnergnerognerpognospgnrpongerpogn
Cuadernillo jkwfnergnerognerpognospgnrpongerpogn
MarianaArgellesRamos
 
Concepto y definición de tipos de Datos Abstractos en c++.pptx
Concepto y definición de tipos de Datos Abstractos en c++.pptxConcepto y definición de tipos de Datos Abstractos en c++.pptx
Concepto y definición de tipos de Datos Abstractos en c++.pptx
Fernando Solis
 
Historia de la iglesia cristiana y sus 6 PERIODOS.pptx
Historia de la iglesia cristiana y sus 6 PERIODOS.pptxHistoria de la iglesia cristiana y sus 6 PERIODOS.pptx
Historia de la iglesia cristiana y sus 6 PERIODOS.pptx
edgarzevallos
 

Último (20)

informe-de-laboratorio-metodos-de-separacion-de-mezclas.pdf
informe-de-laboratorio-metodos-de-separacion-de-mezclas.pdfinforme-de-laboratorio-metodos-de-separacion-de-mezclas.pdf
informe-de-laboratorio-metodos-de-separacion-de-mezclas.pdf
 
UNIDAD DIDACTICA nivel inicial EL SUPERMERCADO.docx
UNIDAD DIDACTICA nivel inicial EL SUPERMERCADO.docxUNIDAD DIDACTICA nivel inicial EL SUPERMERCADO.docx
UNIDAD DIDACTICA nivel inicial EL SUPERMERCADO.docx
 
🦄💫4° SEM32 WORD PLANEACIÓN PROYECTOS DARUKEL 23-24.docx
🦄💫4° SEM32 WORD PLANEACIÓN PROYECTOS DARUKEL 23-24.docx🦄💫4° SEM32 WORD PLANEACIÓN PROYECTOS DARUKEL 23-24.docx
🦄💫4° SEM32 WORD PLANEACIÓN PROYECTOS DARUKEL 23-24.docx
 
Los avatares para el juego dramático en entornos virtuales
Los avatares para el juego dramático en entornos virtualesLos avatares para el juego dramático en entornos virtuales
Los avatares para el juego dramático en entornos virtuales
 
Cuadernillo jkwfnergnerognerpognospgnrpongerpogn
Cuadernillo jkwfnergnerognerpognospgnrpongerpognCuadernillo jkwfnergnerognerpognospgnrpongerpogn
Cuadernillo jkwfnergnerognerpognospgnrpongerpogn
 
Ensayo Paes competencia matematicas 2 Preuniversitario
Ensayo Paes competencia matematicas 2 PreuniversitarioEnsayo Paes competencia matematicas 2 Preuniversitario
Ensayo Paes competencia matematicas 2 Preuniversitario
 
UNIDAD 3 -MAYO - IV CICLO para cuarto grado
UNIDAD 3 -MAYO - IV CICLO para cuarto gradoUNIDAD 3 -MAYO - IV CICLO para cuarto grado
UNIDAD 3 -MAYO - IV CICLO para cuarto grado
 
Power Point E. S.: Los dos testigos.pptx
Power Point E. S.: Los dos testigos.pptxPower Point E. S.: Los dos testigos.pptx
Power Point E. S.: Los dos testigos.pptx
 
Concepto y definición de tipos de Datos Abstractos en c++.pptx
Concepto y definición de tipos de Datos Abstractos en c++.pptxConcepto y definición de tipos de Datos Abstractos en c++.pptx
Concepto y definición de tipos de Datos Abstractos en c++.pptx
 
Tema 17. Biología de los microorganismos 2024
Tema 17. Biología de los microorganismos 2024Tema 17. Biología de los microorganismos 2024
Tema 17. Biología de los microorganismos 2024
 
Usos y desusos de la inteligencia artificial en revistas científicas
Usos y desusos de la inteligencia artificial en revistas científicasUsos y desusos de la inteligencia artificial en revistas científicas
Usos y desusos de la inteligencia artificial en revistas científicas
 
PP_Comunicacion en Salud: Objetivación de signos y síntomas
PP_Comunicacion en Salud: Objetivación de signos y síntomasPP_Comunicacion en Salud: Objetivación de signos y síntomas
PP_Comunicacion en Salud: Objetivación de signos y síntomas
 
Historia de la iglesia cristiana y sus 6 PERIODOS.pptx
Historia de la iglesia cristiana y sus 6 PERIODOS.pptxHistoria de la iglesia cristiana y sus 6 PERIODOS.pptx
Historia de la iglesia cristiana y sus 6 PERIODOS.pptx
 
ACERTIJO LA RUTA DEL MARATÓN OLÍMPICO DEL NÚMERO PI EN PARÍS. Por JAVIER SOL...
ACERTIJO LA RUTA DEL MARATÓN OLÍMPICO DEL NÚMERO PI EN  PARÍS. Por JAVIER SOL...ACERTIJO LA RUTA DEL MARATÓN OLÍMPICO DEL NÚMERO PI EN  PARÍS. Por JAVIER SOL...
ACERTIJO LA RUTA DEL MARATÓN OLÍMPICO DEL NÚMERO PI EN PARÍS. Por JAVIER SOL...
 
Plan-de-la-Patria-2019-2025- TERCER PLAN SOCIALISTA DE LA NACIÓN.pdf
Plan-de-la-Patria-2019-2025- TERCER PLAN SOCIALISTA DE LA NACIÓN.pdfPlan-de-la-Patria-2019-2025- TERCER PLAN SOCIALISTA DE LA NACIÓN.pdf
Plan-de-la-Patria-2019-2025- TERCER PLAN SOCIALISTA DE LA NACIÓN.pdf
 
PLAN DE REFUERZO ESCOLAR MERC 2024-2.docx
PLAN DE REFUERZO ESCOLAR MERC 2024-2.docxPLAN DE REFUERZO ESCOLAR MERC 2024-2.docx
PLAN DE REFUERZO ESCOLAR MERC 2024-2.docx
 
Novena de Pentecostés con textos de san Juan Eudes
Novena de Pentecostés con textos de san Juan EudesNovena de Pentecostés con textos de san Juan Eudes
Novena de Pentecostés con textos de san Juan Eudes
 
