2. La expedición de la doctora Agustina acababa de hacer
un increíble descubrimiento. ¡Una nueva tumba egipcia
perteneciente a algún faraón desconocido aún por los
historiadores!
3. Era fantástica... Las paredes
estaban completamente cubiertas
con misteriosos jeroglíficos…
4. ...que avisaban de las
terribles maldiciones que
acosarían a los que entraran y
anunciaban que el que allí yacía
había sido condenado por un
amor prohibido.
5. Agustina estaba tan
entusiasmada con el hallazgo
que no dio importancia a las
amenazas y esa misma noche
decidió abrir el sarcófago.
6. La momia tenía una
máscara de oro con un
hermoso rostro tallado
representando la imagen de
un joven de
aproximadamente veinte
años... Los rasgos
reflejaban una eterna
dulzura y calma.
7. Aquella noche la doctora soñó con ese apuesto joven
acercándose a ella y tendiéndole la mano para que lo
acompañara a su mundo mágico...El sueño era tan real
que le pareció sentir la mano del joven cogiendo
fuertemente la suya, pero, de repente...
9. La doctora despertó
aterrorizada. Todo había
sido tan real que aún le
costaba respirar. Como
no podía volver a
dormirse, decidió
descifrar los jeroglíficos
del sarcófago.
10. La maldición decía:
"La persona que ultraje esta tumba será la esclava eterna de su
ocupante".
11. "No puede ser verdad", se decía Agustina para
calmarse, " serán historias para asustar a la gente de aquella
época"... pero Agustina no podía dejar de pensar en lo que
había soñado.
12. Pasó el día trabajando duro para no pensar en su sueño.
13. Cuando llegó la noche y la doctora se preparaba
para irse a dormir, sintió una ráfaga de viento
helado. Se levantó para cerrar la ventana y...
14. ...¡de pie, frente a ella, estaba
la espantosa momia!
La horrible criatura extendía
sus putrefactos brazos tratando
de alcanzarla y cuando Agustina
pensaba que estaba perdida,
sucedió
algo
completamente
inesperado...
15. ... la momia se vio
reflejada en un espejo.
Al principio, no supo
que aquel ser horroroso que
veía era él mismo y
retrocedió asustado pero..
16. ...cuando se dio cuenta de la horrible realidad, tomó la
lámpara de alcohol que iluminaba el lugar y, rompiéndola
contra su pecho, se prendió fuego.
17. Cuando todo acabó, Agustina lloró
desconsolada, porque comprendió
que el único esclavo de aquella
tumba había sido el joven
Faraón, esclavo por siempre de su
amor.