4. La máquina de hacer
Julio Garmendia
Ilustrado por Henry Rojas
Adaptación de Coral Pérez
¡pu! ¡pu! ¡puuu!
5.
6.
7. Era la última palabra en materia
de adelantos; al fin, después de
pacientes y laboriosos esfuerzos,
experimentos y tanteos, se había
logrado fabricar por vía
sintética aquello
que la máquina fabricaba.
El mundo entero recibió la noticia del sensacional
descubrimiento.
Fue una ola de optimismo y de
ilimitada confianza en el futuro.
8. Cada día se producían nuevos portentos,
nuevos inventos, grandiosos e increíbles
que cambiaban y revolucionaban por
completo la hasta entonces mísera
existencia humana.
¡Tantas cosas, tantas creaciones e
invenciones se habían perfeccionado y
propagado,hasta ponerse
al alcance de los míseros!
9. ¡Y ahora esta máquina de hacer pupú!
Era la nueva maravilla,
y en realidad la cosa más
revolucionaria de cuantas
había podido concebir y
realizar la mente humana.
10. No era ya necesario
alimentarse para hacer pupú: las
nuevas máquinas lo hacían
sintéticamente, mecánicamente, y
matemáticamente.
Los precios del producto,
fabricado a máquina resultaban
extraordinariamente ventajosos,
muchos más bajos y halagüeños
que los del antiguo producto
original.
11. La nueva industria se desarrolló con arrolladora
eficiencia y rapidez; creció de la noche a la mañana en
características arquitecturas de grandes plantas de
fabricación ultra-modernas: especie de gigantescos
hangares, metálicas armazones,en donde inmensas
y perfectas maquinarias
trabajaban sin descanso
noche y día.
De sus techumbres se elevaban al cielo
humeantes chimeneas, y rodeaban sus edificios
costosas fajas de terrenos cuidadosamente
sembradas de verdeciente grama.
12. Inmensos almacenes o depósitos estaban en capacidad de suministrar
en breve plazo cualquier cantidad que se les pidiera de su
específico renglón de productividad…
Había llegado la época del pupú prefabricado,
a mínimo precio y óptima calidad,
inmejorable, y la antigua y pequeña industria
doméstica languidecía, agonizaba, y
desaparecía rápidamente.
13. Sólo uno que otro empecinado o testarudo se
rebelaba; había aún gente anticuada y gruñona,
reacia por naturaleza a todo espíritu de
innovación.
Seguían haciendo pupú de acuerdo con las
empíricas y antieconómicas recetas de otro
tiempo, en antihigiénica forma doméstica.
14. Pero, al caer en
desuso la manera tradicional
de hacer pupú, he aquí que
quedó muy poco aliciente
a la producción de
artículos alimenticios
destinados a satisfacer
las viejas necesidades
humanas de alimentación
por vías naturales.
15. La agricultura y la ganadería,
la producción e industria de
alimentos cayeron verticalmente al
vacío.
Entraron en colapso las farmacopeas,
los productos medicinales, la
confección de vitaminas abecedarias,
así como también los restaurantes, los
mercados y las pastelerías, empezando
también los médicos y sus monumentales
clínicas a seguir el mismo camino del
viejo pupú.
17. El mundo moderno se desmoronaba,
se moría la cultura, el idealismo
agonizaba... Nuestra civilización
se venía al suelo.
El suelo mismo, como nadie lo cultivaba
ni labraba, empezó a producir por propia cuenta
encantadores bosques y matorrales más y más tupidos
e intrincados invadiendo los campos y laderas de
labranza, acercándose a las ciudades y los pueblos
y urbanizaciones.
18. Los Estados o Potencias se
reservaron para sí el privilegio
de tal fabricación; se adjudicaron
el secreto, la fórmula y los
procedimientos, requisicionando
para sí las fábricas y maquinarias.
Llegó un momento en que fue
terminantemente prohibida, bajo las
más severas penas y sanciones,
la elaboración del pupú en
forma sintética y moderna.
19. ¡Entonces se vio surgir el monstruo, la verdadera faz del
monstruo que estaba detrás de todo esto!
Cuando simplemente no podían ponerse de
acuerdo sobre esto o aquello… los grandes
poderes, exclusivos poseedores del pupú, se
amenazaban unos a otros.
20. Hacían gestos de coger ya los grifos,
las llaves y las mangueras que comunicaban
con los depósitos de prefabricado almacenados
desde años en secretos inmensos mares muertos
subterráneos....
El terror de la pavorosa inundación, del gran diluvio,
una y otra vez paralizaba el gesto de los feroces
contendores presuntos.
21. La pobre humanidad sentía pasar su
escalofrío, una vez más, lanzando un
gran suspiro de alivio por la tregua…
22. Hasta que el vientre de la tierra -de la pobre madre tierra-
se fue llenando de aquel producto amenazante y predispuesto.
26. Pero ese día...¡no quedó ningún memorialista
para contar lo que pasó!
...inflamando.
27.
28. Como tampoco quedó nadie para
detenerlas, cuando ya no faltaba
más a quien ahogar en aquella
inmensa masa desolada que recubría
los continentes y océanos.
Tan sólo se conoce este detalle:
Las máquinas de hacer pupú
hacían ¡pu! ¡pu! ¡pu! ¡puuuu!
29.
30. En el eterno silencio, las máquinas
siguieron largo tiempo:
¡pu!¡pu!¡pu!¡pu!¡puuuu!
31.
32.
33. Este libro se terminó de imprimir en la
Fundación Imprenta de la Cultura
en el mes de julio de 2014
Guarenas-Venezuela
3.000 ejemplares