Educacion Basada en Evidencias SM5 Ccesa007.pdf
Educacion Basada en Evidencias  SM5  Ccesa007.pdfEducacion Basada en Evidencias  SM5  Ccesa007.pdf
Educacion Basada en Evidencias SM5 Ccesa007.pdf
 
CONCURSO NACIONAL JOSE MARIA ARGUEDAS.pptx
CONCURSO NACIONAL JOSE MARIA ARGUEDAS.pptxCONCURSO NACIONAL JOSE MARIA ARGUEDAS.pptx
CONCURSO NACIONAL JOSE MARIA ARGUEDAS.pptx
 
Actividades para el 11 de Mayo día del himno.docx
Actividades para el 11 de Mayo día del himno.docxActividades para el 11 de Mayo día del himno.docx
Actividades para el 11 de Mayo día del himno.docx
 

La isla-naufragos

  • 1. Fábula para comprender el misterio del dinero English français po polsku Deutsch italiano português por Louis Even 1. Salvados del naufragio Una explosión ha destruido su barco. Cada uno se agarra a las primeras piezas flotantes que logra alcanzar. Cinco consiguen reunirse sobre unos restos del naufragio que quedan a merced de las olas. De los otros compañeros de viaje, ninguna noticia. Hace horas, largas horas, que miran al horizonte: ¿algún barco podría socorrerlos? ¿Encallara su balsa en alguna playa hospitalaria? De repente se oye un grito: ¡Tierra! ¡Tierra allá, vean! ¡Justo en la dirección en la cual nos empujan las olas! Y a medida que se dibuja, en efecto, la línea de una orilla, las caras se despejan. Ellos son cinco: Francisco, carpintero grande y vigoroso, es quien primero gritó ¡Tierra! Pablo, cultivador; es el que ustedes ven arrodillado a la izquierda, una mano al suelo y la otra agarrada a la estaca de la balsa. Jaime, especializado en la cría de animales: es el hombre con pantalones rayados quien, arrodillado al suelo, mira en la dirección indicada. Enrique, agrónomo y horticultor, algo corpulento, está sentado sobre una maleta salvada del naufragio. Tomás, geólogo, es el tipo que está de pie detrás, con una mano sobre la espalda del carpintero. 2. Una isla providencial Volver a poner los pies sobre una tierra firme, esto es para nuestros hombres un retorno a la vida. Una vez secados, recalentados, su primer objetivo es el de conocer esta isla en la cual han sido arrojados, lejos de la civilización. A la cual ellos bautizan “La Isla de los Náufragos”. Una rápida visita de la isla colma sus esperanzas. La isla no es un árido desierto. Ellos son, por cierto, los únicos hombres que la habitan actualmente. Pero otros han debido vivir aquí antes que ellos, a juzgar por los residuos de rebaños medio salvajes que han encontrado aquí y allá. Jaime, el ganadero, afirma que podrá mejorarlos y sacar un buen rendimiento de ellos. En cuanto al suelo de la isla, Pablo lo encuentra en gran parte adecuado para el cultivo.
  • 2. Enrique ha descubierto árboles frutales, de los cuales espera poder sacar gran provecho. Francisco ha notado sobretodo bellas extensiones forestales, ricas en maderas de toda especie: será un juego cortar árboles y construir casas para la pequeña colonia. En cuanto a Tomás, el geólogo, lo que le ha interesado, es la parte más rocosa de la isla. Ha notado allí varios signos indicando un subsuelo rico en minerales. A pesar de la ausencia de herramientas perfeccionadas, Tomás se cree con bastante iniciativa y astucia para transformar el mineral en metales útiles. Así pues cada uno podrá entregarse a sus ocupaciones favoritas, para el bien de todos. Todos son unánimes para alabar a la Providencia por el desenlace relativamente feliz de una gran tragedia. 3. Las verdaderas riquezas Ahí tenemos nuestros hombres manos a la obra. Las casas y los muebles proceden del trabajo del carpintero. Al inicio, cada uno se contentaba con comida primitiva. Pero luego los campos producen y el cultivador tiene cosechas. A medida que las estaciones se suceden, el patrimonio de la Isla se enriquece. Se enriquece, no de oro o papel grabado, sino de las verdaderas riquezas, de las cosas que nutren, que visten, que alojan, que responden a necesidades. La vida no es siempre tan dulce como ellos lo desearían. A ellos les faltan muchas cosas a las cuales estaban acostumbrados en la civilización. Pero su suerte podría ser mucho más triste. De todas maneras ya han conocido tiempos de crisis en su país. Se acuerdan de las privaciones padecidas, mientras las tiendas estaban repletas a diez pasos de su puerta. Al menos, en la Isla de los Náufragos, nadie les condena a ver pudrirse bajo sus ojos cosas de las cuales podrían tener necesidad. Además, los impuestos son desconocidos. Las quiebras no se temen. Si el trabajo es a veces duro, por lo menos se tiene el derecho de gozar de los frutos de su trabajo. En definitiva, se explota la isla bendiciendo a Dios, esperando que un día se podrá encontrar de nuevo parientes y amigos, con dos grandes bienes conservados, la vida y la salud. 4. Un gran inconvenient Nuestros hombres se reúnen frecuentemente para hablar de sus quehaceres. En el sistema económico muy simplificado que ellos practican, una cosa les molesta cada vez más: no tienen ningún tipo de moneda. El trueque, el intercambio directo de productos con productos, tiene sus inconvenientes. Los productos a inter- cambiar no están siempre frente a frente al mismo tiempo. Por ejemplo, madera entregada al cultivador en invierno no podrá ser reembolsada en legumbres antes de seis meses. A veces se trata además de un artículo grande entregado en una vez por uno de los hombres, el cual quisiera en intercambio diferentes cosas pequeñas producidas por los demás, en épocas diferentes. Todo esto complica los negocios. Si hubiera dinero en circulación, cada uno vendería sus productos a los demás por dinero. Y con el dinero recibido, él compraría a los demás las cosas que quisiera, cuando quisiera y a condición que estuvieran allí. Todos reconocen la gran comodidad que constituiría para ellos un sistema monetario. Pero
