La primavera besaba suavemente la arboleda y el verde nuevo brotaba como una verde humareda. Las nubes pasaban sobre el campo juvenil mientras el poeta veía las hojas temblando con las lluvias frescas de abril. Hoy, a mitad de su vida, el poeta se ha detenido a meditar sobre su juventud sin amor bajo un almendro florido, deseando poder volver a soñar con una juventud nunca vivida.