1. EL RELATO EXTRAÑO
Podemos calificar a un relato como "extraño" cuando este nos
da la posibilidad de justificar, con herramientas reales, todos
los acontecimientos irreales que han sucedido a lo largo de la
obra. Son ejemplos claros de relatos extraños: Los sueños, las
historias contadas por dementes o personas bajo efectos de
sustancias que alteran su percepción de la realidad, etc.
Entonces, un relato es extraño cuando, a pesar de los hechos
irreales que en él se suceden, no causa vacilación (o esta se
disipa) por haber una explicación perfectamente lógica para
los mismos.
Todorov introduce el concepto de "fantástico-extraño": Según
él, un relato es fantástico-extraño si la vacilación se disipa al
final, es decir, solo al final del relato se aclaran todas las dudas,
como sería el clásico final "...y todo resulto ser un sueño".
Todorov también menciona el relato "extraño puro": aquel
relato donde, ya desde el comienzo, contamos con la
herramienta real que nos permite enmarcar todos los hechos
irreales dentro de la lógica: "Y comenzó a soñar que...". Otro
ejemplo de relato "extraño puro" es aquel que, si bien puede
explicarse mediante la lógica, son enormes casualidades, o
hechos que muy difícilmente puedan ocurrir; hechos altamente
improbables.