  • 3. ninguno de ellos sabe cómo establecer tal sistema. Han aprendido a producir la verdadera riqueza, las cosas. Pero no saben hacer los signos, el dinero. Ignoran cómo comienza el dinero, y cómo hacerlo comenzar cuando no existe, cuando de común acuerdo se decide obtenerlo. También muchos hombres instruidos se verían en un aprieto; todos nuestros gobiernos se han visto así durante diez años antes de la guerra. Sólo que faltara el dinero al país, y el gobierno quedaría paralizado ante este problema. 5. Llegada de un refugiado Una tarde, mientras nuestros hombres, sentados en la orilla del mar, machacan este problema por centésima vez, ven de pronto acercarse una barca remada por un solo hombre. Se apresuran a ayudar al nuevo náufrago. Se le ofrecen los primeros cuidados y se cambian impresiones. El habla español. Su nombre es Martín. Felices de tener un compañero de más, nuestros cinco hombres le acogen con calor y le hacen visitar la colonia. — “Aunque perdidos lejos del resto del mundo, le dicen, no tenemos por qué quejarnos. La tierra produce bien; el bosque también. Una sola cosa nos hace falta: no tenemos moneda para facilitar los intercambios de nuestros productos.” — “Bendigan la suerte que me trae aquí, contesta Martín. El dinero no tiene misterios para mí. Yo soy banquero, y puedo instalarles en poco tiempo un sistema monetario que les dará satisfacción.” ¡Un banquero!... ¡Un banquero!... Un ángel venido derecho del cielo no habría despertado más reverencia. ¿No se tiene por costumbre, en país civilizado, el inclinarse delante de los banqueros, quienes controlan las pulsaciones de las finanzas? 6. El dios de la civilización — “Señor Martín, ya que usted es banquero, usted no trabajará en la isla. Usted sólo se ocupará de nuestro dinero.” — “Me encargaré, como todo banquero, de forjar la prosperidad común.” — “Señor Martín, se le construirá una casa digna de usted Mientras tanto, se puede instalar en el edificio que sirve para nuestras reuniones públicas.” — “Muy bien, mis amigos. Pero empecemos por descargar de la barca las cosas que he podido salvar en el naufragio: una pequeña prensa, papel y accesorios, y sobretodo un pequeño barril que procurarán tratar con sumo cuidado.” Se descarga el conjunto. El pequeño barril intriga la curiosidad de nuestros buenos hombres. — “Este barril, declara Martín, es un tesoro sin igual. ¡Esta lleno de oro!” ¡Lleno de oro! Cinco almas casi se escaparon de cinco cuerpos. ¡Figúrese: el dios de la civilización entrado en la Isla de los Náufragos. El dios amarillo, siempre oculto, pero potente, terrible, cuya presencia, ausencia o menores caprichos pueden decidir de la vida de 100 naciones! — “¡Oro! ¡Señor Martín, verdadero gran banquero! Le saludamos respetuosamente y le prestamos nuestros juramentos de fidelidad.” — “Oro para todo un continente, amigos míos. Pero no es el oro que va a circular. Hace falta esconder el oro: el oro es el alma de todo dinero sano. El alma debe quedar invisible. Les explicaré todo esto cuando les dé dinero.
  • 4. 7. Un entierro sin testigo Antes de separarse por la noche, Martín les pone una última pregunta: — “¿Cuánto dinero les haría falta en la isla para empezar, para que los intercambios marchen bien?” Se miran unos a otros. Se consulta humildemente al propio Martín. Con las sugestiones del benévolo banquero, se conviene que 200 dólares cada uno parecen suficientes para empezar. Cita fijada par el día siguiente a la noche. Los hombres se retiran, intercambian reflexiones conmovidas, se acuestan tarde, no pueden dormir hasta la mañana, después de haber soñado oro largo tiempo con los ojos abiertos. Martín, él, no pierde tiempo. Olvida su cansancio para no pensar más que en su porvenir de banquero. Aprovechando la mañanita, cava un hoyo, hace rodar su barril, lo cubre de tierra, lo disimula bajo matas de hierba cuidadosamente colocadas, transplanta inclusive un pequeño arbusto para ocultar toda huella. Después, pone en marcha su pequeña prensa, para imprimir 1000 billetes de 1 dólar. Viendo salir los billetes, nuevecitos, de su prensa, sueña por dentro: — “¡Cómo son fáciles de hacer, estos billetes! Sacan su valor de los productos que servirán para comprar. Sin productos, los billetes no valdrían nada. Mis cinco clientes tontos no piensan en esto. Creen que es el oro que garantiza el dinero. ¡Los tengo amarrados por su ignorancia!” Por la noche, los cinco llegan corriendo cerca de Martín. 8. ¿Para quien será el dinero? Cinco fajos de billetes están ahí, sobre la mesa. — “Antes de distribuirles este dinero, dice el banquero, hace falta entenderse.” “El dinero está basado en el oro. El oro, colocado en la bóveda de mi banco, me pertenece. En consecuencia, el dinero es mío... ¡Oh, no estén tristes! Voy a prestarles este dinero, y ustedes lo emplearán a su antojo. Mientras tanto, les cargo solamente el interés. Dada la rareza del dinero en la Isla, ya que no hay de todo, creo ser razonable pidiendo un pequeño interés de 8 por ciento solamente.” — “En efecto, Señor Martín, usted. es muy generoso.” — “Un último punto, amigos míos. Los negocios son los negocios, inclusive entre los mejores amigos. Antes de cobrar su dinero, cada uno de ustedes va a firmar este documento: es el compromiso por parte de cada uno de ustedes de reembolsar capital e intereses, bajo pena de confiscación por mí de sus propiedades. ¡Oh, simple garantía! No tengo ningún interés de quedarme jamás con sus propiedades, me contento con el dinero. Estoy seguro que conservarán sus bienes y que me devolverán el dinero.” — “Esto está lleno de buen sentido, Señor Martín. Vamos a redoblar los esfuerzos en el trabajo y se lo devolveremos todo.” — “Eso es. Vuelvan a verme cada vez que tengan problemas. El banquero es el mejor amigo de todo el mundo... Muy bien, aquí tienen para cada uno sus 200 dólares.” Y nuestros cinco hombres se van encantados, las manos y la cabeza llenos de dinero. 9. Un problema de aritmética
  • 5. El dinero de Martín ha circulado en la Isla. Los intercambios se han multiplicado a la vez que se han simplificado. Todo el mundo se regocija y saluda a Martín con respeto y gratitud. No obstante, el geólogo está inquieto. Sus productos están todavía bajo tierra. No tiene más que algunos dólares en su bolsillo. ¿Cómo reembolsar al banquero en el plazo que se acerca? Después de haberse roto la cabeza mucho tiempo ante su problema individual, Tomás lo trata socialmente: “Considerando la población entera de la isla, piensa él, ¿somos capaces de cumplir con nuestros compromisos? Martín ha hecho una suma total de 1000 dólares. Y nos reclama un total de 1080 dólares. Inclusive si reuniéramos todo el dinero de la isla para llevárselo, esto haría 1000 y no 1080. Nadie ha hecho los 80 dólares de más. Hacemos cosas, no dinero. Martín podrá entonces quedarse con toda la isla, porque todos juntos no podemos reembolsar capital e intereses. “Si los que tienen posibilidad devuelven su parte de dinero sin preocuparse de los demás, algunos van a caer enseguida, y otros van a sobrevivir. Pero les tocará su turno y el banquero se quedará con todo. Más vale unirse enseguida y tratar este asunto socialmente.” Tomás no tiene dificultad para convencer a los demás de que Martín les ha engañado. Se ponen de acuerdo para una cita general en casa del banquero. página 2 página 1 10. Benevolencia del banquero Martín adivina su estado de ánimo, pero hace buena cara. El impulsivo Francisco presenta el caso: — “¿Cómo podemos devolverle 1080 dólares cuando no hay más de 1000 dólares en toda la isla?” — “Es el interés, mis buenos amigos. ¿Su producción no ha aumentado?” — “Sí, pero el dinero, él, no ha aumentado. Y es precisamente dinero que usted reclama, y no productos. Sólo usted puede hacer dinero. Ahora bien, usted no hace más que 1000 dólares y pide 1080 dólares. ¡Es imposible!” — “Esperen, amigos míos. Los banqueros se adoptan siempre a las condiciones, para el mayor bien del público... No voy a pedir más que el interés. Nada más que 80 dólares. Seguirán guardando el capital.” — “¿Usted perdona nuestra deuda?” — “Eso sí que no. Lo siento, pero un banquero nunca perdona una deuda. Ustedes me deberán todavía todo el dinero prestado. Pero ustedes me van a devolver cada año solamente el interés, y no voy darles prisa para que devuelvan el capital. Algunos de entre ustedes pueden llegar a ser incapaces de pagar inclusive su interés, porque el dinero va del uno al otro. Pero organícense ustedes en una nación, y pónganse de acuerdo en un sistema de impuestos. Pagarán más los que tendrán más dinero, y los otros menos. Con tal de que me traigan todos el total del interés, estaré satisfecho y su nación se llevará bien.”
  • 6. Nuestros hombres se retiran, medio calmados, medio pensativos. 11. El éxtasis de Martín Martín está solo. Se concentra y llega a esta conclusión: “Mi negocio es bueno. Buenos trabajadores, esto hombres, pero ignorantes. Su ignorancia y su credulidad hacen mi fuerza. Querían dinero, les puse las cadenas. Me han cubierto de flores mientras les engañaba. “¡Oh gran banquero!, siento tu genio apoderarse de mi ser. Tú lo has dicho bien, oh ilustre maestro: «Que se me conceda el control de la moneda de una nación y me río de quien hace sus leyes. » Soy el maestro de la Isla de los Náufragos, porque controlo su sistema de dinero. “Yo podría controlar el universo. Lo que estoy haciendo aquí, yo, Martín, puedo hacerlo en el mundo entero. Si un día salgo de este islote, sabré cómo gobernar el mundo entero sin tener ningún cetro.” Y toda la estructura del sistema bancario se eleva en el espíritu encantado de Martín. 12. Crisis de vida No obstante, la situación empeora en la Isla de los Náufragos. Aunque la productividad aumenta, los intercambios disminuyen. Martín exige regularmente sus intereses. Hay que pensar en ahorrar dinero para él. El dinero no circula. Los que pagan más impuestos gritan contra los otros y aumentan sus precios para lograr compensación. Los más pobres, los que no pagan impuestos, gritan contra el costo elevado de la vida y compran menos. La moral baja, la alegría de vivir se pierde. No se tiene más corazón para obrar. ¿Para qué? Los productos se venden mal; y cuando se venden, hay que pagar impuestos a Martín. Cada uno se priva. Es la crisis. Y cada uno acusa a su vecino de faltar a la virtud y de ser la causa de la carestía de la vida. Un día, Enrique, pensando en medio de sus huertos, concluye que el “progreso” traído por el sistema monetario del banquero lo ha echado todo a perder en la Isla. Ciertamente, los cinco hombres tienen sus defectos; pero el sistema de Martín alimenta todo lo que hay de malo en la naturaleza humana. Enrique decide convencer y ganarse a sus compañeros. Comienza por Jaime. Esto se hace rápido: “¡Eh!, dice Jaime, yo no soy un erudito; pero hace tiempo que lo siento: ¡el sistema de ese banquero está más podrido que el estiércol de mi establo en la última primavera!” Todos están convencidos, uno tras otro, y se decide una nueva entrevista con Martín. 13. En casa del forjador de cadenas Hubo tempestad en casa del banquero: — “El dinero está escaso en la isla, Señor, porque usted, nos lo retira. Se le paga, se le paga, y se le debe todavía tanto como al inicio. Se trabaja, se hacen las tierras más bellas, y nos encontramos peor que antes de su llegada. ¡Deuda!
  • 7. ¡Deuda! ¡Deuda por encima de la cabeza!” — “Vamos, amigos míos, razonemos un poco. Si sus tierras son más bellas, es gracias a mí. Un buen sistema bancario es el activo más bello de un país. Pero para aprovecharlo, hace falta antes que nada guardar toda confianza en el banquero. Vengan hacia mí como hacia un padre... ¿Ustedes quieren dinero? Muy bien. Mi barril vale muchas veces mil dólares... Tomen, voy a hipotecar sus nuevas propiedades y prestarles otra vez 1000 dólares de inmediato.” — “¿Dos veces más deudas? ¿Dos veces más de interés a pagar cada año, sin nunca terminar?” — “Sí, pero les iré prestando, a medida que ustedes aumentarán su riqueza territorial; y ustedes no me devolverán nunca nada más que el interés. Ustedes amontonarán los prestamos; llamarán esto deuda consolidada. Deuda que podrá aumentar de año en año. Pero su ganancia también. Gracias a mis préstamos, desarrollarán a su país.” — “Entonces, ¿cuanto más produzcamos, mas será nuestra deuda total?” — “Como en todos los países civilizados. La deuda pública es un barómetro de la prosperidad.” 14. El lobo se come a los corderos — “¿Es esto que usted llama moneda sana, Señor Martín? una deuda nacional que se vuelve necesaria y que no se puede pagar, esto no es sano, es malsano.” — “Señores, toda moneda sana debe ser basada en el oro y salir del banco en estado de deuda. La deuda nacional es una buena cosa: ella coloca los gobiernos bajo la sabiduría encarnada de los banqueros. Como banquero, yo soy una antorcha de civilización en su isla.” — “Señor Martín, nosotros somos ignorantes, pero no queremos aquí esa civilización. No pediremos ningún préstamo más de usted. Moneda sana o no, no queremos más tratos con usted.” — “Lo siento por esta decisión malhábil, Señores. Pero si ustedes rompen conmigo, tengo sus firmas. Reembólsenme inmediatamente todo, capital e intereses.” — “Pero es imposible, Señor. Incluso si le diéramos todo el dinero de la isla, no quedaríamos sin deuda.” — “¿Que puedo hacer en eso? ¿Han firmado? ¿Sí o no? Pues bien, en virtud del reglamento de los contratos, me apodero de todas sus propiedades empeñadas, tal como quedó convenido entre nosotros, cuando ustedes estaban tan contentos de tenerme. Ustedes no quieren servir de buena fé al poder supremo del dinero, pues lo servirán a la fuerza. Continuarán explotando la isla, pero para mí y bajo mis condiciones. Vamos. Les comunicaré mis órdenes mañana.” 15. El control de los periódicos Martín sabe que aquel que controla el sistema monetario de una nación controla también esta nación. Pero él sabe también que, para mantener este control, hace falta mantener el pueblo en la ignorancia y distraerlo en otra cosa. Martín ha notado que, entre los cinco insulares, dos son conservadores y tres son liberales. Esto se nota en las conversaciones de los cinco, por la noche, sobretodo desde que se han vueltos sus esclavos. Hay peleas entre azules y rojos. De vez en cuando, Enrique, el menos partidista, sugiere una fuerza en el pueblo para hacer presión sobre los gobernantes... Fuerza peligrosa para toda dictadura. Martín hará todo lo posible por envenenar sus discordias políticas. Valiéndose de su pequeña
  • 8. prensa, publica dos folletos semanales: “El Sol”, para los rojos; “La Estrella”, para los azules. “El Sol” dice: Si ustedes no son ya los dueños de su país, es a causa de estos azules atrasados, siempre pegados a los grandes intereses. “La Estrella” dice: Su deuda nacional es obra de esos malditos rojos, siempre listos para las aventuras políticas. Y nuestros dos grupos políticos se pelean cada vez más, olvidando que el verdadero forjador de cadenas, el controlador del dinero, es Martín. 16. Un resto precioso Un día, Tomás, el geólogo, descubre, encallada al fondo de una ensenada, a la extremidad de la isla, y cubierta por altas hierbas, unos restos de una canoa de salvamento, sin remos, sin otra huella de servicio que una caja bastante bien conservada. Abre la caja: además de ropa y algunos efectos diversos, su atención se fija sobre un libro-álbum en bastante buen estado, titulado: Las ediciones de Primer año de San Miguel (en francés, “Vers Demain"). "! Pero, exclama él, aquí está lo que hubiéramos debido saber desde hace tiempo: “El dinero no saca de ninguna manera su valor del oro, sino de los productos que el dinero compra. “El dinero puede consistir en una sencilla contabilidad, los créditos pasados de una cuenta a otra según las compras y las ventas. Además, el total del dinero debe estar en relación con el total de la producción. “A todo aumento de producción debe corresponder un aumento equivalente del dinero... Nunca pagar interés alguno sobre el dinero que nace... El progreso queda representado, no por una deuda pública, sino por un dividendo igual para cada uno... Los precios quedan ajustados al poder de compra por un coeficiente de los precios. El Crédito Social...” Tomás no aguanta más. Se levanta y corre, con su libro, a comunicar su descubrimiento a sus cuatro compañeros. 17. El dinero, simple contabilidad Y Tomás, actúa como profesor delante de una pizarra: “He aquí, dice él, lo que habríamos podido hacer, sin el banquero, sin oro, sin firmar ninguna deuda. “Abro una cuenta a nombre de cada uno de ustedes. A la derecha, el haber, lo que aumenta la cuenta; a la izquierda, el debe, lo que disminuye la cuenta. “Cada uno quería 200 dólares. para empezar. De común acuerdo, decidimos escribir 200 dólares al crédito de cada uno. Cada uno posee pues enseguida 200 dólares. “Francisco compra productos de Pablo, por 10 dólares. Resto 10 dólares de Francisco; le quedan entonces 190 dólares. Añado 10 dólares a Pablo, que tiene entonces 210 dólares. “Jaime compra a Pablo por valor de 8 dólares. Resto 8 dólares de Jaime, a quien le quedan 192 dólares. Pablo, tiene ahora 218 dólares.
  • 9. “Pablo compra madera de Francisco, por 15 dólares. Resto 15 dólares de Pablo, al cuál le quedan 203 dólares; añado 15 dólares a Francisco, que tiene ahora 205 dólares. “Y así sucesivamente; de una cuenta a la otra, exactamente como los billetes de papel van de un bolsillo al otro. “Si uno de nosotros tiene necesidad de dinero para aumentar su producción, se le abre el crédito necesario, sin interés. Él reembolsa el crédito una vez que la producción sea vendida. Lo mismo para los trabajos públicos. “Se aumentan también, periódicamente, las cuentas de cada uno con una suma adicional, sin restar a nadie, en correspondencia con el progreso social. Es el dividendo nacional. El dinero es así un instrumento de servicio.” 18. Desesperación del banquero Todos han entendido. La pequeña nación se ha vuelto creditista. Al día siguiente, el banquero Martín recibe una carta firmada por los cinco: “Señor, usted nos ha llenado de deudas y explotado sin ninguna necesidad. No tenemos más necesidad de usted para regir nuestro sistema de dinero. Tendremos desde ahora todo el dinero que nos hace falta, sin oro, sin deuda, sin ladrón. Establecemos de inmediato en la Isla de los Náufragos el sistema del Crédito Social. El dividendo nacional reemplazará la deuda nacional. “Si usted tiene interés en ser reembolsado, podemos remitirle todo el dinero que usted ha hecho por nosotros, nada más. Usted no puede reclamar lo que usted. no ha hecho.” Martín queda desesperado. Su imperio se derrumba. Los cinco, ahora vueltos creditistas, no hay más misterio de dinero o de crédito para ellos. “¿Qué hacer? ¿Pedirles perdón, hacerse como uno de ellos? ¿Yo, banquero, hacer esto?... No. Voy más bien a tratar de pasar sin ellos, viviendo apartado.” 19. Engaño descubierto Para protegerse contra toda reclamación futura posible, nuestros hombres han decidido hacer firmar al banquero un documento atestando que él posee todavía todo lo que tenía cuando vino a la isla. He ahí inventario general: la canoa, la pequeña prensa y... el famoso barril de oro. Fue necesario que Martín indique el lugar, y que se proceda a desenterrar el barril. Nuestros hombres lo sacan del hoyo con mucho menos respeto esta vez. El Crédito Social les ha enseñado a despreciar el fetiche oro. El geólogo, cargando el barril, encuentra que para ser oro esto no pesa mucho: “Dudo mucho que este barril esté lleno de oro”, dice él. El impulsivo Francisco no vacila más tiempo. Un golpe de hacha y el barril echa por tierra su contenido: de oro, ¡ni un gramo! ¡Rocas, nada más que vulgares rocas sin valor!... Nuestros hombres se quedan aterrados: — “¡Y pensar que nos ha mistificado hasta tal punto, el miserable! ¡Que bobos hemos sido, también, para caer en éxtasis delante de la sola palabra ORO!” — “¡Pensar que hemos empeñado todas nuestras propiedades por pedazos de papel basados
  • 10. sobre cuatro paladas de rocas! ¡Además de ladrón mentiroso!” — “¡Pensar que nos hemos puesto mala cara y odiado los unos a los otros durante meses y meses por tal engaño! ¡Qué demonio!” Apenas Francisco había levantado su hacha que el banquero salía corriendo hacia el bosque. De la parábola a la realidad El sistema de dinero-deuda Louis Even El sistema de dinero-deuda introducido en la Isla de los Náufragos hacía que la pequeña Comunidad fuera llenándose de deudas a medida que, merced al trabajo de los hombres, la Isla se iba desarrollando y enriqueciendo. ¿No es precisamente lo que ocurre en nuestros países civilizados? Nuestro país en este siglo es sin duda más rico, de verdaderas riquezas, que hace cincuenta o cien años, o que en los tiempos de primeros colonizadores. Ahora bien, ¡comparemos la deuda pública, la suma de todas las deudas públicas del País de hoy en día, con lo que era dicha deuda hace cincuenta o cien años, o hace tres siglos! Con todo, la misma población del País ha sido la que ha producido el enriquecimiento a lo largo de los siglos. Pues, ¿por qué razón tenerla endeudada por el resultado de su trabajo? Consideremos, por ejemplo, el caso de las escuelas, de los acueductos municipales, de los puentes, de las carreteras y otras construcciones de carácter público. ¿Quién las construye? Gentes de aquí... ¿Quién proporciona los materiales? Los fabricantes del país. Y ¿por qué pueden dedicarse a esas obras públicas? Porque también existen gentes que producen alimentos, vestidos, calzado o facilitan servicios que a su vez pueden utilizar los constructores y los fabricantes de materiales. Así pues se ve que la población es la que, por sus diversos trabajos, produce todas las riquezas. Si se importan cosas del extranjero serán el precio de los productos que han sido exportados.
  • 11. De hecho, ¿qué es lo que comprobamos? En todas partes, se aplica impuestos a los ciudadanos por pagar las escuelas, los sanatorios, los puentes, las carreteras y otras obras públicas. La población paga pues por lo que ella misma produce.. Pagar más que el precio Y todo ello no para ahí. La población paga más por lo que ella misma ha producido. Su producción, un verdadero enriquecimiento, se vuelve para ella una deuda cargada de intereses. Con los años, la suma de los intereses puede igualar o sobrepasar el total de la deuda impuesta por el sistema. Hasta puede ocurrir que la población tenga que pagar dos o tres veces el precio de lo que ella misma ha producido. Además de las deudas públicas, también existen deudas industriales que obligan al empresario a subir sus precios más allá del coste de producción para ser capaz de reembolsar capital e intereses y no hacer quiebra. Sean deudas públicas o deudas industriales, la población siempre será la que tendrá que pagarlas en forma de impuestos cuando se trata de deudas públicas o en forma de precios cuando se trata de deudas industriales. Los precios suben al paso que los impuestos casi dejan vacío el monedero. Sistema tiránico Todo eso y muchas cosas más caracterizan un sistema de dinero, un sistema de finanzas que manda en vez de servir y que mantiene a la población bajo su dominio — como Martín tenía bajo su dominio a todos los hombres de la Isla antes de que se sublevasen. ¿Qué es lo que pasa cuando los que controlan el dinero se niegan a prestar o imponen a las corporaciones públicas o a los empresarios condiciones demasiado difíciles? Las corporaciones públicas abandonan sus proyectos aunque sean urgentes; los empresarios abandonan sus planes de desarrollo o de producciones que corresponderían a unas necesidades, lo que provoca el desempleo. Y para evitar que se mueran de hambre los desempleados, hace falta cargar con un impuesto a quienes todavía poseen algo o viven de un salario. ¿Puede imaginarse un sistema más tiránico cuyos maleficios se hacen sentir en toda la población? Obstáculo a la distribución Y esto no es todo. Además de llenar de deudas a la producción que financia o de paralizar la que se niega a financiar, el sistema de dinero es un mal instrumento de distribución de los productos. Aunque tengamos almacenes y centros comerciales llenos de productos, aunque tengamos todo lo necesario para producir más aún, la distribución de los productos queda racionada. En realidad, para tener dichos productos, hace falta pagarlos. Si los productos son abundantes, abundantes también tendrían que ser los billetes en el billetero. Pero no es así. El sistema pone siempre más precio en los productos que dinero en los bolsillos de quienes los necesitan. La capacidad de pago no equivale la capacidad de producción. Las finanzas no van de acuerdo con la realidad. La realidad son unos productos abundantes y fáciles de hacer. Las finanzas son dinero racionado y difícil de obtener. Corregir lo viciado El actual sistema de dinero es de verdad un sistema punitivo en lugar de ser un sistema servible. No quiere decir eso que hay que suprimirlo sino corregirlo. Es lo que haría magníficamente la aplicación de los principios de finanzas conocidos bajo el nombre de Crédito Social. (No se confundan con el partido político que toma falsamente este nombre)
  • 12. El Crédito Social El dinero ajustado a la realidad El dinero de Martín, en la Isla de los Náufragos, ningún valor hubiera tenido si no hubieran tenido ningún producto allí, en la isla. Aunque su barril hubiera estado de veras lleno de oro, ¿qué es lo que hubieran podido comprar con este oro en una isla sin productos? Oro, o papel-moneda o cualesquiera cifras del libro de Martín, nada hubiera podido mantener a nadie sin productos alimenticios. Lo mismo en cuanto a ropas y todo lo demás. Pero, en la isla, había productos que procedían de los recursos naturales de la Isla y del trabajo de la pequeña comunidad. Esa misma riqueza que era lo que daba valor al dinero no era propiedad personal del banquero Martín sino que pertenecía a los habitantes de la isla. Martín les tenía endeudados por todo aquello que les pertenecía. Lo entendieron bien en cuanto conocieron el Crédito social. Entendieron que cualquier dinero, cualquier crédito se basa en el crédito de la misma sociedad y no en la actuación del banquero; que el dinero debía ser suyo en el momento cuando empezaba a ser creado, entonces, que debía serles entregado, repartido entre ellos sin perjuicio, que debía circular a continuación de los unos a los otros según el vaivén de la producción de los unos y de los otros. Desde entonces, el problema del dinero se volvió para ellos lo que es esencialmente: una cuestión de contabilidad. Lo primero que se exige en una contabilidad es que sea exacta, conforme con lo que expresa. El dinero debe ser conforme con la producción o la destrucción de riqueza, seguir el movimiento de la riqueza: producción abundante, dinero abundante; producción fácil, dinero fácil; producción automática, dinero automático; gratuidad en la producción, gratuidad en el dinero. El dinero para la producción El dinero debe estar al servicio de los productores según lo necesitan para movilizar los medios de producción. Todo ello es posible puesto que fue una realidad, de la noche a la mañana, en cuanto estalló la guerra en 1939. De repente acudió el dinero que tanto faltaba por todas partes desde hacía diez años. Y durante los seis años de guerra, no hubo ningún problema de dinero para financiar toda la producción posible y necesaria. El dinero pues puede estar, y debe estar, al servicio de la producción pública o privada con la misma fidelidad que cuando estuvo al servicio de la producción de guerra. Todo aquello que resulta físicamente posible para responder a las necesidades legítimas de la población debe volverse posible financieramente. Esto sería el fin de las pesadillas de los cuerpos públicos. Y sería el fin del desempleo y de las privaciones que acarrea mientras queden cosas por hacer para responder a las necesidades públicas o privadas de la población. Todos capitalistas — Dividendos para cada uno El Crédito Social preconiza para todos el reparto periódico de un dividendo. O sea una cantidad de dinero abonada cada mes a cada persona, cualquiera que sea su oficio, así como el dividendo abonado al capitalista incluso cuando no trabaja personalmente. Se conoce que el capitalista que invierte dinero en una empresa tiene derecho a una renta, que se llama dividendo. Otros son quienes utilizan dicho dinero: se les paga en salarios. Pero el capitalista saca su renta únicamente de la presencia de su capital en la empresa. Si también trabajase en la empresa, tendría dos rentas: un salario por su trabajo y un dividendo por su capital. Ahora bien, el Crédito Social considera que todos los miembros de la empresa son capitalistas. Todos poseen juntos un capital real que contribuye mucho mas a la producción que el capital invertido
  • 13. o el trabajo de los empleados. ¿Cuál es ese capital común? Son primero las riquezas del país que no han sido producidas por nadie sino que son un regalo de Dios para quienes viven en dicho país. También es el conjunto de las invenciones, de los conocimientos, descubrimientos, de los perfeccionamientos de las técnicas de producción, de todo el progreso adquirido, acumulado, engrandecido y transmitido de una generación a otra. Es una herencia común, ganada por las generaciones pasadas y que nuestra generación utiliza y sigue engrandeciendo para pasarla a la siguiente. No es la propiedad exclusiva de nadie sino un bien común por excelencia. Y ahí esta el mayor factor de la producción moderna. Que sólo se suprima la fuerza motriz del vapor, de la electricidad, del petróleo — invenciones de los tres últimos siglos — y vaya a ver lo que sería la producción total incluso con mucho más trabajo de todos los efectivos obreros del país y con mucho más horas. Sin duda alguna, aún se necesitan productores para dar un rendimiento al capital y por este rendimiento están recompensados por su salario. Pero el mismo capital debe tener valor de dividendos para sus propietarios, es decir para todos los ciudadanos ya que todos son igualmente coherederos de las generaciones pasadas. Siendo ese capital común el mayor factor de producción moderno, el dividendo debería bastar para proporcionar a cada hombre por lo menos lo que necesita para mantenerse. Luego, al paso que la mecanización, la motorización, la automatización desempeñan un papel cada día más importante en la producción, con cada vez menos trabajo humano, la parte repartida por el dividendo debería llegar a ser mayor. He aquí otra manera de enfocar el asunto de la distribución de la riqueza que no es la de hoy en día. En lugar de dejar vivir a los unos miserablemente y de poner impuestos a los que se ganan la vida para ayudar a quienes ya no contribuyen a la producción, a cada uno le tocaría una renta básica: el dividendo. Sería un mejor reparto desde el origen. También sería al mismo tiempo un medio bien adecuado a las grandes capacidades productivas modernas para concretizar el derecho de cada ser humano a gozar de los bienes materiales que es un derecho que cada hombre saca del solo hecho de su existencia, un derecho fundamental e imprescriptible que el papa Pio XII recordaba en su radio-mensaje del 1 de Junio de 1941: “Los bienes creados por Dios han sido creados para todos los hombres y deben estar a la disposición de todos, según las normas de la justicia y de la caridad. Cualquier hombre como ser humano dotado de razón tiene de hecho dado por la naturaleza el derecho fundamental a usar de los bienes materiales de la tierra. Tal derecho no podría suprimirse de ningún modo ni siquiera ser sustituido por otros derechos verdaderos y reconocidos sobre los bienes materiales.” Un dividendo para todos y para cada uno: ésta es la formula económica y social más resplandanciente que se haya propuesto jamás a un mundo cuyo problema ya no es producir sino repartir lo producido. Que no sea un partido político Muchos son los que, en varios países, han visto en el Crédito Social de Douglas lo mejor que se ha propuesto jamás para servir a la economía de abundancia moderna y para poner los productos al servicio de todos. Queda por hacer que se admita esta concepción de la economía para que llegue a ser una realidad. Desgraciadamente, en el Mundo, los políticos han estropeado las dos palabras “Crédito Social”, empleándolas para designar un partido político. Es el mayor perjuicio jamás hecho a la comprensión y a la expansión de la doctrina de Douglas. Y esto llegó a ser una causa de confusión y de desconfianza. Muchas personas no quieren oír hablar del crédito social porque ven en él un partido
  • 14. político y han dado ya su aprobación a otro. Ahora bien, el crédito social, comprendido en toda su autenticidad no es de ningún modo un partido político. Es precisamente todo lo contrario. El mismo fundador de la escuela creditista, C. H. Douglas, conocía mejor la propia doctrina que cualquiera, sobre todo mucho mejor que los cabecillas engreídos que quieren aprovecharse de la idea superficial que tienen de él para abrirse camino en las esferas políticas. Pues, Douglas ha dicho que había una total incompatibilidad entre Crédito Social y política electoral. Son dos términos que se excluyen el uno al otro por su índole, sus fines, sus causas, su inspiración. Los principios del Crédito Social descansan en una filosofía. Y es esta filosofía la que da la prioridad a la persona sobre el grupo, sobre las instituciones, sobre el mismo gobierno. Cualquier actividad hecha en nombre del auténtico Crédito Social debe ser una actividad al servicio de las personas. Es una causa muy distinta la que anima y orienta las actividades de un partido político. La primera meta de cualquier partido político, que sea antiguo o nuevo, es conquistar o guardar el poder, llegar a ser o seguir siendo el grupo que gobierne el país. Se trata de la búsqueda del poder por un grupo. El Crédito Social, por lo contrario, enseña que el poder debe ser repartido entre todos: el poder económico, bajo la forma de un dividendo periódico que le permita a cada individuo hacer pedidos dentro de la producción de su país; el poder político, haciendo, del Estado y de los gobiernos de todos niveles, cosa de las personas y no, las personas, cosa del Estado. El gobierno es lo que interesa a los partidos políticos mientras que la persona, el desarrollo de la persona es lo que interesa al auténtico creditista. La política de partido lleva a los ciudadanos a la abdicación de su responsabilidad personal, poniendo el partido toda la importancia sobre la votación, sobre un acto de unos segundos que el ciudadano cumple escondido detrás de una cortina, después de haberse empapado del guiso electoral durante cuatro semanas. El Crédito Social, por lo contrario, enseña a los ciudadanos a hacerse responsables tanto en política como en lo demás y en todo momento, siendo conciencia y vigilancia de los gobiernos, gritando la verdad y denunciando las injusticias sin tregua ni descanso en cualquier parte donde se encuentren. Cualquier partido político contribuye a dividir al pueblo, luchando los partidos los unos con los otros en busca del poder. Ahora bien, toda división debilita: un pueblo dividido, debilitado no se hace servir bien. La doctrina del Crédito Social, por lo contrario, hace a sus ciudadanos conscientes de sus aspiraciones fundamentales comunes a todos. Un movimiento creditista auténtico enseña a los ciudadanos a unirse en las peticiones que todos aprueban, a presionar a los del gobierno, cualquiera que sea el equipo que esté en el poder. Por eso el periódico “San Miguel” (en francés, “Vers Demain” — “Hacia el mañana”) — del que se han sacado estas líneas — recomienda en política la presión del pueblo agrupado fuera de los parlamentos pero presionándolos con el fin de que los hombres elegidos por el pueblo hagan leyes conformes a la doctrina del Crédito social. Para hacer prevalecer ideas tan grandes como la concepción creditista de la economía, no se necesitan políticos ávidos de ufanía ni de dinero sino apóstoles que se entregan a su tarea sin cálculos sin tener más miras que el triunfo de la verdad y un mundo mejor para todos, apóstoles despegados de cualquier recompensa aquí en este mundo, haciendo todo lo posible por la causa abrazada y confiando en Dios por todo lo demás. El periódico “San Miguel” trabaja para formar tales apóstoles y presenta sus objetivos, sus actividades y sus realizaciones. Louis EVEN Regresar a la página principal de San Miguel